Organizac¨ª¨®n territorial y distribuc¨ª¨®n de efect¨ªvos de la polic¨ªa
y otros veinte miembros de la Uni¨®n Sindical de Polic¨ªas (USP)La orden del Ministerio del Interior de 17 de octubre de 1979, por la que se modifica la organizaci¨®n territorial y distribuci¨®n de efectivos de la Polic¨ªa, desarrollada por disposiciones de la Direcci¨®n de la Seguridad del Estado, de fecha 25 de octubre, est¨¢ a punto de materializarse con las consiguientes repercusiones.
El creciente malestar generalizado que dicha orden ha originado en los funcionarios del Cuerpo Superior de Polic¨ªa que se ver¨¢n directamente afectados, al igual que los integrantes de la Polic¨ªa Nacional y de la Guardia Civil, y la necesidad de contribuir con la cr¨ªtica positiva a la existencia de una pol¨ªtica policial ser¨ªa y coherente y no de ?parcheo?, encaminada a la soluci¨®n de los problemas de la seguridad ciudadana, principio de discordia de los ciudadanos, en general, y de la clase pol¨ªtica, en particular, nos obliga a unos comentarios y consideraciones de forma inaplazable.
La creaci¨®n de comisar¨ªas de Polic¨ªa (unidad policial b¨¢sica integrada por miembros del CSP y de la PN) en las poblaciones con m¨¢s de 20.000 habitantes, bas¨¢ndose en un mero ¨ªndice num¨¦rico, sin atender a consideraciones de conflictividad y criminalidad, y, con ello, sin tener en cuenta el criterio de excepcionalidad previsto en la propia ley de Polic¨ªa, medida que fue adoptada durante la titularidad de Mart¨ªn Villa al frente del Ministerio y que fue considerada como un error may¨²sculo por ciertos sectores de la Polic¨ªa, viene a ser corregida y aumentada por su sucesor al frente del Ministerio. Una vez m¨¢s, la falta de previsi¨®n, planificaci¨®n y objetivos se evidencian de forma clara y patente.
Vacantes donde sobran funcionarios
?C¨®mo entender si no que el 28 de julio pasado se incorporen a sus nuevos destinos cerca de trescientos inspectores de Polic¨ªa en poblaciones en las que ahora -25 de octubre-, apenas transcurridos tres meses, no s¨®lo no faltan inspectores, sino que exceden: verbigracia, Alcorc¨®n, Tarrasa, L¨¦rida, Jerez de la Frontera, etc¨¦tera, e incluso en algunos casos no s¨®lo sobran todos aquellos funcionarios que se hab¨ªan incorporado, sino tambi¨¦n funcionarios que ya estaban all¨ª destinados: verbigracia, Sabadell, Gand¨ªa, Seo de Urgel; si, como es l¨®gico pensar, en el mes de junio estaba ya en marcha el estudio de la reestructuraci¨®n de plantillas, ?por qu¨¦ se convocan vacantes donde deber¨ªa de saberse que no s¨®lo no faltan funcionarios, sino que sobran? ?Es que acaso los planteamientos del Ministerio var¨ªan de un mes para otro?
Adem¨¢s, el Ministerio vuelve a cometer errores de bulto al asignar y distribuir los efectivos a las distintas poblaciones. ?C¨®mo comprender si no que Legan¨¦s sea equiparado en dotaci¨®n de elementos humanos a Lugo, o que Alcorc¨®n lo sea con Avila o Soria? ?Es que acaso son los mismos los ¨ªndices de criminalidad y conflictividad y la peligrosidad de los delincuentes en esas ciudades?
Tambi¨¦n hay que considerar aqu¨ª que al haberse hecho una convocatoria de vacantes hace apenas tres meses, los que han obtenido plaza en ese concurso ahora se ven privados de solicitar un nuevo destino, estafando as¨ª sus expectativas de destino, ya que muchos de ellos no hubiesen pedido de haber sabido que tres meses despu¨¦s se iban a producir vacantes en ciudades y poblaciones en las que desde hace a?os no se produce vacante alguna.
Por otra parte, la situaci¨®n en que quedan 96 comisar¨ªas (36,5%) de toda Espa?a es verdaderamente lamentable, ya que al quedar cub,iertas ¨²nicamente por cinco funcionarios del CSP y que, descontando al comisario jefe y al subcomisario segundo jefe, quedan tres inspectores como personas efectivas, se ver¨¢n abocados a ocuparse de tareas meramente burocr¨¢ticas, dejando a un lado la informaci¨®n y la investigaci¨®n y persecuci¨®n de los delitos. Con esto lo que ha conseguido el se?or ministro del Interior es crear cerca de quinientos bur¨®cratas, cuando, dicen que uno de los objetivos primordiales del Ministerio es sac¨¢r a los funcionarios de Polic¨ªa a la calle a realizar tareas exclusivamente policiales.
Tenemos tambi¨¦n el ejemplo de seis comisar¨ªas (Puertollano, Manresa, Prat de Llobregat, Ponferrada, Gand¨ªa y Seo de Urgel) donde las plantillas han sido reducidas dr¨¢sticamente al 50%, e incluso al 60% de sus efectivos anteriores, lo cual nos lleva a preguntamos si es que anteriormente el n¨²mero de hombres era manifiestamente excesivo o es ahora cuando el n¨²mero es manifiestamente insuficiente.
Los millones de los traslados
Hemos de referimos a que este af¨¢n del Ministerio del Interior de que sus funcionarios hagan turismo (turismo forzoso muchas veces), con el incesante ir y venir de un lado para otro, acarrea unos gastos muy elevados que, en lo que se refiere s¨®lo al CSP, hemos calculado alcanza la cifra de cien millones, solamente considerando agregadur¨ªas y traslados (dietas, viajes y transportes de muebles). Y este derroche contrasta con la actitud del Ministerio por lo que respecta a cualquier tipo de aumento de sueldo y abono de incompatibilidades.
Tambi¨¦n hay que considerar el problema moral y personal y el grave trastorno econ¨®mico que les causa a muchos funcionarios que, tras a?os de esperar en ciudades y poblaciones en las que se sent¨ªan desarraigados y a disg¨²sto han podido acercarse, cuando se crearon estas comisar¨ªas, a su tierra natal o a zonas menos conflictivas, y que ahora son forzados a abandonarlas. Porque no nos enga?emos, existe pr¨¢cticamente el mismo n¨²mero de vacantes de subcomisarios (103) y de inspectores (678) que de excedentes num¨¦ricos (113 y 644, respectivamente), y considerando que la convocatoria es abierta, muchos de los excedentes no podr¨¢n conseguir plaza donde desean y tendr¨¢n que ir a un destino de car¨¢cter forzoso, y que de alguna forma habr¨¢ que resarcirles.
Por ¨²ltimo, s¨®lo nos queda se?alar que la soluci¨®n a los problemas de la seguridad ciudadana pasa por una reforma seria de los cuerpos de seguridad del Estado acorde a los tiempos modernos que vivimos, haciendo caso omiso de rivilegios y elitismos y poniendo la meta final de este proceso readaptador a las nuevas circunstancias en la necesaria unificaci¨®n de la Polic¨ªa.
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