Inestabilidad y reforma de la Bolsa
A?os 1969-1979. En estos diez a?os, las Bolsas espa?olas han subido y han bajado alrededor de un 70%. ?Modelo de estabilidad? ?Ha tenido una alteraci¨®n an¨¢loga el medio social externo al mercado de valores en el que se genera la oferta y la demanda? Si se logra la dif¨ªcil tarea de deste?ir los juicios del colorante de las preferencias pol¨ªticas se podr¨¢ aceptar que la convulsi¨®n burs¨¢til es superior en intensidad a las dos bandas, a la irregularidad que padecemos en la seguridad, rentabilidad, financiaci¨®n, fiscalidad y dem¨¢s determinantes de las decisiones inversionistas.
Las razones de este divorcio van m¨¢s all¨¢ del factor exageraci¨®n que se imprime la Bolsa a s¨ª misma, en virtud del car¨¢cter acumulativo de su mecanismo. Las cotizaciones bajan porque dominan las ventas y, como dominan las ventas, bajan las cotizaciones. La clave de esta separaci¨®n entre realidad socio econ¨®mica y Bolsa est¨¢ en el puente que las une o desune, en los canales informativos que garantizan o res tan fidelidad entre la evoluci¨®n de las condiciones de la inversi¨®n burs¨¢til y el curso de los precios de las acciones.
El proceso de reforma que va a comenzar debe tener como trama eliminar todos aquellos obst¨¢culos e interferencias que impiden el funcionamiento ordenado del mercado, porque se halla al margen de su circunstancia. Oferta y demanda potenciales existen (lo est¨¢ demostrando en estos mo mentos el mercado de emisiones de renta fija); lo que faltan son los dispositivos criteriol¨®gicos, informativos y funcionales que permi tan aprovechar al m¨¢ximo las posibilidades actuales del mercado de acciones.
Los cauces por los que tiene que discurrir todo este conjunto de ac titudes personales, pol¨ªticas insti tucionales, actuaciones empresariales y medidas legales que constituyen la m¨¦dula del desarro llo burs¨¢til son, en s¨ªntesis, las siguientes:
Internacionalidad. Las Bolsas espa?olas no reflejar¨¢n adecuadamente los componentes extranjeros de la opini¨®n interna nuestra mientras est¨¦n totalmente desconectadas de los mercados exteriores de valores. La Bolsa de cada pa¨ªs es la que mejor recibe la interpretaci¨®n generalizada de sus propios acontecimientos y la transmite por sus redes de comunicaci¨®n a los dem¨¢s mercados, cuando no est¨¢n aislados, como el espa?ol.
Despolitizaci¨®n. Para que la Bolsa y la opini¨®n p¨²blica puedan tener relaciones normales hay que descontaminar los juicios de los ahorradores de los componentes emocionales de origen pol¨ªtico, que perturban las facultades de discernimiento financiero. Invertir el dinero es otra cosa. Si Bolsa y opini¨®n p¨²blica se identifican constantemente -cuando todo lo que sucede no es siempre relevante, ni mucho menos- la inversi¨®n burs¨¢til adquiere una impresionabilidad enfermiza. La opini¨®n burs¨¢til s¨®lo se confunde con la p¨²blica ante grandes acontecimientos -elecciones, declaraciones de guerra, hallazgo de fuentes importantes de riqueza, tratados internacionales muy favorables-; mientras tanto, la opini¨®n burs¨¢til no es general, es sectorial, financiera. Nada m¨¢s inestable que invertir en opini¨®n p¨²blica, a la intemperie.
Autonom¨ªa. Deben tener, por consiguiente, los juicios de los inversionistas su propia identidad y no andar a remolque de cualquier suceso, sea o no financiero. El car¨¢cter conflictivo que tiene y tendr¨¢n las opiniones sociales en un marco pluralista no debe impresionar ni atemorizar al inversionista, si tiene sus propios instrumentos y criterios de interpretaci¨®n de los hechos. La Bolsa ha sido en este extremo v¨ªctima de s¨ª misma al atribu¨ªrsele un exceso de virtudes termom¨¦tricas y barom¨¦tricas, que sin duda tiene en abstracto, pero que apenas son aplicables al caso concreto de cada inversionista, que debe seleccionar las buenas inversiones, con buen o mal tiempo.
Institucionalizaci¨®n y formaci¨®n de un sistema burs¨¢til, ocupando un espacio diferenciado y propio en la vida financiera. Interpenetraci¨®n de las Bolsas y Bolsines, absorci¨®n de las relaciones mobiliarias paralelas, relaciones solidarias y competitivas ¨¦ntre las diferentes instituciones del sistema financiero, diversidad de funciones y responsabilidades.
Representatividad. Presencia efectiva de la empresa en la Bolsa a trav¨¦s de la incorporaci¨®n de las que tienen o deben tener este r¨¦gimen de financiaci¨®n, eliminaci¨®n de las marginales y potenciaci¨®n de la informaci¨®n.
Diversificaci¨®n. Bolsa y mercado de acciones no son t¨¦rminos sin¨®nimos. Un ¨ªndice general de obligaciones ser¨ªa una fuente de informaci¨®n inestimable para la orientaci¨®n del ahorro. El ¨ªndice de acci¨®n de por s¨ª enrarece la informaci¨®n ¨²til.
Democratizaci¨®n. La opini¨®n burs¨¢til debe estar elaborada y dominada por los conocimientos, interpretaciones, posiciones y comportamientos del ahorrador medio, centro del sistema financiero. La descompensaci¨®n, propia de todo mercado, entre los grandes y peque?os concurrentes debe estar articulada desde fuera, mediante la igualdad de oportunidades ante la informaci¨®n, y desde dentro, mediante las disposiciones adecuadas para la contrataci¨®n.
Tecnificaci¨®n. Un proceso demejoramiento de las condiciones de inversi¨®n, a cargo de los especialistas y a trav¨¦s de las entidades de gesti¨®n, inversi¨®n colectiva, etc¨¦tera, es imprescindible, porque la relaci¨®n ahorro-inversi¨®n en Bolsa es intermediada no s¨®lo en sus operaciones materiales, sino en las resoluciones b¨¢sicas de colocaci¨®n de los recursos disponibles.
Funcionalidad. Renovaci¨®n del proceso interno burs¨¢til -admisi¨®n a cotizaci¨®n, sistemas de contrataci¨®n, liquidaci¨®n-, que recibe la informaci¨®n y produce las cotizaciones. Desde el ¨¢ngulo del inversionista, lo m¨¢s inexplicable son las bruscas y diarias fluctuaciones cortas de los cambios, las cuales quebrantan a distancia de la confianza del aportante de fondos o t¨ªtulos al mercado.
Profesionalizaci¨®n de las actividades de mediadores e intermediarios.
En resumen: la Bolsa de acciones est¨¢ construida sobre unos presupuestos y culto al pasado que la han transformado en residual. Independientemente de la reconstrucci¨®n del mercado de renta fija, que va avanzando, si las acciones tienen que volver a ser un sistema de financiaci¨®n, la reforma tiene que remover todas las injerencias y ligaduras para liberar su actual efigie y se reconozcan como t¨ªtulos mobiliarios representativos de dep¨®sito de valor. No hay que implorar milagros, esperar exorcismos, ni conjurar maleficios; hay que afrontar a fondo los problemas, si se quiere alcanzar el ¨®ptimo posible de los beneficios de hoy.
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