La edici¨®n en catal¨¢n durante el per¨ªodo preauton¨®mico
Poco tiempo despu¨¦s de la muerte de Franco, se produjeron en Catalu?a ciertas conquistas importantes en el terreno cultural que hac¨ªan prever un r¨¢pido progreso en la normalizaci¨®n del catal¨¢n en los medios de comunicaci¨®n. La aparici¨®n del diario Avui (abril, 1976), el primero desde 1939 totalmente redactado en lengua catalana; la inauguraci¨®n de R¨¢dio-4 (diciembre, 1976), emisora en FM de la red de RTVE, que transmite ¨ªntegramente en catal¨¢n; la autorizaci¨®n de pel¨ªculas y documentales en esta lengua; el salto espectacular en la producci¨®n de libros catalanes entre 1975 y 1976 (un 30%) ... ; todas estas conquistas, unidas a la din¨¢mica del proceso democratizador y autonomista, parec¨ªan anunciar una pronta recuperaci¨®n del d¨¦ficit cultural catal¨¢n.Sin embargo, los progresos habidos desde entonces no han sido tan extensivos ni acelerados como cab¨ªa esperar. La televisi¨®n y la radio estatales siguen manteniendo la lengua y la cultura catalanas en una situaci¨®n discriminatoria, y las radios privadas, aunque han aumentado sus programas en catal¨¢n, lo hacen a un ritmo lento. La prensa diaria en Catalu?a, salvo dos excepciones (Avui, de Barcelona, y Punt Diari, de Gerona), es de expresi¨®n castellana, lo cual no se compensa con el aumento de p¨¢ginas en catal¨¢n por parte de algunos peri¨®dicos, ya que se trata siempre de art¨ªculos marginales. Las pel¨ªculas catalanas son escasas, a pesar de algunos ¨¦xitos notables (La Semana Tr¨¢gica, Companys, proc¨¦s a Catalunya), los documentales no acaban de cubrir un amplio c¨ªrculo comercial y el doblaje o el subtitulado en catal¨¢n es muy poco frecuente, etc¨¦tera.
?Cu¨¢les son las causas de este d¨¦ficit que sufre la cultura catalana, a pesar del indiscutible avance del movimiento reivindicativo catalanista desde junio de 1977? Cuando en Catalu?a se plantea esta cuesti¨®n surge inevitablemente la pol¨¦mica de si los factores decisivos son los ?ex¨®genos? o bien los ?end¨®genos?. Al hablar de factores ?ex¨®genos? nos referirnos, claro est¨¢, a hechos hist¨®ricos o pol¨ªticos, como la anexi¨®n de los pa¨ªses catalanes a la Corona de Castilla (1707-1714), la persecuci¨®n a que han estado sometidas la lengua y cultura catalanas, particularmente en nuestro siglo (dictaduras de 1923-1130 y de 1939-1975), y las discriminaciones que a¨²n subsisten para la plena normalizaci¨®n del catal¨¢n. En cuanto a los factores ?end¨®genos? cabe citar los relacionados con la propia din¨¢mica de la sociedad catalana y con la condici¨®n de lengua de ¨¢rea demogr¨¢fica restringida que tiene el catal¨¢n (comparable, por sus dimensiones humanas, con la del dan¨¦s, en las cifras pesimistas, o con la del h¨²ngaro, en las cifras m¨¢s optimistas).
Durante la dictadura franquista, los factores ex¨®genos eran tan brutalmente visibles que se les atribu¨ªa el protagonismo casi ex clusivo de los males que nos aflig¨ªan. A veces, alguna voz l¨²cida se refer¨ªa tambi¨¦n a ciertos factores end¨®genos (voluntarismo o falta de realismo en algunos editores, mezquindad o deserci¨®n de la mayor parte de la burgues¨ªa aut¨®ctona, elitismo o culturalismo de muchos escritores), pero estos toques de atenci¨®n sol¨ªan olvidarse ante el peso arrollador de la represi¨®n y las discriminaciones contra la cultura catalana. Sin embargo, ahora que, despu¨¦s de cuarenta a?os, estamos en v¨ªsperas de disfrutar de un Estatuto de Autonom¨ªa -no por insuficiente, en opini¨®n de muchos, menos ¨²til para empezar un proceso de reconstrucci¨®n nacional- parece interesante plantear de nuevo la cuesti¨®n de las causas del d¨¦ficit cultural catal¨¢n, precisamente en el sector m¨¢s privilegiado: el de los libros.
Si uno se atiene a las constantes cifras de aumento en n¨²mero de t¨ªtulos y en tiradas -a pesar de la incidencia negativa de la crisis econ¨®mica-, debe concluirse que la producci¨®n de libros en catal¨¢n se trata, en efecto, de un sector privilegiado. ?Esto es as¨ª realmente? Digamos, de entrada, que en un sentido relativo ello no ofrece dudas si se le compara con los escasos progresos que se han producido en radio y en televisi¨®n o con la poca presencia de la lengua catalana en la prensa diaria y semanal. Por otra parte, las cifras de la tabla adjunta son harto elocuentes: el incremento de libros en catal¨¢n ha sido continuo desde 1974.
Los ejemplos europeos
En cambio, si se compara la producci¨®n catalana con la de otros pa¨ªses europeos con lenguas de ¨¢mbito tambi¨¦n restringido, se observan serias deficiencias. En efecto, teniendo en cuenta que la producci¨®n editorial global en Catalu?a, Pa¨ªs Valenciano e islas Baleares para 1977 fue de 10.585 t¨ªtulos, de los cuales ¨²nicamente 1.015 se publicaron en lengua ca talana, se deduce que en el con junto de los pa¨ªses catalanes s¨®lo un 9,58% de t¨ªtulos se editan en la lengua aut¨¦ctona. Para valorar debidamente este dato debemos relacionarlo con los porcentajes que se dan en otro pa¨ªs europeo comparable a los pa¨ªses catalanes, tanto por el hecho de ser un gran productor de libros como por la circunstancia de publicar una parte importante de su producci¨®n librera en una lengua de ¨¢mbito internacional que no es la suya propia: me estoy refiriendo a los Pa¨ªses Bajos, con una potente industria editorial, que en 1975 publicaron un total de 12.028 t¨ªtulos, de los cuales el 16,69% se imprimieron en otra lengua que el holand¨¦s (especialmente, en ingl¨¦s), circunstancia que le permite mantener una floreciente exportaci¨®n de libros. La primera observaci¨®n que puede hacerse al comparar ambas situaciones es que, mientras en los pa¨ªses cata lanes los libros en lengua aut¨®cto na s¨®lo ocupan una d¨¦cima parte de su producci¨®n editorial, en los Pa¨ªses Bajos los libros en holand¨¦s superan las ocho d¨¦cimas partes de la suya. Esta desproporci¨®n, que se explica principalmente por unas circunstancias pol¨ªticas y socioculturales adversas, no debe hacernos olvidar las ense?anzas que pueden extraerse del caso holand¨¦s; es decir, el inter¨¦s que tiene para los pa¨ªses catalanes aut¨®nomos el conservar la industria editorial en una ?lengua de apoyo?, como para nuestro caso lo es el castellano.
Cambios cualitativos
Un balance de la edici¨®n catalana durante el per¨ªodo preauton¨®mico quedar¨ªa incompleto si no se hiciera menci¨®n de algunos cambios cualitativos que se han producido ¨²ltimamente. En pri mer lugar, existen ya en catal¨¢n verdaderas colecciones de ?libros de bolsillo?; es decir, libros de atrayente presentaci¨®n, baratos y destinados a un p¨²blico amplio. Aunque la tirada inicial de estas colecciones no suele ser muy alta (5.000 ejemplares), la mayor parte de sus t¨ªtulos se reeditan regularmente (otra caracter¨ªsticas de los libros de bolsillo). T¨¦ngase en cuenta que este tipo de colecciones produjo en Europa, hacia los a?os 1950-1960, la llamada ?revoluci¨®n del libro? (Escarpit), que, con alg¨²n retraso, parece haber llegado tambi¨¦n al ¨¢mbito catal¨¢n. Por otra parte, existe el caso espectacular de una colecci¨®n que, sin poderla clasificar propiamente como colecci¨®n de bolsillo, est¨¢ teniendo una gran acogida: me refiero a ?Les millors obres de la literatura catalana? (?Las mejores obras de la literatura catalana?), patrocinada por una entidad de ahorro, cuyas tiradas est¨¢n en los 15.000 ejem plares, debido al gran n¨²mero de suscriptores alcanzado. Un eslo gan publicitario define bien los objetivos de la colecci¨®n: ?Los libros que no pudimos leer en la escuela?. No se trata, desde luego, de libros ?pol¨ªticos?, sino de las grandes obras literarias catalanas desde el siglo XIII hasta nuestros d¨ªas, que, debido a la pol¨ªtica discriminatoria de la dictadura, no han tenido en general gran difusi¨®n.
Difusi¨®n editorial
Otro cap¨ªtulo importante que merece subrayarse -y que en parte ya aparece impl¨ªcitamente en la observaci¨®n anterior- es que en la actualidad el libro catal¨¢n se encuentra no s¨®lo en las librer¨ªas tradicionales, sino en las librer¨ªas de barrio y de comarcas, e incluso en los quioscos. Aunque no todas las colecciones, ni mucho menos, han aumentado sus cortas tiradas -no olvidemos que la crisis econ¨®mica es seria y a pesar de que el libro catal¨¢n se beneficia de un favorable ambiente popular, tambi¨¦n recibe los efectos negativos de la inflaci¨®n-, lo decisivo es que las reediciones se producen con mayor frecuencia y que los libros de bolsillo se afianzan.
Finalmente, otro cap¨ªtulo importante es el de los libros de texto para escuelas, institutos y universidades. Este tipo de libros -que en algunos pa¨ªses ocupa una cuarta parte de su producci¨®n librera- se ha incrementado gracias al decreto de junio de 1978, que incorpor¨® la lengua catalana al sistema educativo de Catalu?a, iniciativa que se ha completado ¨²ltimamente con la promulgaci¨®n de decretos semejantes para el Pa¨ªs Valenciano y las islas Baleares. Es verdad que subsisten dudas sobre si la industria editorial catalana podr¨¢ cubr¨ªr todas las necesidades en este campo -los m¨®dulos del Ministerio de Educaci¨®n est¨¢n pensados para tiradas a nivel de todo el Estado, y no para un ¨¢mbito menor como el catal¨¢n-, por lo que la actual situaci¨®n podr¨ªa favorecer las grandes empresas del ramo, las cuales, aprovechando las mismas ilustraciones, realizar¨ªan tiradas en diferentes lenguas. A pesar de todo, el panorama sociocultural podr¨ªa cambiar para dentro de pocos a?os si se cumple el programa de la Generalidad, en el sentido de que los ni?os y las ni?as de Catalu?a deben terminar su per¨ªodo de escolaridad dominando plenamente el catal¨¢n y el castellano, sea cual fue,re su lengua familiar. Si se alcanza este objetivo, el futuro del libro catal¨¢n seria entonces muy halag¨¹e?o.
Necesidad de una normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica
En conclusi¨®n, a pesar de su car¨¢cter de sector privilegiado en el presente marco sociocultural de Catalu?a, el libro en catal¨¢n sigue acosado por factores ?ex¨®genos? y ?end¨®genos? que impiden su pleno desenvolvimiento. Algunos de estos factores eran ya conocidos, otros derivan de situaciones nuevas (como en el caso de los libros de texto) y a veces son dificilmente encasillables en una u otra categor¨ªa. Ya no bastan ahora las grandes palabras ni ciertos simplismos en los que a veces se cae por comodidad. En todo caso, sigue siendo cierto que sin una decidida normalizaci¨®n de la lengua y la cultura catalanas en la vida p¨²blica y oficial, en la ense?anza y en los medios de comunicaci¨®n social, el libro por s¨ª solo no puede proseguir en auge. He aqu¨ª un reto para el futuro Gobierno de la Generalidad que surgir¨¢ del Estatuto de Autonom¨ªa y de las elecciones al Parlamento catal¨¢n.
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