Demasiados millones
Los campos de f¨²tbol designados para ser sedes del Mundial-82 no re¨²nen las condiciones exigidas por la FIFA. Todos, absolutamente todos, necesitan un lavado de cara, el arreglo de alg¨²n grader¨ªo, la instalaci¨®n de una sala de prensa para albergar tel¨¦fonos y aparatos de t¨¦lex, unas cabinas para radio y televisi¨®n y la instalaci¨®n de pupitres para la prensa.De estas instalaciones, algunas pueden ser incluso desmontables. No se trata de crear palacios de la ¨®pera al aire libre, sino de cubrir las exigencias m¨ªnimas. Al amparo de las obras absolutamente necesarias, los presidentes han visto la oportunidad de aprovechar un buen cr¨¦dito, para beneficiar a sus sociedades.
A la vista de los primeros presupuestos, no hay m¨¢s remedio que palidecer. El se?or N¨²?ez habla de pedir novecientos millones de pesetas, cantidad que, evidentemente, nada tiene que ver con las necesidades del Mundial, sino con su megaloman¨ªa. El Real Madrid se nos descuelga con una solicitud de seiscientos millones. Alguien tendr¨¢ que explicar las razones de las inversiones, una vez justificada la reconversi¨®n de ciertas localidades de pie en asientos. Entre los dos campos sevillanos, al parecer, necesitan 880 millones, lo que hace suponer que tambi¨¦n van a echar la casa por el Guadalquivir.
Habr¨¢ que exigir a los peticionarios algo m¨¢s de seriedad. Una cosa es facilitar lo indispensable y otra conceder cr¨¦ditos para medidas superfluas, cuyo beneficio, en la mayor¨ªa de los casos, va a quedar en sociedades privadas.
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