Reforma sanitaria y tecnol¨®gica
Jefe de Servicio de Neurofisiolog¨ªa Cl¨ªnicaJ. GALVAN RUIZ
Director de la ETS de Ing. de Telecomunicaci¨®n
Como producto del cambio acelerado de nuestra sociedad, atravesamos una etapa en la que las palabras fluyen y desaparecen con vertiginosa rapidez. Soluciones t¨¦cnicas a problemas concretos de la colectividad son, a veces, tildados peyorativamente de tecnocr¨¢ticos. Sin embargo, detr¨¢s de cada soluci¨®n a un problema pol¨ªtico existe una puesta en pr¨¢ctica que implica el uso de herramientas t¨¦cnicas que hace falta instrumentar, de acuerdo con los criterios pol¨ªticos aceptados y en estrecha interrelaci¨®n con ellos. La actualidad de estas herramientas t¨¦cnicas se pone de manifiesto de forma espectacular en la concesi¨®n de los premios Nobel de Medicina y Biolog¨ªa del presente a?o a dos t¨¦cnicos, y por desarrollos puramente tecnol¨®gicos.
Uno de los problemas que est¨¢n sobre la mesa de nuestra colectividad es el de la racionalizaci¨®n y control de la estructura sanitaria. Vamos a intentar demostrar que una soluci¨®n aparentemente de tipo tecnocr¨¢tico a este problema conlleva aspectos pol¨ªticos de indudable inter¨¦s, que en su momento habr¨ªan de ser considerados por quien corresponda para disponer de una visi¨®n suficientemente clara del problema.
La irrupci¨®n de la tecnolog¨ªa y, en particular, de la electr¨®nica en la medicina hospitalaria constituye el fen¨®meno m¨¢s espectacular de los registrados en la evoluci¨®n de la medicina en general durante los ¨²ltimos a?os. Nuevos m¨¦todos de diagn¨®stico, vigilancia y terapia han sido puestos a disposici¨®n del m¨¦dico. Esta irrupci¨®n de la tecnolog¨ªa incide de dos formas diferentes en el ¨¢mbito de la medicina. Por un lado, lanza al mercado determinado aparataje de utilizaci¨®n inmediata en el uso m¨¦dico general, y por otro, aporta una terminolog¨ªa y un lenguaje especializado que se a?ade al lenguaje m¨¦dico heur¨ªstico, tradicional. Este ¨²ltimo hecho, unido a determinadas exigencias cient¨ªficas y sociales, es lo que determina la aparici¨®n de nuevas especialidades m¨¦dicas, basadas fundamentalmente en aportes tecnol¨®gicos.
El nuevo lenguaje delimita el campo del especialista en sus relaciones con otros colegas o con sus pacientes, contribuyendo a la creaci¨®n de verdaderas ¨¦lites que monopolizan la m¨¢quina, sus m¨¦todos de aplicaci¨®n y el sistema de comunicar todo lo relacionado con ella. Se llega as¨ª a un proceso de mitificaci¨®n de la t¨¦cnica, que produce unos dividendos contantes y sonantes para los que la aplican, fen¨®meno que se ve agravado por el hecho de que entran a formar parte de esta ¨¦lite utilizadores de la t¨¦cnica no especialistas. De esta forma se da lugar a un proceso de estancamiento en el desarrollo cient¨ªfico-t¨¦cnico (con su consecuencia natural: la iatrogenia), al no hacer uso de la herramienta teenol¨®gica dentro del marco adecuado.
La sociedad de consumo tambi¨¦n afecta a la tecnolog¨ªa m¨¦dica, ,de forma que sus ciclos de obsolescencia son cada vez m¨¢s cortos, plante¨¢ndosele al especialista la situaci¨®n de renovar constantemente su instrumentaci¨®n. Si aqu¨¦l pretende mantener su status profesional habr¨¢ de estar al d¨ªa en su equipamiento, aunque ni econ¨®mica ni socialmente la renovaci¨®n est¨¦ justificada. Naturalmente, este fen¨®meno se encuentra tremendamente reforzado en econom¨ªas como la de nuestro pa¨ªs, caracterizadas, en lo que a la. electiomedicina se refiere, por una dependencia exterior abrumadora en cuanto a adquisici¨®n de equipos, y por una planificaci¨®n t¨¦cnica muy deficiente del que constituye pr¨¢cticamente el monopolio de demanda, l¨¦ase Seguridad Social, con formas burocr¨¢ticas ancladas en el tiempo. As¨ª se da el caso ins¨®lito de que nuestro pa¨ªs dispone, por ejemplo, de m¨¢s tom¨®grafos de rayos X con ordenador (m¨¢quina (te indudable inter¨¦s, pero de un coste elevad¨ªsimo), que en paises con un mayor desarrollo tecnol¨®gico industrial y, en definitiva, econ¨®mico. Las empresas multinacionales, pues, juegan el papel que se tienen asignado.
Al entrar en conflicto esta situaci¨®n de consumo con la del especialista aferrado a su lengualje, y ponerse en juego su capacidad profesional, se da lugar a situacio nes de muchos conocidas, tales como almacenamiento de ¨¦quipos costosos, sin desembalar durante a?os; utilizaci¨®n restringida de instrumentos complejos, sin obtener de ellos todo su potencial, malos usos por desconocimiento t¨¦cnico, etc¨¦tera. T¨¦ngase en cuenta que al hablar de rendimiento econ¨®mico de una instalaci¨®n hospitalaria no se ha de considerar este concepto en un estricto sentido contable. Lo que debe contar, por encima de todo, es la idea de salud, lo cual no es obst¨¢culo para poder evaluar rendim¨ªentos en t¨¦rminos cuantificables. Lo que resulta evidente, en cualquier caso, es que los problemas planteados en relaci¨®n con la tecnificaci¨®n de la medicina no contribuyen por s¨ª mismos a fomentar el concepto de salud del individuo, aparte de suponer, normalmente, un enorme dispendio para el pa¨ªs.
El problema consiste, pues, en c¨®mo romper el c¨ªrculo tecnolog¨ªa - creaci¨®n de ¨¦lites - nueva tecnolog¨ªa. Es evidente la necesidad de una aproximaci¨®n desde perspectivas sanitarias, as¨ª como tecnol¨®gicas. Es aqui, desde este segundo campo, donde entra una soluci¨®n aparentemente: tecnocr¨¢tica. La inserci¨®n dentro, de la estructura hospitalaria de ingenieros o t¨¦cnicos cualificados en el ¨¢rea de la instrumentaci¨®n m¨¦dica puede contribuir a romper esta situaci¨®n. En efecto, la utilizaci¨®n apropiada del lenguaje derivado del uso de la tecnolog¨ªa contribuye, a la larga, a desmitificarla, con lo cual su adquisici¨®n y uso se puede realizar de una forma m¨¢s adaptada a la realidad. Las funciones de estos ingenieros hospitalarios podr¨ªan ser m¨²ltiples en ¨¢reas tales como: mantenimiento, asesoramiento t¨¦cnico de compras, entrenamiento del personal m¨¦dico y param¨¦dico, control deseguridad del equipa miento, realizaci¨®n de prototipos de investigaci¨®n o, en general, de uso cl¨ªnico de ¨¦ste. Sin embargo, no basta con que se inserten ingenieros en el hospital. Para lograr los fines propuestos se habr¨ªan de crear servicios de ingenier¨ªa aut¨®nomos, no dependientes de los distintos servicios del hospital, sino con entidad propia. La experiencia, tanto fuera como dentro de nuestro pa¨ªs, del ingeniero incluido en un determinado servicio m¨¦dico o en un mero equipo de mantenimiento, es muy mala, ya que se suele convertir en un profesional de segunda clase dentro del hospital, dependiente en su actividad del particular enfoque del jefe de servicio o de una labor ejecutivo-electricista. Se ha demostrado, en t¨¦rminos estrictamente econ¨®micos, aqu¨ª y fuera de aqu¨ª, que estos servicios de ingenier¨ªa son rentables ya a muy corto plazo. La generaci¨®n de este tipo de profesionales debe crear, a corto plazo, una demanda doble de nuestro sistema educativo. En primer lugar, es deseable disponer de ingenieros que, sin dejar de serlo en un sentido tradicional, tengan una formaci¨®n espec¨ªfica que les ayude a comprender los problemas m¨¦dicos, asimilando el lenguaje b¨¢sico. Desde el punto de vista educativo parece adecuado que esta formaci¨®n sea impartida a nivel de pregraduado durante los ¨²ltimos cursos de la carrera, en forma incluso de especialidad en aquellos ingenieros con una amplia formaci¨®n electr¨®nica, por ser ¨¦sta la disciplina que mayores aplicaciones presenta en la medicina actualmente. Este planteamiento no excluye la realizaci¨®n de cursos espec¨ªficos dentro de hospitales o de facultades de Medicina. Por otra parte, y como contrapartida, resulta hoy impensable que ciertas especialidades m¨¦dicas no consideren actualmente el impartir un m¨ªnimo de ense?anzas de este tipo t¨¦cnico, que faciliten el intercambio de informaci¨®n entre el especialista m¨¦dico y el ingeniero. Desde nuestro punto de vista, la misi¨®n del m¨¦dico es esencialmente cuidar de la salud, disponiendo del conocimiento y el soporte t¨¦cnico adecuado, pero sin necesidad de que ¨¦l mismo se convierta en un t¨¦cnico, desenfocando su misi¨®n primordial. Dentro del marco desfavorable de la econom¨ªa de nuestro pa¨ªs se est¨¢ planteando una reforma sanitaria que pretende cubrir las necesidades en este aspecto social tan importante.
Ante la inminencia de esta reforma, nuestra aportaci¨®n pretende incidir sobre la racionalizaci¨®n del gasto, habida cuenta de que una parte sustancial de aqu¨¦l se realiza en tecnolog¨ªa m¨¦dico-hospitalaria, y que aun cuando ha aparecido una ley de Especialidades m¨¦dicas, que trata de adecuar la capacitaci¨®n de los profesionales de la medicina a la nueva situaci¨®n, se olvida el car¨¢cter interdisciplinario de la sanidad, dejando de lado la concurrencia de otros profesionales. Las posibles soluciones para dicha racionalizaci¨®n pasan por adecuar el hecho formativo a la funci¨®n y la atribuci¨®n de responsabilidades al profesional adecuado. Es decir, a nivel pr¨¢ctico, se impondr¨ªa, seg¨²n lo expuesto hasta aqu¨ª, por un lado, la creaci¨®n de curricula adecuados, tanto para la formaci¨®n de especialistas m¨¦dicos como para la de ingenieros biom¨¦dicos, reconociendo el hecho interdisciplinario, y por otro, la concreci¨®n en el organigrama hospitalario de servicios, que, con pleno conocimiento de causa, permitan llevar a cabo, sin dogmatismos de profanos, las nuevas funciones que aparecen como necesidades dentro de la compleja estructura de un hospital.
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