La madre Teresa

En la informaci¨®n de primera p¨¢gina publicada en su peri¨®dico acerca de la concesi¨®n del Premio Nobel de la Paz a la madre Teresa, hay algo que me desconcierta: ?La elecci¨®n de una monja cat¨®lica caus¨® satisfacci¨®n en el Vaticano, donde se le atribuye al creciente prestigio del papa Juan Pablo II.? Y la afirmaci¨®n me desconcierta, tanto si es verdadera como si es falsa. Personalmente deseo que se trate de una mera suposici¨®n del informador, pero me temo que pueda tener un fundamento real. Y esto es lo que me duele. ?Por qu¨¦ hay que acudir al prestigio de un Papa para ?premiar? a esta mujer creyente que ha dedicado su vida entera a curar a los pobres y a los enfermos? M¨¢s bien habr¨ªa que invertir los t¨¦rminos: somos muchos los que aceptamos esta Iglesia cat¨®lica -?la de? Juan Pablo II, s¨ª- cada d¨ªa con m¨¢s dificultad y dolor, pero lo hacemos, entre otras razones, porque en ella hay personas como la madre Teresa. Su figura es netamente evang¨¦lica y supone un ideal de vida convincente, dif¨ªcil de alcanzar, pero lleno de sentido.Me parece, pues, poco serio -aunque sea real- mezclar ambos hechos o atribuir al uno la raz¨®n del otro. El Vaticano, la prensa y los premios no siempre son serios, y por eso los criticamos buscando una verdad asequible entre tanta mentira acomodaticia.