Leizaola, pidi¨® a los vascos la reconciliaci¨®n y la paz
?Al volver, 43 a?os despu¨¦s, recobro mi derecho a vivir en mi tierra, aunque mi pensamiento y mi actividad nunca han salido de ella?, dijo Leizaola ante unas 35.000 personas concentradas en el estadio bilba¨ªno de San Mam¨¦s para recibir al viejo lendakari, llegado una hora antes al aeropuerto de Sondica, donde, junto a la plana mayor del PNV, tan s¨®lo Euskadiko Ezkerra, de entre los partidos vascos, estuvo presente para testimoniar su reconocimiento al sucesor del primer presidente vasco, Jos¨¦ Antonio Aguirre.
La viuda de ¨¦ste, junto a Carlos Garaikoetxea y los dem¨¢s miembros del CGV, fueron las primeras personas en abrazar a Leizaola al descender del avi¨®n. Instantes antes de que ¨¦ste tomara tierra, el lendakari hab¨ªa declarado,: ?Con mi llegada hoy a Euskadi cumplo y doy fin a una misi¨®n que se me encomend¨®. Tengo la enorme satisfacci¨®n de que he llevado la palabra que di hasta el fin. Pido a los vascos la reconciliaci¨®n y la paz, ese objetivo que ha movido mis gestos y actuaciones en los ¨²ltimos diez a?os. ?A las doce menos cuarto del mediod¨ªa, Jes¨²s Mar¨ªa de Leizaola efectuaba el cierre simb¨®lico de los locales del Gobierno vasco en el n¨²mero 48 de la rue Singer, de Par¨ªs. Ayer madrug¨® el lendakari. A las siete menos cuarto ya estaba en pie. Tras preparar las maletas y ponerse su mejor traje y un sombrero nuevo para la ocasi¨®n, se desplaz¨® en el Metro, como en ¨¦l es habitual, hasta la sede del Gobierno vasco, adonde lleg¨® pasadas las nueve de la ma?ana. Pas¨® las horas, hasta su salida al aeropuerto, ultimando el texto del discurso que hoy habr¨¢ de pronunciar en la Casa de Juntas de Guernica en la ceremonia de traspaso de poderes y legitimidad hist¨®rica que representa Carlos Garaikoetxea.
En autob¨²s y rodeado de una nube de periodistas viaj¨® hasta Orly para tomar el avi¨®n de regreso a Euskadi. En el aeropuerto de Par¨ªs, las medidas de seguridad solicitadas por el PNV a las autoridades francesas fueron rigurosas por parte de la polic¨ªa francesa, que someti¨® a cacheo y detector de metales a los period¨ªstas y acompa?antes del lendakari antes del embarque a la entrada del avi¨®n. Este despeg¨® a las tres y media. Junto al lendakari viajaban tres de sus cinco hijas (Bego?a, Arantza y Est¨ªbaliz).
Cuando a las cuatro y veinticinco de la tarde el avi¨®n cornenz¨® a sobrevolar Euskadi, los aplausos, gritos de ?Gora Euskadi? y abrazos se sucedieron entre el pasaje. Se descorcharon botellas de champ¨¢n franc¨¦s y se brind¨® por el momento hist¨®rico. Unicamente el se?or Leizaola no prob¨® la bebida. ?En el instante en que puedo decir que estoy sobre tierra de Euskadi?, declar¨® el se?or Leizaola a EL PAIS, ?deseo pedir al pueblo vasco paz y comqrensi¨®n a las nuevas autoridades establecidas con el Estatuto, que con el esp¨ªritu claro, con honestidad y entrega nos lleven a los m¨¢s altos destinos a que nuestro pueblo est¨¢ llamado. Deseo decir que me march¨¦ en guerra y vuelvo con la v¨ªa del Estatuto nuevamente abierta, que nos debe obligar a todos a trabajar en la tarea com¨²n. ?
Llegada a Sondica
En medio de una incesante lluvia aterriz¨® el avi¨®n que tra¨ªa a Jes¨²s Mar¨ªa de Leizaola en el aeropuerto de Bilbao. Pese a lo adverso de las condiciones climatol¨®gicas y del acto masivo programado, a las cinco y media, en el campo de f¨²tbol de San Mam¨¦s, miles de vascos acudieron con ikurri?as y pancartas a recibir al lendakari. Cuando aqu¨¦l pis¨® tierra, los sones del Agur Jaunak y el himno del PNV Gora ta gora Euskadi se mezclaron con los gritos de Ongi etorri, lendakari jauna (Bienvenido, se?or presidente), en medio de escenas de emoci¨®n y l¨¢grimas. Los cordones de protecci¨®n alrededor del aparato, en manos del cuerpo de seguridad del PNV (ertzaina), se rompieron y una avalancha de gente se arremolin¨® nerviosamente al pie del aparato, donde Jes¨²s Mar¨ªa de Leizaola y Carlos Garaikoetxea se fundieron en un fuerte abrazo. El servicio de seguridad del PNV, desbordado y con dificultades para facilitar la salida del aeropuerto del lendakari, se excedieron en su cometido, mostrando injustificadamente malos modos y propinando empujones a parlamentarios, periodistas y cualquier persona que quisiera acercarse a aqu¨¦l. Antes de ser evacuado, el se?or Leizaola fue abrazado de forma emocionada por los presidentes de las diputaciones vascas, el alcalde de Bilbao, por su viejo compa?ero Manuel Irujo, la viuda de Jos¨¦ Antonio de Aguirre, Javier Izko de la Iglesia y Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, estos ¨²ltimos, miembros de Euskadiko Ezkerra, ¨²nica fuerza vasca que se sum¨® al recibimiento. Estaban tambi¨¦n presentes los senadores catalanes Andreu i Abello y Josep Benet.
Mitin en San Mam¨¦s
Tras una breve visita al hotel Carlton, donde estuvo la sede del Gobierno vasco de 1936, Leizaola se dirigi¨®, acompa?ado por Manuel Irujo y Carlos Garaikoetxea, al estadio de San Mam¨¦s. Ambos precedieron al reci¨¦n regresado, en el uso de la palabra, rindiendo homenaje a quien ?ante todo ha sido un permanente ejemplo de coherencia, frente a tanto veleta y hombres sin palabra como vemos en nuestro derredor.
Sin apenas gesticulaci¨®n, el viejo lendakari, primero en euskera y luego en castellano, pas¨® revista a sus 43 a?os de exilio, rindiendo cuentas del mismo en un tono apenas alterado que recordaba el ?dec¨ªamos ayer?. Garaikoetxea hab¨ªa recordado que fue precisamente Leizaola quien, unos d¨ªas despu¨¦s de un acto similar, celebrado en el mismo estadio de San Mam¨¦s, bajo la presidencia de Aguirre, encabez¨® la Junta de Defensa constituida en Bilbao en v¨ªsperas de la entrada de las tropas franquistas en la capital vizca¨ªna. ?El fue?, dijo Garaikoetxea, ?quien salv¨® las f¨¢bricas del pa¨ªs, neg¨¢ndose a destruirlas, aunque sab¨ªa que iban a caer en manos del enemigo.? ?El fue tambi¨¦n?, a?adi¨® el presidente del CGV, aludiendo a los incidentes de enero de 1937, ?quien protegi¨® a los presos franquistas de la c¨¢rcel de Larr¨ªnaga para salvarles la vida. ?
Carlos Garaikoetxea enlaz¨® tales rememoraciones con la situaci¨®n actual, lamentando la existencia de presos y exiliados, por cuya vuelta a cas¨¢ abog¨®.
Leizaola finatiz¨® el acto valorando la existencia actual de las libertades democr¨¢ticas y el Estatuto de Autonom¨ªa como ?una victoria final frente a quienes desencadenaron una guerra para tratar de aplastarnos?, y abogando por el ?pronto regreso a sus casas de los presos y exiliados vascos?.
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