"La clave" del marxismo
En la edici¨®n de EL PAIS del martes d¨ªa 13, el se?or Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Ruiz, desde la ?Tribuna libre? de este diario, se hace eco, al igual que otros, tantos inveterados representantes de la derecha espa?ola, del agitado debate que tuvo lugar en el programa La clave, cuyo tema, ?el marxismo?, ha sido la gozada de cuantos ex¨¦getas tiene el sistema establecido (hoy, la democracia; ayer, la dictadura: el capitalismo siempre).
Dice en su art¨ªculo el se?or Gonz¨¢lez Ruiz que all¨ª, en el programa, hab¨ªa buenos amigos suyos, ?con los que he luchado, codo con codo, por un mundo mejor y m¨¢s libre?. Y cita a Garaudy, a Tierno, a Carrillo (?). Lo cierto es que nuestro interlocutor acaba identific¨¢ndose, sin tapujos, con el ?joven-viejo-fil¨®sofo? B. H. L¨¦vy, a¨²n no recuperado del fracaso de su 68 parisino -esa revoluci¨®n de los hijos de pap¨¢, como la definiera Althusser-, y lo compadece porque ?nadie?, dice el se?or Gonz¨¢lez Ruiz, ?le acept¨® su denuncia ni le respondi¨® satisfactoriamente a sus angustiosas preguntas?. ?Qu¨¦ rostro, se?or Gonz¨¢lez! ?Podr¨ªa usted indicarnos en cu¨¢ntas ocasiones los se?ores Tierno, Carrillo, Obiols y Osorio interrumpieron al ?nov¨ªsimo? fil¨®sofo franc¨¦s en sus intervenciones (las suyas y las que se apropiaba graciosamente, quiz¨¢ con criterios de su ?nueva? filosof¨ªa, para mayor crispaci¨®n del paciente se?or BaIb¨ªn)?
Y no es que las intervenciones de los seflores Obiols y Garaudy fueran, en cuanto al contenido, m¨¢s coherentes que las del inefable L¨¦vy; pero, en lo que respecta a la sustancialidad de la ?nueva filosof¨ªa? de este ¨²ltimo, cabe decir que su incongruencia no es menor que la de su visi¨®n y an¨¢lisis de la historia, cuando llega a decir que el Partido Comunista alem¨¢n fue el responsable del fen¨®meno nazi. Evidentemente, aqu¨ª L¨¦vy ha profundizado a Solzhenitsin.
Con raz¨®n ha escrito Castilla del Pino que la racionalidad no es algo que nos venga ya dado, gratuitamente, por el mero hecho de nacer, por pertenecer al g¨¦nero humano: la racionalidad se adquiere. Lament¨¦monos, pues, de que a finales del siglo XX el ejercicio de la racionalidad no sea patrimonio del com¨²n de los mortales, ni siquiera de los ?nuevos fil¨®sofos?.
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