El Rayo aprovech¨® las facilidades
Vino el Rayo Vallecano a intentar repetir en Sevilla su victorioso debut liguero contra el Betis. Sac¨® de nuevo cuenta positiva, en esta ocasi¨®n empate, merecidamente. Fue un aviso para el p¨²blico sevillista cuando en los albores del partido un garrafal fallo del meta Paco a punto estuvo de inaugurar el casillero rayista. Ante todo, es preciso indicar que el Rayo Vallecano no practic¨® un gran f¨²tbol; sencillamente, supo aprovechar inteligentemente las ostensibles facilidades que el cuadro de Miguel Mu?oz le otorg¨® durante todo el partido.De salida, el t¨¦cnico sevillista opt¨® por la tripleta Blanco-Juan Carlos-Varela para el centro del campo, situaci¨®n que relegaba a Montero a un ataque tan inoperante como desasistido. Ni Scotta, ni Bertoni, ni el propio Montero recib¨ªan muchos balones en condiciones para conseguir algo positivo de cara al marco de Mora. Con esta t¨®nica se jugaron unos primeros 45 minutos anodinos, de juego mediocre, en los que el equipo madrile?o logr¨® anticiparse las m¨¢s de las veces a las desorganizadas acciones blancas. En el Sevilla, como muestra indicativa de su juego, el m¨¢s destacado fue el joven l¨ªbero Nimo; delante, s¨®lo fugaces detalles de Bertoni inquietaban, muy de tarde en tarde, a la defensa del Rayo, en la que Tanco y Uceda deshicieron el juego sevillista sin grandes problemas. Mora tuvo que emplearse poco durante este primer per¨ªodo.
Tras el descanso, Mu?oz opt¨® por la f¨®rmula t¨¢ctica que tan buenos resultados le diera ante el Bilbao. Sustituy¨® a Varela por Joaqu¨ªn, que ocup¨® el eje del ataque,y pas¨® a Montero al medio campo, con lo que el juego del equipo local adquiri¨®, si no gran brillantez, s¨ª, al menos, una mayor fluidez. El Sevilla, durante los primeros minutos del segundo per¨ªodo, pas¨® a dominar. El Rayo hubo de plegarse en su propio campo, sin olvidar la posibilidad de un contraataque que sorprendiera a la defensa blanca. En el ataque rayista, Morena estuvo bastante apagado, y lo m¨¢s destacado del mismo fue el incesante trabajo de Alvarito. En el centro del campo, Robles fue el m¨¢s destacado. El Sevilla continu¨® presionando con alguna acci¨®n ofensiva brillante por parte de Joaqu¨ªn, pero, en general, sin orden ni concierto.
Daba una pobre impresi¨®n el desangelado juego sevillista, cuando un penalti hecho a Juan Carlos -claro, a nuestro entender- puso en la bota de H¨¦ctor Scotta la posibilidad de inaugurar el marcador. Era un juego est¨¢tico, saques de faltas y c¨®rners, cuando el Sevilla hab¨ªa intentado, merced a los potentes disparos del argentino, conseguir el gol. Y fue precisamente de penalti. De otro modo pareci¨® imposible. Ah¨ª radicaron todos los males de los jugadores de Mu?oz, y el Rayo sac¨® buena cuenta de ello. Con el gol en contra, H¨¦ctor N¨²?ez mand¨® abrir m¨¢s las l¨ªneas en busca de algo positivo, que, como el marcador final demostr¨®, era perfectamente factible. El Sevilla comenz¨® a hacer aguas en la defensa al mostrarse el Rayo m¨¢s incisivo. Diez minutos despu¨¦s, una preciosa jugada de Anero, que Marian finaliz¨® con un certero cabezazo, coloc¨® de nuevo el partido en las ya definitivas tablas.
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