El alcalde de Zaragoza y la prensa
He visto en EL PAIS del 22 de noviembre que, por segunda vez, vuelve a aparecer en su peri¨®dico la afirmaci¨®n de que, como alcalde de Zaragoza, he prohibido a los funcionarios dar cualquier informaci¨®n a la prensa. Cuando esta noticia fue publicada en numerosos peri¨®dicos espa?oles, cre¨ª necesario explicar en una nota la verdadera naturaleza de mi actitud, pero, aunque fue ampliamente difundida desde el Ayuntamiento de Zaragoza, no tuvo la fortuna de resultar publicada en EL PAIS. De ah¨ª que de nuevo, el pasado d¨ªa 22, un lector de su peri¨®dico pueda dar por buena la noticia de la prohibici¨®n y desarrolle una teor¨ªa sobre la informaci¨®n en la que estoy absolutamente de acuerdo. Mi ¨²nica discrepancia con el firmante de la carta publicada es, naturalmente, el punto de partida: el alcalde de Zaragoza no prohibe a los funcionarios que den informaci¨®n a la prensa. Lo que ha prohibido es que nadie pueda emitir informaci¨®n u opiniones personales de tal manera que las haga aparecer como oficiales del Ayuntamiento o de cualquiera de sus cuerpos y servicios.Quiz¨¢ convenga relatar brevemente la historia. En d¨ªas pasados, y con motivo de la apertura de expedientes a cierto n¨²mero de funcionarios municipales en un tema de disciplina interna, apareci¨® en un diario zaragozano un escrito que se presentaba como nota oficial de la Polic¨ªa Municipal de Zaragoza, cuerpo al que pertenecen los funcionarios expedientados, y en la que se hac¨ªa una descripci¨®n de los hechos subjetiva y unilateral. Hechas las averiguaciones pertinentes, pudo saberse que aquella nota en modo alguno era atribuible a la Polic¨ªa Municipal como tal, sino a uno de sus miembros, precisamente uno de los expedientados. Se entender¨¢ que el alcalde de Zaragoza no puede admitir hechos como el citado, y que haya prohibido que ning¨²n funcionario se atribuya la representaci¨®n de todo un cuerpo y menos todav¨ªa de todo un Ayuntamiento.
En la posterior nota aclaratoria, que no difundieron las agencias, afirm¨¦ que ?de ninguna forma se prohibe que cualquier funcionario pueda hacer declaraciones libremente siempre que sean hechas a t¨ªtulo personal, sin implicar para nada a la Corporaci¨®n o a cualquiera de sus cuerpos y servicios municipales?. Esta es la pr¨¢ctica real en el Ayuntamiento de Zaragoza, que, por lo dem¨¢s, creo que est¨¢ demostrando una profunda fe en la libertad de informaci¨®n. Sabemos que la informaci¨®n, lo mismo que el presupuesto, no es un patrimonio privado, sino com¨²n a todos los ciudadanos. Para saberlo no har¨ªa falta ser socialista; basta con ser dem¨®crata.
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