Abandono arqueol¨®gico
Espa?a posee en su subsuelo una riqueza arqueol¨®gica incomparable. Las civilizaciones que tuvieron relaci¨®n con nuestra pen¨ªnsula dejaron en ella un gran legado cultural que nos corresponde interpretar.Queremos denunciar la deplorable situaci¨®n en que se encuentran los yacimientos arqueol¨®gicos espa?oles. Tradicionalmente, la Administraci¨®n ha prestado un m¨ªnimo inter¨¦s a este tema, que se traduce, por una parte, en la falta de subvenciones, punto del que en estas l¨ªneas no nos ocuparemos, y por otra, en la total carencia de protecci¨®n de los ya mencionados yacimientos, incluso estando registrados, y en la no aplicaci¨®n de la legislaci¨®n vigente a saqueadores, quienes impunemente se dedican al expolio de los objetos a su parecer m¨¢s valiosos, lo que conlleva la destrucci¨®n del contexto en que se hallan, desapareciendo, por tanto, toda posibilidad de interpretaci¨®n cient¨ªfica de los yacimientos.
Es usual ver en las zonas marcadas como grandes yacimientos a grupos de personas trabajando afanosamente en la pr¨¢ctica de ?madrigueras? conducentes a extraer material arqueol¨®gico. Como ejemplo, cabe citar el espect¨¢culo, no por conocido menos ins¨®lito, que se nos ofreci¨® recientemente: en una loma, a pleno sol, y a escasos metros del guarda contratado por el Estado para la vigilancia de uno de nuestros m¨¢s importantes y extensos yacimientos, tres hombres provistos de detector de metales y toda clase de herramientas de excavaci¨®n, se dedicaban a ?sacar a la luz? una gran necr¨®polis visigoda, por el sencillo procedimiento de ir cavando y retirando las piedras; la tierra era cribada por si conten¨ªa metal, y las losas, fustes de columna y otros elementos arquitect¨®nicos aparec¨ªan desordenadamente esparcidos por toda la superficie a la vista.
Insistimos en que este tipo de acciones suponen barrer el pasado (destrucci¨®n de estratigraf¨ªas, secuencias culturales, temporales, etc¨¦tera). La p¨¦rdida es irreversible. El subsuelo pertenece al Estado: se est¨¢, pues, cometiendo un delito. As¨ª, pues, pedimos: una mayor protecci¨®n de los yacimientos, tanto por el Estado como por el propio ciudadano; penalizaci¨®n de este tipo de delito; toma de conciencia de las personas, y el respeto que esto supone. Hay que tener en cuenta que ¨¦ste patrimonio no s¨®lo nos pertenece a nosotros,sino a las generaciones venideras, por lo que tenernos el deber de trabajarlo, conservarlo y transmitirlo.
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