Nueve procesados por aborto en Madrid
En los procesos de Madrid se hallan implicadas trece personas nueve de las cuales lo est¨¢n por e? sumario 107/76, por motivos tan diferentes como facilitar dinero, dar un tel¨¦fono o practicar abortos clandestinos. ?Trece cabezas de turco?, nos dice una de ellas, ?que nos estamos viendo obligadas a soportar humillaciones y situaciones verdaderamente aberrantes con respecto a la familia, los vecinos y las personas conocidas.? Algunas han tenido que marcharse a vivir a otro sitio, como ha ocurrido con Carmen Caballero y con Iluminada Roncero; las dem¨¢s han pasado momentos verdaderamente desesperantes.Tres a?os por dar un tel¨¦fono
El caso de Carmen Caballero Antoranz es, quiz¨¢, el m¨¢s triste de todos, dadas las circunstancias en que se vio obligada a abortar. Ella era ya madre de dos hijos con un marcado retraso mental, uno de los cuales hab¨ªa fallecido. Al parecer, esta fue la circunstancia que motiv¨® su decisi¨®n, cuando supo que hab¨ªa quedado embarazada por tercera vez. Carmen pidi¨® ayuda a Paca Valero -que entonces era vecina suya- y logr¨® abortar. Desde aquel momento, las situaciones de violencia se han sucedido en su vida, hasta el punto de tener que cambiar de domicilio.
Este estado de angustia se dio tambi¨¦n en el caso de Martina Anti?ano: ?En el momento de mi detenci¨®n, mi hija estaba a punto de casarse. Lo pas¨¦ fatal, por lo que pensar¨ªan de m¨ª los familiares de mi yerno. Y todo por dar un tel¨¦fono.? Martina, conocida por sus clientas como ?la se?ora de Av¨®n?, vend¨ªa productos de dicha casa a Paca Valero, de la que hab¨ªa o¨ªdo comentarios sobre su condici¨®n de abortera. Cuando Margarita Ram¨ªrez le pregunt¨® ?si conoc¨ªa a alguien?, porque su sobrina estaba embarazada, la ?se?ora de Av¨®n? le facilit¨® el tel¨¦fono de Paca Valero.
Las procesadas d¨¦ Madrid tienen en com¨²n con las de Bilbao su procedencia de un estrato social humilde. Todas viven en barrios, perif¨¦ricos, solteras o casadas con camareros, taxistas o conductores de autob¨²s. Pilar Maya Heredia vive en un piso bajo y sombr¨ªo del barrio de Carabanchel, con los padres de su compa?ero, sus hermanos y un hijo de la pareja. La familia aumentar¨¢ en breve por el nuevo embarazo de Pilar. ?Cuando abort¨®?, dice su suegra, ?ella y mi hijo hab¨ªan rega?ado, y pensaba que su familia lo iba a tomar a mal. Ahora no tienen dinero para casarse y alquilar un piso, y nosotros los hemos recogido en mi casa. ?
El precio de la operaci¨®n era de unas 15.000 pesetas. Ninguna pod¨ªa disponer de una suma mayor para irse a Londres y muchas tuvieron que pedir el dinero prestado a amigas o novios. Despu¨¦s, a correr el riesgo que supone ponerse en manos de una persona sin conocimientos, y ante una operaci¨®n realizada con una pera de irrigar y una soluci¨®n de agua y jab¨®n. Una, dos, tres veces incluso se hab¨ªa de repetir este lavado hasta lograr resultados ¨®ptimos. ?Mientras tanto?, nos comenta una de ellas, ?hab¨ªa que sufrir dolores fort¨ªsimos por no tener un m¨¦dico que nos lo hiciera en las debidas condiciones sanitarias. ?
Las situaciones econ¨®micas de las aborteras presentan unas caracter¨ªsticas similares. El caso m¨¢s extremo es el de Francisca Valero, que es madre de nueve hijos, entre ellos un sordomudo. Viven todos, materialmente hacinados, en un piso del Ministerio de la Vivienda, en el barrio de Usera, con apenas cincuenta metros cuadrados y dos dormitorios. Cuando fuimos a visitarla nos recibi¨® una hija de alrededor de diecisiete a?os. ?Mi madre est¨¢ en la c¨¢rcel cumpliendo condena, y yo me encargo de la casa. Lo estamos pasando mal, sobre todo ahora, pues hace unos d¨ªas que se nos muri¨® un hermano con dieciocho a?os. Ella?, refiri¨¦ndose a su madre, ?dec¨ªa que lo hac¨ªa por nosotros, porque no ten¨ªamos dinero, pero yo no quiero que lo vuelva a hacer.?
La deshonra, una eximente
Entre los procesados est¨¢ tambi¨¦n un hombre, acusado de facilitar 7.500 pesetas y la direcci¨®n de la abortera a Mar¨ªa Pilar Garc¨ªa. La pena que el fiscal pide para ¨¦l es la misma que para el resto de las procesadas en el sumario 107/76: tres a?os de arresto, exceptuando el caso de Paca Valero, para la que se piden quince a?os, tres por cada uno de los abortos que se le imputan haber practicado.
Para Eduardo Alarc¨®n Caravantes, abogado penalista, ?la forma en que el C¨®digo Penal recoge el delito de aborto resulta de una hipocres¨ªa s¨®lo comparable a la sociedad que concibi¨® esta ley. En ella no se matiza sobre situaciones l¨ªmite: peligro de muerte de la gestante o previsibles subnormalidades en el feto, y si se admite como eximente el hecho de que ¨¦ste se realice para ocultar la deshonra ?.
En efecto, la ley trata con verdadera dureza a las personas implicadas en el delito de aborto, sobre todo cuando ¨¦ste sea consecuencia de enga?o o intimidaci¨®n, o la abortante quedase ciega, imb¨¦cil o impotente, en cuyos casos la pena podr¨ªa llegar a ser hasta de veinte a?os. Sin embargo, el art¨ªculo 414 del C¨®digo Penal dice textualmente: ?Cuando la mujer produjere su aborto, consintiere que otra persona se lo cause para ocultar su deshonra, incurrir¨¢ en la pena de arresto mayor -seis meses y un d¨ªa a seis a?os-. Igual pena se aplicar¨¢ a los padres que, con el mismo fin y con el consentimiento de la hija, produzcan o cooperen a la realizaci¨®n del aborto de ¨¦sta. Si resultare muerte de la embarazada o lesiones graves, se impondr¨¢ a los padres la pena de prisi¨®n menor.? Esta circunstancia eximente no se aplicar¨¢ a la mujer casada, s¨®lo a solteras o viudas, por considerar la ley que ?resulta poco veros¨ªmil el prop¨®sito de ocultar la deshonra? en situaciones reguladas por el matrimonio.
?Del an¨¢lisis de este apartado?, contin¨²a el abogado penalista, ?se puede deducir que se concede m¨¢s importancia a la moral que a la propia vida de la gestante, en una ley en la que se est¨¢, curiosamente, protegiendo el derecho a la vida de un ser en estad¨® embrionario. ? La pena de prisi¨®n menor -un mes y un d¨ªa a seis meses- de los padres en caso de la muerte de la abortante as¨ª lo atestigua. ?
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