El resurgir del movimiento estudiantil
El movimiento estudiantil que se ha levantado en las ¨²ltimas semanas se encuentra fundamentalmente catalizado en torno al rechazo de la ley de autonom¨ªa universitaria y dem¨¢s leyes de la educaci¨®n: Estatuto de Centros, ley de financiaci¨®n de la ense?anza obligatoria y proyecto de ley de acceso al funcionariado docente, es decir, el conjunto de la pol¨ªtica educativa de UCD, que es la expresi¨®n en este terreno de la ofensiva contra las clases populares.La posici¨®n de los estudiantes es que no se discuta esta ley en el Parlamento, que sea retirada y se haga posible la elaboraci¨®n de una alternativa con la participaci¨®n de los universitarios y del conjunto de las fuerzas sociales despu¨¦s de un amplio debate. Las razones de este rechazo global son claras; la ley se ha elaborado al margen nuestro y es un instrumento incapacitado para la tarea que, supuestamente, tiene encomendada: salvar una universidad p¨²blica que lleva a?os sumida en el caos y el abandono m¨¢s completo, y que ve sistem¨¢ticamente puesta en entredicho la funci¨®n social que te¨®ricamente tiene que cumplir. Porque secuestra en beneficio del ministerio la autonom¨ªa de la universidad, en la medida en que a ¨¦sta se le escamotea el control de los aspectos b¨¢sicos de actividad: a) Los recursos econ¨®micos y financieros; b) La funci¨®n docente (formaci¨®n y contrataci¨®n de profesorado); c) La ordenaci¨®n de la vida acad¨¦mica y de sus contenidos. El sistema de gesti¨®n es profundamente antidemocr¨¢tico (60% de doctores como m¨ªnimo en los ¨®rganos administrativos), por debajo de la realidad actual de algunas universidades, y reduce a la nada la participaci¨®n de los estudiantes. Implanta una selectividad tanto acad¨¦mica como econ¨®mica (?Las tasas tender¨¢n a cubrir el coste real de la ense?anza?. ?En un servicio p¨²blico!). Da?a los intereses de las comunidades aut¨®nomas, obstaculizando la creaci¨®n de universidades bajo su control. Y, sobre todo, abre v¨ªas para la progresiva privatizaci¨®n de parcelas de la docencia y la investigaci¨®n de la universidad p¨²blica, adem¨¢s de permitir la creaci¨®n de universidades privadas, sin descartar su financiaci¨®n por el Estado. Siendo esto l¨®gico desde la filosof¨ªa pol¨ªtica del Plan Econ¨®mico del Gobierno tendente a traspasar -y a la vez empobrecer- a los sectores p¨²blicos, servicios y prestaciones sociales, entre ellas una universidad en la que no se quiere invertir un duro m¨¢s, dejando as¨ª la puerta abierta a esa beat¨ªfica iniciativa privada (l¨¦ase la iniciativa de quien ?priva? m¨¢s en esta sociedad: la Iglesia, los monopolios y las multinacionales). El resultado de todo ello es que la universidad p¨²blica, a cuya dignidad y nivel est¨¢ asociado el inter¨¦s de la mayor¨ªa de los universitarios y de la sociedad, continuar¨¢ su cuesta abajo de degradaci¨®n y desprestigio en beneficio del control por el capital privado de los centros y universidades que precise para sus particulares necesidades.
Estas razones nos son m¨¢s que suficientes para rechazar de plano el proyecto del Gobierno, y exigir su retirada de las Cortes. Y estas son las razones que avalan que el Movimiento Estudiantil no es algo aislado, marginal y que se agote en s¨ª mismo, centr¨¢ndose en unas reivindicaciones exclusivistas y estamentales, sino que tiene una perspectiva pol¨ªtica amplia que coincide con el inter¨¦s de la una universidad al servicio de la mayor¨ªa de la sociedad. Es por esto que el movimiento estudiantil es un aliado objetivo del movimiento obrero y dem¨¢s movimientos populares, y su lucha contra el proyecto de ley de autonom¨ªa universitaria se inscribe en el contexto de la oposici¨®n de los diferentes sectores sociales a la pol¨ªtica del Gobierno.
La miop¨ªa del Gobierno
Hoy es ya evidente que la ley de Gonz¨¢lez Seara estaba concebida para una situaci¨®n ya pasada de aton¨ªa en la universidad, con un movimiento estudiantil maltrecho e incapaz de respuesta. Situaci¨®n que para sorpresa de propios y extra?os (incluido el se?or ministro) ha experimentado fulgurantemente, en cuesti¨®n de semanas, un giro de 180 grados con la aparici¨®n de un movimiento estudiantil vigoroso, asambleario, democr¨¢tico y con un inusitado car¨¢cter masivo desconocido hasta en los mejores d¨ªas de lucha antifranquista, que si bien ya se apunta como un factor pol¨ªtico de importancia en la vida del pa¨ªs, y por tanto a tener en cuenta, todav¨ªa tiene que consolidarse organizativamente y madurar pol¨ªticamente, es decir, clarificar al m¨¢ximo su contenido de cara a la universidad y a la sociedad, sus objetivos y alternativas.
??Qui¨¦n ha movilizado a tanta gente? ?De d¨® venis, y a d¨®nde vais? ?Qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de vosotros?? Pon¨ªa hace poco en boca de Su¨¢rez una divertida vi?eta de Peridis, reflejando muy bien la extra?eza y las c¨¢balas explicativas y exorcisadoras que se hace el poder ante un movimiento de masas que se opone a sus planes, en un vano intento de conjurar, ignor¨¢ndolas, sus verdaderas causas y dimensiones. La respuesta que Peridis pon¨ªa en boca de los movilizados no pod¨ªa ser m¨¢s exacta y clarificadora: ?Nosotros estamos detr¨¢s de nosotros... y enfrente de vosotros.? Y, efectivamente, el poder ha desempolvado las m¨¢s oscurantistas y rocambolescas explicaciones para dar cuenta del hecho ins¨®lito de tanto estudiante movilizado contra su ley: manipulaci¨®n, manipulaci¨®n y manipulaci¨®n. Muy variado. ?Enga?an a los estudiantes, les informan, tendenciosamente de la ley diciendo que las tasas costar¨¢n 100.000 pesetas (cuando la ley s¨®lo dice que tender¨¢n, tender¨¢n, repito, a cubrir el coste real de la ense?anza), les utilizan para fines pol¨ªticos inconfesables conspiradores y partidos insidiosos? parecen desga?itarse, en una original manera de interpretar los fen¨®menos de masas, acudiendo a mal¨¦ficos poderes, y con el af¨¢n de arrebatar protagonismo y responsabilidad por sus actos a los miles de estudiantes movilizados. Una vez m¨¢s el poder trata a los ciudadanos como si fueran ni?os: ?Pobrecitos, no saben lo que hacen, la culpa es de sus tutores? (extremistas en este caso, parece insinuarse).
Que el solo hecho de la entrada en el Parlamento del proyecto de ley org¨¢nica de Autonom¨ªa Universitaria no puede explicar por s¨ª mismo el actual resurgimiento del movimiento estudiantil, parece claro. Las causas profundas de este resurgir, as¨ª como de la existencia de cualquier movimiento de masas, hay que buscarlas en las contradicciones objetivas que enfrentan las aspiraciones, expectativas e intereses de un sector social con los planes y estrategias del poder, que se suelen dejar adivinar a trav¨¦s de sus leyes.'No es pues extra?o que el proyecto de LAU haya sido el detonador del movimiento estudiantil, notan solo como mero pretexto a utilizar para la agitaci¨®n, pues como ya vimos anteriormente, en ella se ocultan y a la vez revelan las intenciones del gran capital respecto de la universidad futura. Son, en verdad, las condiciones que aqu¨¦l ha impuesto a ¨¦sta en el pasado y en el presente, las que est¨¢n al origen de la enorme frustraci¨®n, y a la vez del enorme potencial de rechazo, de toda una generaci¨®n universitaria. La ley no es, pues, el todo causal que pueda resumir la actual efervescencia un?ver.sitaria y la movilizaci¨®n estudiantil, es tan solo una parte, pero una parte muy importante, tanto que a trav¨¦s de ella se refleja ese todo que est¨¢ al fondo de lo que hoy ocurre en la universidad. Porque ella es expresi¨®n concentrada de la estrategia del poder para con la universidad, y, por tanto, concentra tambi¨¦n el rechazo de los estudiantes y dem¨¢s estamentos hacia esa universidad que no quieren. porque ya empezaron a vivirla hace tiempo.
Pasando al terreno concreto de los hechos, la actitud del Gobierno respecto al movimiento estudiantil, buena muestra de su miop¨ªa, ha sido a la vez reveladora y bochornosa. Reveladora de lo nervioso que se pone en cuanto surge un movimiento de masas que se opone a sus proyectos, y bochornosa porque esos mismos nervios le llevan a intentar toda clase de trampas, maniobras y enga?os, para frenar la avalancha e impedir el ejercicio de los derechos democr¨¢ticos de huelga y manifestaci¨®n, negando incluso la misma Constituci¨®n que dice defender. El Gobierno ha jugado pues, fr¨ªvola y arbitrariamente con los derechos democr¨¢ticos de los ciudadanos. Y cuando la represi¨®n que desata arroja el saldo de dos muertos y m¨¢s de cien detenidos y presos, emprende una vergonzosa campa?a de desprestigio y desvirtuaci¨®n del movimiento estudiantil, present¨¢ndolo a la opini¨®n p¨²blica como minoritario, manipulado y compuesto de agitadores y provocadores profesionales, tratando de lavar sus propias responsabilidades y de justificar lo injustificable. La versi¨®n oficial del Gobierno Civil sobre los hechos del jueves 13 no se sostiene en pie desde ning¨²n ¨¢ngulo desde el cual se la mire, y resulta deformadora y alejada de la realidad: el jeep policial, seg¨²n revelan fotograf¨ªas y testigos, nunca estuvo rodeado por ?hordas estudiantiles?, y en cualquier caso: ?ya est¨¢ bien de matar a la gente disparando al aire! ?Es inveros¨ªmil la facilidad con que en este pa¨ªs la responsabilidad de las muertes violentas es achacada a las propias v¨ªctimas y a quienes se encuentran delante de las balas, en lugar de a quienes aprietan el gatillo! Si hay un responsable de que una de las dos manifestaciones del jueves 13 fuese ilegal (la de la tarde) es el se?or Ros¨®n, que forzado por los hechos legaliz¨® la de la ma?ana y se neg¨® a hacer lo mismo con la de la tarde, todo ello despu¨¦s de haber promovido la confusi¨®n mintiendo acerca de la solicitud hecha por los estudiantes dentro del plazo legal, afirmando hasta el d¨ªa 12 que dicha solicitud no hab¨ªa sido realizada. Es flagrante, pues, la incapacidad (consciente o no) del se?or Ros¨®n y el ministro del Interior para dar cauce al ejercicio de los derechos democr¨¢ticos. Debieran obrar en consecuencia con sus errores, ya manifiestos ante la opini¨®n p¨²blica, y con la responsabilidad que de ellos se deriva, sin intentar hacer de modernos Pilatos.
No queremos acabar sin antes lanzar desde estas l¨ªneas la invitaci¨®n y el reto al se?or ministro de Investigaci¨®n y Universidades, Gonz¨¢lez Seara, para que, mostrando la capacidad del Gobierno para tratar al movimiento estudiantil de manera distinta a como lo ha venido haciendo en las ¨²ltimas semanas, entre en p¨²blico debate con nosotros contrastando sus posiciones con las nuestras. A modo de consejo, bien podr¨ªa hacer esto contestando a este art¨ªculo, o bien (mejor) invit¨¢ndonos a su televisi¨®n (har¨ªa un bonito programa, de La clave, sugerimos). Nosotros, en humilde contrapartida, pues otra cosa no tenemos, le invitamos a que venga a la universidad a explicar las bondades de su ley a los estudiantes y debatirla con ellos. No se preocupe el se?or ministro por su seguridad personal, habilitar¨ªamos entre medias un infranqueable foso de cocodrilos para que no se lo coman (los ?alborotadores?, se entiende).
Firman en nombre de esta Coordinadora
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