Ofensiva de la derecha olig¨¢rquica y de la extrema izquierda contra la Junta Militar salvadore?a
El Gobierno de El Salvador, dirigido por la junta c¨ªvico-militar que derroc¨® el d¨ªa 15 de octubre al general Carlos Humberto Romero, sufre en estos d¨ªas los embates de una crisis muy grave, a la que no se ve salida inmediata. La junta y los ministros del Gabinete est¨¢n acorralados por la cada d¨ªa mayor presi¨®n de la derecha olig¨¢rquica del pa¨ªs, aparentemente recuperada despu¨¦s del golpe de Estado, y por el creciente poder de los grupos ultraizquierdistas, que evidentemente. disponen de un mejor clima de libertades para desarrollar sus acciones.
En las ¨²ltimas horas, el grupo Ligas Populares 28 de Febrero y el Bloque Popular Revolucionario han ocupado en todo el pa¨ªs numerosas f¨¢bricas, mercados, haciendas agr¨ªcolas y oficinas p¨²blicas y mantienen en dichos lugares a varias decenas de personas retenidas ?como garant¨ªa del ¨¦xito de las negociaciones?. Las citadas organizaciones sostienen que el Gobierno (al que siguen calificando de fascistoide), no cumpli¨® en el plazo otorgado las promesas que propiciaron la desocupaci¨®n de los ministerios de Trabajo y Econom¨ªa, en poder las LP-28 durante diez d¨ªas de noviembre.Sobre el papel, sin embargo, la Junta Revolucionaria de Gobierno ha sido fiel a sus compromisos. Hace una semana se hicieron p¨²blicas una serie de medidas econ¨®micas que favorecen a las clases. m¨¢s oprimidas, como la rebaja en los precios de art¨ªculos de primera necesidad (ma¨ªz, fr¨ªjol, arroz, pollo, huevos) y un alza generalizada en los salarios agr¨ªcolas equivalente al 30%.
Estas disposiciones contaron, desde el principio, con la oposici¨®n de los empresarios y latifundistas. Los grandes algodoneros y cafetaleros del pa¨ªs se han negado a pagar los aumentos de salarios decretados por el Gobierno. El pasado d¨ªa 10, y como demostraci¨®n de que la derecha tradicional no se resigna a perder el control que mantuvo del pa¨ªs durante lustros, la Asociaci¨®n Nacional de la Empresa Privada sac¨® a la calle una manifestaci¨®n de 5.000 personas, la mayor¨ªa mujeres, que llegaron a insultar a los miembros de la Junta Revolucionaria de Gobierno, en las mismas puertas de la casa presidencial. Las buenas intenciones del Gobierno en materia de derechos humanos tampoco parecen encontrar eco entre los grupos m¨¢s radicalizados. Seg¨²n los dirigentes de dichas organizaciones, las actuales autoridades ?ejercen la represi¨®n con la misma dureza que los tiranos Romero y Molina?. La secretar¨ªa de la comisi¨®n salvadore?a de derechos humanos afirm¨® que, desde el golpe de Estado, el pasado d¨ªa 15 de octubre, se han producido doscientos muertos a manos del Ej¨¦rcito y de los cuerpos de seguridad y que hay quince personas desaparecidas.
Cementerios clandestinos
Mientras tanto, la comisi¨®n especial creada para averiguar el paradero de decenas de activistas pol¨ªticos desaparecidos durante lo reg¨ªmenes anteriores, han localizado ya cinco cementerios clandestinos, en los que hallaron cad¨¢veres de personas evidentemente torturadas con brutalidad.La violencia de la ultraizquierda tarribi¨¦n se ha incrementado. En el ¨²ltimo fin de semana, las Fuerzas Populares de Liberaci¨®n (FPL) se atribuyeron las muertes de cinco personas, en diferentes puntos del pa¨ªs. Dos ricos hacendados y tres supuestos miembros de organizaciones armadas de ultraderecha fueron abatidos a tiros.
En este clima, el Gobierno se ve impotente para desarrollar su programa de reformas. Maniatado por la necesidad de respetar las libertades de los grupos de oposici¨®n de izquierda y por la cerrada posici¨®n de la derecha cl¨¢sica, opuesta a cualquier cambio, la Junta parece perder, d¨ªa a d¨ªa, el control sobre el pa¨ªs. La lucha de clases ha saltado directamente a las calles. En este contexto, no resulta exagerada la apreciaci¨®n de uno de los m¨¢ximos dirigentes del Ej¨¦rcito Revolucionario del Pueblo, el comandante Juan Medrano, quien hace unos d¨ªas afirm¨® en Lisboa: ?La guerra civil en mi pa¨ªs es hoy un riesgo casi inevitable. ?
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