El Papa lamenta que los ni?os del futuro hereden la carrera de armamentos
La identidad de los ni?os, el respeto a sus derechos y el testimonio de sus vidas en Navidad constituyeron el n¨²cleo de ideas expresado por Juan Pablo II en su bendici¨®n urbi et orbi celebrada el d¨ªa de Navidad y televisada a veintiocho pa¨ªses. El Papa record¨® que la atenci¨®n a los ni?os es una gran y ?continua verificaci¨®n de nuestra fidelidad a nosotros mismos, de nuestra fidelidad al hombre, a la humanidad, y es tambi¨¦n una verificaci¨®n del respeto ante el misterio de la vida?. Juan Pablo II, tras referirse a la ?amenaza de un exterminio com¨²n? protagonizada ?por los Estados contempor¨¢neos y especialmente las mayores potencias de la Tierra?, se pregunt¨®: ??Acaso estos ni?os deber¨¢n heredar de nosotros, como un patrimonio indispensable, la carrera de los armamentos??El Papa dedic¨® al ni?o su mensaje navide?o, pronunciado en la ma?ana del d¨ªa de Navidad, aludiendo a sus derechos y a su dignidad. A continuaci¨®n imparti¨® la bendici¨®n apost¨®lica urbi et orbi desde el balc¨®n central de la bas¨ªlica de San Pedro. El acto fue transmitido por televisi¨®n en directo a Espa?a, Portugal y otros diez pa¨ªses de Europa occidental, y en diferido, a otros diecis¨¦is pa¨ªses, entre ellos Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Hait¨ª, M¨¦xico, Panam¨¢, Paraguay, Trinidad-Tobago y Venezuela.
El ni?o nacido en Bel¨¦n, dijo en primer lugar el Pont¨ªfice, ?trae consigo al mundo todo el amor del Padre al hombre, es revelaci¨®n de la divina filantrop¨ªa. Habla del significado y del sentido de la vida humana, independientemente del sufrimiento de las limitaciones que podr¨ªan gravitar sobre esta vida en sus dimensiones terrenas... Hoy, nuestros corazones, recogidos cerca de ¨¦l, junto al reci¨¦n nacido en Bel¨¦n, se concentran al mismo tiempo sobre cada ni?o, sobre cada muchacho, sobre cada nuevo hombre nacido de padres humanos?.
?Navidad?, continu¨® diciendo el Papa, ?es la fiesta de todos los ni?os del mundo..., porque Cristo naci¨® en Bel¨¦n para todos ellos... y a todos ellos representa.? Seguidamente afirm¨® que es necesario que ?el primer mensaje del ni?o de una pobre mujer..., de Jes¨²s..., resuene con una claridad especial al final de este a?o, que, por iniciativa de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, toda la familia humana celebra como A?o del Ni?o?.
?Aquel ni?o nacido en Bel¨¦n?, a?adi¨® Juan Pablo II, ?debe hablarnos al final de este a?o y al comienzo del nuevo a?o de los derechos de cada ni?o; debe hablarnos de su dignidad, de su significado en nuestra vida, en la vida de cada familia, de cada naci¨®n, en la Vida de toda la humanidad... El ni?o es siempre una nueva revelaci¨®n de la vida, que es dada al hombre por el Creador. Es tambi¨¦n una gran y continua verificaci¨®n de nuestra fidelidad a nosotros mismos, de nuestra fidelidad al hombre, a la humanidad; es una verificaci¨®n del respeto ante el misterio de la vida, en el que, desde el primer momento de la concepci¨®n, el Creador marca la impronta de su imagen y semejanza.?
?La dignidad del ni?o?, continu¨® diciendo el Papa, ?exige, por parte de los padres y de la sociedad, una profunda sensibilidad de conciencia, ya que el ni?o es el punto neur¨¢lgico en cuyo derredor se forma o se quiebra la moral de las familias y, a continuaci¨®n, la moral de las naciones y de la sociedad.?
El Papa record¨® sus palabras pronunciadas en Nueva York durante el pasado octubre, afirmando que ?la solicitud por el ni?o, incluso antes de su nacimiento, desde el primer momento de su concepci¨®n, y despu¨¦s, en los a?os de la infancia y de la juventud, es la verificaci¨®n, primera y fundamental, de la relaci¨®n del hombre con el hombre?. Refiri¨¦ndose al a?o 2000, ?que se acerca?, y a ?la amenaza de un exterminio com¨²n, cuyos medios se encuentran en manos de los Estados contempor¨¢neos, y especialmente de las mayores potencias.?
Dirigi¨¦ndose a todos los ni?os del mundo, el Papa concluy¨® su mensaje navide?o diciendo: ?Sois nuestro amor, sois nuestro futuro. Queremos transmitiros todo lo mejor que tenemos, queremos transmitiros un mundo mejor y m¨¢s justo: el mundo de la fraternidad humana y de la paz. Queremos transmitiros el fruto del trabajo de todas las generaciones y la herencia de todas las culturas. Queremos transmitiros, sobre todo, aquella herencia suprema, aquel don inagotable que ha tra¨ªdo a todos nosotros, los hombre, el ni?o nacido en Bel¨¦n?.
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