Primer problema del Gobiemo vasco
NADA MAS corrosivo y envilecedor para la sensibilidad moral de una sociedad que el habituamiento, entre c¨ªnico y resignado, a la violaci¨®n de los derechos humanos y a la instalaci¨®n del asesinato como noticia permanente en los titulares de los peri¨®dicos. El riesgo de que el continuado tributo de sangre que acompa?a a la consolidaci¨®n de la democracia espa?ola, principal, aunque no exclusivamente, producido en el Pa¨ªs Vasco por el terrorismo, sea contemplado con m¨¢s cansancio que indignaci¨®n por nuestros compatriotas, no puede ser desde?ado, y en ning¨²n caso deber¨ªa ser disculpado. El lento acomodo de nuestro pa¨ªs a las libertades y a las pautas de la convivencia pac¨ªfica tiene seguramente su m¨¢s p¨¦rfido enemigo en el eventual endurecimiento de la sensibilidad colectiva ante los estragos de la violencia y ante los atentados contra los derechos humanos, desde el fundamental y b¨¢sico derecho a la vida hasta el respeto a la integridad f¨ªsica y moral de cada ciudadano. El desfallecimiento o la tibieza a la hora de condenar cualquier manifestaci¨®n de desprecio a la dignidad de nuestra especie es la m¨¢s segura forma de facilitar la victoria a quienes aborrecen de las libertades y niegan a los hombres la capacidad para decidir por s¨ª mismos su destino.Entre los deberes de quienes aspiran a que la sombra de Ca¨ªn deje de vagar ominosamente por nuestras tierras figura, de manera primordial, esa capacidad para el rechazo sin cansancio, y con el mismo vigor emocional y racional de la primera vez, de cualquier forma o expresi¨®n de agresividad inhumana. Por esa raz¨®n, la ¨²nica manera de acorazar con la legitimidad moral la repulsa del terrorismo. que anteayer abati¨® una nueva v¨ªctima en la persona del comandante Velasco Zuazola,jefe del Cuerpo de Mi?ones de Alava, es proclamar, si es preciso contra viento y marea que la vida de un hombre es sagrada en cualesquiera condiciones y circunstancias, sea cual sea la ideolog¨ªa y la condici¨®n de la v¨ªctima y sean cuales sean las motivaciones y las justificaciones de los verdugos.
Por lo dem¨¢s, el asesinato del comandante Velasco Zuazola representa, al igual que hace m¨¢s de dos meses la muerte del militante socialista Germ¨¢n L¨®pez, una clara se?al de que la estrategia de ETA militar y de los comandos aut¨®nomos se ve forzada a intensificar sus abominables rasgos de inhumanidad y se encamina hacia un callej¨®n sin posible salida. El triunfo electoral del PNV en los comicios de marzo y abril, el ¨¦xito de la negociaci¨®n del Estatuto de Guernica. el desahogado resultado favorable del refer¨¦ndum de octubre, el viraje, todav¨ªa vacilante y lento, pero, en cualquier caso, esperanzador, de Euskadiko.Ezkerra hacia la aceptaci¨®n del marco democr¨¢tico, el regreso del lendakari Leizaola, las pr¨®ximas elecciones al Parlamento vasco y el inminente arranque de las instituciones de autogobierno vasco han cambiado sustancialmente las reglas de juego en Euskadi.
El desaforado proyecto de ETA militar de enfrentar a los vascos de vieja estirpe con el resto de los espa?oles, en un frente com¨²n de rechazo que desembocara en un conflicto violento generalizado entre ambas comunidades, pertenece ya afortunadamente al desv¨¢n de las imposibilidades hist¨®ricas. No se trata s¨®lo ya de un sector cuan titativamente importante de la poblaci¨®n que vive y trabaja en Euskadi ha nacido fuera de ese ¨¢mbito territorial, habla s¨®lo castellano, hace compatible su car¨¢cter de miembro de la comunidad aut¨®noma vasca con su condic¨ª¨®n espa?ola y conf¨ªa pol¨ªtica y sind¨ªcalmente en organizaciones con implantaci¨®n en todo el territorio del Estado. Adem¨¢s, los vascos, vinculados por varias generaciones a su peculiar cultura y herederos, de una u otra forma, del legado de Sabino Arana, se han dividido de manera irreconciliable en torno a cuestiones tan centrales como el recurso a la violencia, la forma de establecer su identidad (a trav¨¦s de la autonom¨ªa y la reintegraci¨®n foral o la independencia) y la aceptaci¨®n o el rechazo de los v¨ªnculos hist¨®ricos con el resto de los espa?oles.
Dentro de Euskadi, comunidad aut¨®noma diferenciada, pero integrada en el marco constitucional, ¨¢mbito de los hombres y mujeres de carne y hueso que viven y trabajan en ese territorio (lo que los propios ide¨®logos de ETA bautizaron con la expresi¨®n ?pueblo trabajador vasco?), se ha establecido una clara divisoria de aguas entre los defensores del Estatuto de Autonom¨ªa, las instituciones de autogobierno, la aceptaci¨®n de la legalidad democr¨¢tica y la renuncia a la violencia, por un lado, y los herederos de aquellos ?cruzados de la causa? que, en nombre de la p¨®lvora y la independencia, invocan indistintamente al general Zumalac¨¢rregui y al general Giap, por otro. El lendakar¨ª Garaikoetxea, en sus terminantes palabras de condena del asesinato del comandante Zavala, ha ratificado, de hecho, las declaraciones de Xabier Arzallus -anteriores al atentado y reproducidas ayer en estas mismas columnas-, seg¨²n las cuales el eventual fracaso de la d¨¦bil posibilidad hist¨®rica de una negociaci¨®n para que los terroristas abandonen las armas no dejar¨ªa m¨¢s alternativa al Gobierno vasco que la adecuada respuesta a los cr¨ªmenes y atentados: ?Si no hay otra forma, yo pienso que un Gobierno vasco debe ser mucho m¨¢s tajante todav¨ªa que un Gobierno central al enfrentarse con situaciones de violencia.?
Si el asesinato de Germ¨¢n L¨®pez marc¨® la apertura de las hostilidades del aberizalismo violento contra los socialistas vascos, el crimen que ha costado la vida del comandante Zavala, jefe de la polic¨ªa de la Diputaci¨®n alavesa (Fuerza Foral), respetada de manera simb¨®lica por el anterior r¨¦gimen, se?ala, sin lugar a dudas, que ETA militar y los comandos aut¨®nomos se disponen a asestar sus golpes terroristas contra las fuerzas de orden p¨²blico que -esta vez de manera no simb¨®lica, sino ,efectiva- el desarrollo del Estatuto de Autonom¨ªa ponga a disposici¨®n del Gobierno vasco. El apoyo de todas las fuerzas democr¨¢ticas a las instituciones de autogobierno de Euskadi deber¨¢ servir de respaldo moral a esa nueva estrategia de orden p¨²blico contra la que las armas asesinas de ETA han descargado ya sus primeros disparos y han producido la primera v¨ªctima. Por eso tiene toda la raz¨®n el se?or Arzallus cuando, de manera casi dram¨¢tica, expone la urgencia de la transferencia de las responsabilidades de orden p¨²blico a las instituciones de autogobierno de Euskadi y su temor a que pueda producirse ?demasiado tarde?. Porque todo el curso conflictivo, dificil y doloroso, pero, en ¨²ltima instancia positivo, de los ¨²ltimos diez meses podr¨ªa resultar in¨²til si las tenebrosas y todav¨ªa inexplicadas estampas de Pampiona, Renter¨ªa y San Sebasti¨¢n, con las graves responsabilidades gubernamentales inherentes a¨²n impunes, volvieran a repetirse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.