Cuatro angustiados

El calendario liguero nos ha deparado una jornada atosigante. A primera hora de la tarde, en el Manzanares, dos tarribaleantes, pero grandes, clubs buscar¨¢n su recomposici¨®n. El ministro de Cultura, a las ocho, nos ha puesto por la tele el Sp¨®rting-Madrid, acontecimiento, como se sabe, declarado de inter¨¦s nacional. Por la noche, a cambio del teatrillo televisivo, nos hubiera venido mejor una pel¨ªcula ad hoc, o sea ?Once pares de botas?. Es lo que nos faltaba para que el esp¨ªritu nacional pudiera quedar totalrriente reconfortado.En el Manzanares, atl¨¦ticos y barcelonistas, dos equipos en baja, intentar¨¢n la haza?a de ganar su primer partido en casa, o su primer encuentro fuera. En el palco, dos presidentes angustiados por la marcha de sus clubs. A N¨²?ez ya le ronda la idea de cesar a Rif¨¦; a Calder¨®n ya ha habido quien le ha insinuado el cese de Luis. La tradici¨®n del Barga es botar al entrenador en cuanto las cosas no funcionan medianamente bien. La del Atl¨¦tico es bastante similar, pero lo m¨¢s probable es que caiga antes Rif¨¦ que Luis.

Calde r¨®n ya le dio el cese a Ayala, por motivos m¨¢s que justificados; ahora no puede relevar a Luis. Un m¨ªnimo sentido com¨²n aconseja al presidente atl¨¦tico mantener la calma. Otro entrenador supondr¨ªa un gasto innecesario. Con otro preparador, si el equipo no funcionara bien, el siguiente paso tendr¨ªa que ser, forzosamente, la dimisi¨®n de lajunta directiva. Ya no habr¨ªa otra salida. Y lo peor que podr¨ªa suceder es no dar sensaci¨®n de serenidad. Es lo que le falta al Atl¨¦tico para iniciar su recuperaci¨®n.