Dos estudiantes, muertos a tiros por la polic¨ªa tras las manifestaciones de ayer
Dos j¨®venes estudiantes, Emilio Mart¨ªnez Men¨¦ndez, de veinte a?os, y Jos¨¦ Luis Monta?¨¦s Gil, de veintitr¨¦s a?os, resultaron muertos anoche en Madrid por disparos de la Polic¨ªa, al t¨¦rmino de la manifestaci¨®n que hab¨ªan convocado algunas centrales sindicales contra el Estatuto de los Trabajadores. Seg¨²n relato de un testigo presencial, ratificado por el Gobierno Civil, los disparos que causaron la muerte de los dos estudiantes fueron hechos por miembros de la dotaci¨®n de un jeep de la Polic¨ªa Nacional al que un grupo de j¨®venes ajenos a la manifestaci¨®n de los sindicatos hab¨ªa acorralado en la ronda de Valencia, a la altura del n¨²mero 6, y al que atacaron con piedras y otros objetos contundentes. Los organizadores de la manifestaci¨®n disolvieron ¨¦sta al conocerse los primeros incidentes.
Seg¨²n un testigo presencial, que vive en el mismo edificio frente al cual cayeron heridos los dos j¨®venes y que prefiere guardar el anonimato, si bien tanto su nombre completo, edad, profesi¨®n domicilio, n¨²mero del DNI, compa?¨ªa en la que trabaja etc¨¦tera, obran en poder de EL PAIS y todos ellos fueron confirmados, los hechos se sucedieron m¨¢s o menos as¨ª:?Eran alrededor de las nueve de la noche. Yo estaba en mi balc¨®n. En ese momento la plaza de Embajadores y sus alrededores estaban llenos de manifestantes que escuchaban a los oradores. Desde la calle del General Primo de Rivera, es decir, en direcci¨®n opuesta a la manifestaci¨®n, empezaron a llegar grupos de j¨®venes y tambi¨¦n desde las calles adyacentes, que intentaban avanzar hacia la glorieta de Embajadores. Frente a mi domicilio estaban aparcados varios jeeps de la polic¨ªa y furgonetas de estas nuevas, de las de color crema.?
?Los recuerdos que tengo, pues todo fue muy r¨¢pido, son los siguientes: los j¨®venes empezaron a empujar coches hacia el centro de la calzada, al tiempo que empezaron a gritar y a insultar a la polic¨ªa. A medida que fue creciendo el grupo -calculo que al final eran varios centenares-, tras los insultos empezaron las primeras agresiones por parte de los j¨®venes a la polic¨ªa con piedras y objetos parecidos. La lluvia de piedras y las carreras fueron inmediatamente repelidas por la polic¨ªa, que empez¨® a lanzar botes de humo. En un momento determinado la calle se llen¨® de humo, lo que hac¨ªa que la visibilidad fuese peor. Sin embargo, pude ver perfectamente, justo debajo de mi balc¨®n, a un nutrido grupo de j¨®venes, situados a la puerta del mes¨®n La Coru?a y el bar Stop, entre los n¨²meros 6 y 8 de la ronda, que ten¨ªan una actitud extremadamente violenta. Estaban acorralando a un grupo de polic¨ªas, aunque puedo calcular, con la inexactitud propia de la rapidez, que la distancia entre el grupo y la polic¨ªa era por lo menos de quince metros. ?
Los j¨®venes muertos no hab¨ªan formado parte de la manifestaci¨®n contra el Estatuto de los Trabajadores
?Recuerdo que antes de sonar los disparos vi c¨®mo Ram¨®n Tamames y un grupo de tres o cuatro personas m¨¢s esgrim¨ªan pa?uelos blancos, intentando hablar con la polic¨ªa. Lograron acercarse, protegi¨¦ndose de las piedras de los botes de humo y las balas de goma, y hablar con un peque?o grupo de polic¨ªas.?Quince disparos
?Poco despu¨¦s, debo decir que aunque la polic¨ªa se defend¨ªa y disparaba, un numeroso grupo de j¨®venes hab¨ªa acorralado a otro grupo m¨¢s peque?o de polic¨ªas. Insisto en que la distancia era de quince metros. En ese momento empezaron a sonar disparos, tiro a tiro. Calcul¨¦ hasta quince. Despu¨¦s vi perfectamente c¨®mo ca¨ªa un joven vestido con un anorak azul. Ten¨ªa una herida en la garganta y sangraba mucho. Fue retirado inmediatamente por sus compa?eros. ?
?Al producirse los disparos llegaron inmediatamente refuerzos de polic¨ªa y se llen¨® la calle de manifestantes. Entonces, durante muchos minutos se produjeron carreras, nuevos botes de humo y pelotas de goma. ?
? Minutos despu¨¦s, unos j¨®venes pintaron con una tiza blanca un cuadrado, dentro del cual estaba la mancha de sangre que hab¨ªa dejado el joven herido. Pidieron a los vecinos flores. Yo mismo les tir¨¦ algunas plantas. Luego sigui¨® la confusi¨®n.?
Juan Jos¨¦ Ros¨®n confirm¨® a EL PAIS parte de esta versi¨®n. Seg¨²n el gobernador, un jeep peque?o, con cinco polic¨ªas, fue acorralado por ungrupo de j¨®venes. El se?or Ros¨®n confirm¨® tambi¨¦n que las balas que causaron la muerte de los j¨®venes partieron de ese grupo de polic¨ªas, los cuales resultaron heridos y fueron atendidos en una casa de socorro pr¨®xima.
El cabo y los cuatro polic¨ªas del jeep estaban sometidos a interrogatorio esta madrugada en la sede de la Brigada Criminal. Como es habitual en estos casos, los polic¨ªas ser¨¢n suspendidos de empleo y sueldo, mientras la autoridad judicial examina la causa. No fueron dados a conocer los nombresde lo polic¨ªas. Se sabe que el jeep pertenece a la comisar¨ªa de Mediod¨ªa. El juez que instruy¨® el caso, Jos¨¦ Cle mente, tambi¨¦n confirm¨® que la bala era de la polic¨ªa, y sus caracter¨ªsticas eran del nueve mil¨ªmetros. Anoche no fue posible localizar a Ram¨®n Tamames, posible testigo presencial de los hechos.
El gobernador civil asegur¨®que los grupos de j¨®venes no ten¨ªan nada que ver con la manifestaci¨®n, que se desarroll¨® pac¨ªficamente. A Emilio Mart¨ªnez Men¨¦ndez se le encontr¨® un carn¨¦ de la facultad de Ciencias Econ¨®micas del pasado curso. El otro joven, ca¨ªdo -cinco metros al lado del anterior, no llevaba -ning¨²n tipo de documentaci¨®n.
Macuto con 70.000 pesetas
Seg¨²n fuentes policiales, uno de los dosj¨®venes muertos portaba un macuto, en cuyo interior hab¨ªa la cantidad de 70.000 pesetas. La polic¨ªa investigaba esta madrugada la procedencia de dicho dinero.
Los dos j¨®venes fueron trasladados, en taxis por separado, a la residencia sanitaria provincial Francisao Franco, Ambos fueron atendidos por el doctor Rodr¨ªguez Alvarez, que cubr¨ªa el servicio de urgencias anoche. Seg¨²n inform¨® el mismo a los periodistas, Jos¨¦ Luis Monta?¨¦s Gil fue ingresado con un disparo de bala en el cuello, con orificio de entrada en la derecha y de salida en la izquierda, y ya era cad¨¢ver cuando lleg¨® al centro. Emilio Mart¨ªnez Men¨¦ndez presentaba herida de bala en el hemit¨®rax derecho, con trayectoria oblicua descendente; interesaba el coraz¨®n y el diafragma, y estaba alojada en el bazo. Ingres¨® con vida, pero falleci¨® sobre la mesa de operaciones nada m¨¢s comenzar la intervenci¨®n.
Ambos cad¨¢veres quedaron en una estancia pr¨®xima a los quir¨®fanos, a la espera de ser identificados. Los padres y una hermana de Emilio Mart¨ªnez Men¨¦ndez, avisados, por la polic¨ªa, se presentaron en el centro sanitario poco despu¨¦s de las doce de la noche. S¨®lo el padre, un hombre bajo y grueso, entr¨® a identificarle. Se dio la circunstancia de que los empleados y m¨¦dicos de la Ciudad Sanitaria sufrieron una equivocaci¨®n y le mostraron en primer lugar el cad¨¢ver del muchacho que hab¨ªa sido ingresado sin documentaci¨®n; despu¨¦s le fue mostrado el de su hijo, una vez que ¨¦l se?al¨® la confusi¨®n. A la salida, s¨®lo dijo a los informadores que su hijo era uno de ellos, que era nacido en Asturias y que estudiaba, pero no acert¨® a decir qu¨¦. Despu¨¦s se traslad¨® a las oficinas del centro a firmar el reconocimiento del cad¨¢ver. Su esposa sufri¨® un ataque de histeria cuando le fue confirmada la muerte del hijo.
Respecto al otro cad¨¢ver, tres personas familiares de j¨®venes que no hablan regresado a¨²n a su casa telefonearon al centro y anunciaron que acudir¨ªan para ver el cad¨¢ver. Poco antes de las dos de la ma?ana se presentaron dos j¨®venes, cuyo hermano faltaba de casa, pero al saber que el fallecido llevaba barba descartaron el reconocimiento, pues su hermano no la tienen esos momentos, los empleados del centro a¨²n sufr¨ªan la confusi¨®n sobre los dos cad¨¢veres. El que estaba por identificar, que result¨® ser Jos¨¦ Luis Monta?¨¦s, no ten¨ªa barba; Emilio Mart¨ªnez, s¨ª.
A Emilio Mart¨ªnez le fue extra¨ªda la bala que le hab¨ªa causado la muerte y que ten¨ªa alojada en el bazo. La bala qued¨® en propiedad del juez Jos¨¦ Clemente, que certific¨® los fallecimientos junto al m¨¦dico forense.
Manifestaci¨®n ordenada
La manifestaci¨®n, convocada por CCOO, USO y SU, con el apoyo de otros grupos sindicales y pol¨ªticos contra el proyecto de ley de Estatuto de los Trabajadores que debate el Pleno del Congreso, se inici¨® a las siete de la tarde en la plaza de Legazpi. Durante el recorrido de los manifestantes, unos 300.000 seg¨²n los organizadores, hasta la glorieta de Embajadores, donde estaba prevista su disoluci¨®n, el servicio de orden montado por las centrales, de una parte, y el comportamiento pac¨ªfico de los integrantes de la marcha, hicieron innecesaria la actuaci¨®n de la fuerza p¨²blica, que, con dotaciones antidisturbios, permaneci¨® apostada en puntos estrat¨¦gicos del trayecto.
Coincidiendo con la celebraci¨®n de esta manifestaci¨®n, varios grupos de estudiantes protagonizaron diversos saltos en la zona de plaza de Espa?a-Princesa, con la intenci¨®n de formar una concentraci¨®n no autorizada.
Seg¨²n declar¨® el dirigente de CCOO Juli¨¢n Ariza, cuando la cabeza de la manifestaci¨®n sindical estaba pr¨®xima, a la glorieta de Embajadores comenz¨® a rumorearse que por el final de la marcha intentaban sumarse a la misma algunos grupos de estudiantes procedentes de las escaramuzas registradas en la zona pr¨®xima a la Universidad.
Irrupci¨®n de estudiantes
Alrededor de las nueve de la noche, cuando ya el grueso de la manifestaci¨®n ocupaba la glorieta de Embajadores y los organizadores de la misma pretend¨ªan dirigirse a los concentrados, la presencia del grupo de estudiantes que irrumpi¨® en la plaza a los gritos de ?Todos unidos, estudiantes y trabajadores? y ?Universidad para los hijos de los obreros? dio lugar a algunos incidentes, lo que motiv¨® la actuaci¨®n de las fuerzas antidisturbios.
En medio de una gran confusi¨®n, entre botes de humo y pelotazos de goma, algunos de los manifestantes se unieron al grupo de estudiantes -una vez que Santiago Carrillo, secretario general del PCE, decidiera abandonar el lugar, para no verse mezclado en los incidentes-, y se dispersaron por las cialles que concluyen en la glorieta de Embajadores, formando barriciadas con autom¨®viles y bancos cruzados en la calzada, lo que dio lugar a una fuerte actuaci¨®n policial, que intensific¨® el lanzamiento de botes de humo y pelotas de goma.
El servicio de orden de la manifestaci¨®n, ante los incidentes originados por los distintos grupos de alborotadores, orden¨® por los altavoces previstos para la intervenci¨®n de los dirigentes de la misma la dispersi¨®n de los asistentes, que se produjo por las calles de Toledo y paseo de las Acacias.
A esa hora, poco despu¨¦s de las nueve de la noche, comenzaron a escucharse gritos de que hab¨ªa un muerto. Algunos testigos relatan que desde debajo de un coche pudieron ver c¨®mo la dotaci¨®n de un jeep de la Polic¨ªa efectuaba disparos sobre un grupo de personas que hab¨ªan rodeado el veh¨ªculo, al que trataban de asaltar.
La noticia de los incidentes lleg¨® al Congreso alrededor de las nueve de la noche. Un periodista inform¨® al presidente Su¨¢rez, que concluida la sesi¨®n permanec¨ªa por los pasillos junto a una treintena de parlamentarios, del rumor acerca de la posible muerte de dos de los manifestantes contra el Estatuto de los Tirabajadores.
El presidente Su¨¢rez, sin ocultar su preocupaci¨®n, efectu¨® una llamada telef¨®nica en la que le fue confirmada la noticia de la muerte de los dos j¨®venes e inmediatamente, con gesto apesadumbrado, abandon¨® el palacio de las Cortes.
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