"El Pali", figura "camp" de la canci¨®n andaluza, se lamenta por sevillanas
El pr¨®ximo 15 de diciembre se celebrar¨¢ en Sevilla un homenaje popular al cantaor Francisco Palacios, El Pali, primero de una serie dedicada a figuras camp de la canci¨®n andaluza, como Estrellita Castro y Juanita Reina. Pero El Pali es algo m¨¢s que un cantaor. Es una instituci¨®n en la capital de la Giralda, un trovador obeso que llora por las esquinas la destrucci¨®n de Sevilla, la muerte irreparable de la ciudad tradicional.
?Este homenaje es para m¨ª una alegr¨ªa y una pena: una alegr¨ªa, porque creo que me lo merezco, y una pena, porque muchos de los que yo querr¨ªa que estuviesen conmigo est¨¢n ya en el cielo.? Son las primeras palabras de El Pali en su modesta casa de la calle Tom¨¢s de Ybarra, no lejos de la Casa de la Moneda, donde naciera en 1928, y cuya sola menci¨®n le hace revivir otros tiempos en que Sevilla era Sevilla. Porque Paco Palacios es, sobre todo, un mont¨®n -m¨¢s de 120 kilos- de humanidad y nostalgia.Que llora y llora de a?oranza por la Sevilla de hace veinte o veinticinco a?os (? ?Ay, alameda, / yo ya no voy a verte / porque est¨¢s muerta! ?). La que para muchos era una ciudad de miserias y riadas es para ¨¦l la raz¨®n de su cante, y, casi, de su vida. Cuando recuerda los corrales de vecinos -?con un water para cien personas?-, la solidaridad con los que enfermaban, o, siplemente, ten¨ªan una pena, las tertulias en el patio o la puerta de la calle para chismorrear y combatir el calor..., parece que los ojos van a saltarle desde detr¨¢s de sus gruesas gafas de gran miope.
??Que qu¨¦ siento cuando veo la Casa de la Moneda en el estado en que se encuentra? iOj¨²! Esa ha sido la casa m¨¢s bonita de Sevilla y de Espa?a entera. Me acuerdo cuando pasaban los pregoneros. Sobre las tres de la tarde pasaba el de las arrop¨ªas, luego el de los barquillos de canela, que met¨ªas una perra gorda, le dabas a la barquillera y si te tocaba el dos te daban dos barquillos, y si te tocaba el cinco, pues cinco, pero eso ya era m¨¢s dif¨ªcil. Y el de las aceitunas, el de la sal, el de los melones de la isla o un circo ambulante entero, de esos de h¨²ngaros, o el que gritaba: "Zaleas, pa los ni?os que sea mean".?
Y El Pali sufre lo mismo viendo a su Triana que ha perdido el r¨ªo -all¨ª se pescaban tantos esturiones que lleg¨® a funcionar una f¨¢brica de caviar en Coria-, la ruina de muchos edificios que atestiguaban pasados esplendores, los fandangos del bizco Amate y el Tajaita. Hasta los entierros ten¨ªan su gracia en la Sevilla predesarrollista: ?Hab¨ªa entierros para pobres y luego estaba La Sopera, que iba a recoger a los ahogados y la llevaba un ch¨®fer que ten¨ªa m¨¢s cara de muerto que el muerto. Y en los velatorios, lo pas¨¢bamos tan bien que dec¨ªamos: "Para qu¨¦ nos vamos a ir si aqu¨ª nos re¨ªmos m¨¢s que en ning¨²n sitio". A la vuelta del cementerio nos cit¨¢bamos en alg¨²n bar y, al final, amanec¨ªan los dolientes con una taj¨¢ que no se la merec¨ªan. ?Ni muerto ni san muerto! ?
Hermano de doce cofrad¨ªas
Hermano honorario de doce cofrad¨ªas, Francisco Palacios cree que la gente era entonces mejor que ahora: ?los amigos eran amigos?. ?Hoy, claro, con los pisos nuevos y los porteros electr¨®nicos esos, que es una cosa de locos, se ha perdido la continuidad en la amistad que hab¨ªa antes, cada uno se encierra en su piso y no sabe nada de nadie.? Y a?ade que esos rascacielos que han levantado en Los Remedios estar¨¢n bien para Nueva York o Kansas City, pero no tienen nada que ver con lo que es Sevilla.?La culpa de todo la tienen esos ayuntamientos que ha habido antes que no han querido conservar esas casas antiguas, seguramente por el estraperlo del suelo, y los arquitectos municipales, que han permitido hacer edificios que no pegaban aqu¨ª?, sentencia. Al contrario que su amigo y poeta Jos¨¦ Luis Ortiz Nuevo, hoy concejal delegado de Cultura, ?que tanto est¨¢ haciendo por Sev¨ªlla? y que se inventa un festival de flamenco para sacar fondos y restaurar todos los carteles de la feria, porque el Ayuntamiento no tiene un duro.
Pero no se crea nadie que El Pali entiende de pol¨ªtica. ?Ni la pol¨ªtica tiene nada que ver con el cante ni a m¨ª me gusta la pol¨ªtica. La pol¨ªtica m¨ªa es: me importan los hombres por el color del coraz¨®n, no por el color de la bandera.? Y contin¨²a: ?Yo, lo ¨²nico que le pido a Dios y a mi Virgen del Roc¨ªo es que haya muchas f¨¢bricas, que haya menos paro, y as¨ª se acabar¨ªa la cantidad de drogadictos y de mangantes que hay, que no son mangantes, sino que los hacen porque no tienen trabajo. Esa es mi pol¨ªtica.?
Lo suyo no es la pol¨ªtica, no. Su vida es lamentarse por sevillanas de lo que se ha perdido en esta ciudad; ir de romer¨ªa con Jaime Garc¨ªa A?overos (?T¨² ser¨¢s ministro cuando llegues a Madrid, pero aqu¨ª eres un rociero m¨¢s?), y pasear toneladas de nostalgia por las ¨²ltimas tabernas. Se qued¨® mirando hacia atr¨¢s. Ahora piensa con alegr¨ªa y pena en su homenaje del 15 de diciembre, mientras prepara su nuevo disco que hace el n¨²mero tre¨ªntaytantos. Su t¨ªtulo: Sue?o con mi Sevilla. Naturalmente.
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