Vasconiana 2000
?La verdad es que nuestras ideas y nuestras costumbres vascas corren ya un gran peligro. El cristianismo avanza por todas partes. Todo nos quieren quitar esos cristianos, esos cultores, para sustituir nuestras pr¨¢cticas. ?Y por qu¨¦? Por discursos en lat¨ªn que no entendemos.? (P¨ªo Baroja, La leyenda de Jaun de AIzate).
Hace 2000 a?os, los vascones se extend¨ªan a caballo del Pirineo por Navarra y noroeste de Arag¨®n hasta el Ebro (que viene de ibai, r¨ªo, el r¨ªo por excelencia) en las actuales Ribera y Rioja. Este largo y rico territorio, que comprend¨ªa desde los bosques de robles y hayedos del Norte hasta cultivos mediterr¨¢neos como el olivo y la vid, en el Sur, limitaba al Oeste con tribus inciertas asentadas en lo que ahora constituye la mayor¨ªa de las provincias de Guip¨²zcoa, Alava y Vizcaya. La expansi¨®n de la poblaci¨®n vascona hizo que estas zonas fueron vasconizadas: de ah¨ª el nombre de Vascongadas. La expansi¨®n tambi¨¦n se extendi¨® por el suroeste de Francia, por la Gascu?a (de gasc¨®n o vasc¨®n).
Hace unos mil a?os, los viejos vascones y los nuevos vasconizados formaron el reino m¨¢s importante de la Hispania Cristiana: la capital se llamaba Pamplona, en lat¨ªn, o Iru?a (la ciudad), en euskera; en N¨¢jera (fonema ¨¢rabe de Naxara o Navarra), los reyes navarros se declararon emperadores, abarcando su imperio lo que luego se llamar¨ªa Castilla, adem¨¢s de Arag¨®n y Navarra. El principal de todos estos emperadores, Sancho III el Mayor o Rex Ibericus, era un europeizante: abri¨® sus reinos al comercio y las ideas transpirenaicas y, sobre todo, a la primera empresa multinacional de la historia, la orden de Cluny, que a trav¨¦s del Camino de Santiago form¨® un eje de desarrollo religioso, econ¨®mico y cultural desde el centro de Europa hasta Galicia. Como toda multinacional, los monjes de Cluny, apoyados por los reyes navarros, fueron imponiendo una lengua uniformadora y dominante: el lat¨ªn. En los monasterios de los peque?os valles que afluyen al Ebro y en el borde occidental vasco surgi¨® el castellano que no es, as¨ª, sino el lat¨ªn chapurreado por los vascos. Gran vitalidad cultural y pol¨ªtica en el m¨¢s fulgurante momento de la vieja Vasconia: acoge gentes de toda Europa, adopta el lat¨ªn en sus zonas llanas m¨¢s pr¨®speras, importa artistas y cient¨ªficos de Al Andalus y... consigue preservar el euskera en las ¨¢reas monta?osas y costeras, casi inaccesibles, m¨¢s all¨¢ de los puertos.
Hace menos de cien a?os, un joven ultracat¨®lico y autodidacta, Sabino Arana, confusamente fascinado por el clima de la Renaixen?a en Catalu?a, donde vivi¨® varios a?os, pretende restaurar en Vizcaya un ?estado de libertad? original, organizando el Bizkai Buru Batzar, de car¨¢cter integrista, racista y teocr¨¢tico, e inventando una nacionalidad m¨ªtica llamada Euskadi. Unos a?os m¨¢s tarde, en un extra?o viraje, aconseja a sus seguidores formar una Liga de Vascos Espa?olistas, propugnando una f¨®rmula que, curiosamente, parece la de la Constituci¨®n espa?ola de 1978, que sus seguidores actuales del PNV no han votado: trabajar en pro ?del mayor grado de autonom¨ªa posible dentro de la unidad del Estado espa?ol?.
Hace cincuenta a?os, el nacionalismo vasco hab¨ªa madurado: tras la proclamaci¨®n de la II Rep¨²blica Espa?ola se redactan varios anteproyectos de Estatuto vasco para las tres provincias vascongadas y Navarra. El rechazo de ¨¦sta por la presi¨®n de los carlistas, limitaba el nuevo proyecto de Estatuto a las Vascongadas, aprob¨¢ndose ¨¦ste en el plebiscito de noviembre de 1933 por casi un 90% de votos a favor en Guip¨²zcoa y Vizcaya, pero s¨®lo por un 46% en Alava, con un ¨ªndice de abstenci¨®n en ¨¦sta del 42%. (Al mes siguiente, tres cuartas partes de los municipios alaveses decli-
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naban la participaci¨®n alavesa en el proyecto de autonom¨ªa.) Como consecuencia de la victoria de las derechas en las elecciones generales del mismo a?o, el proyecto auton¨®mico vasco se ralentiza, y s¨®lo se activa tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936. En octubre de ese a?o, ya en plena guerra civil, se aprueba el Estatuto, pero s¨®lo quedaba Vizcaya en zona republicana para poder aplicarlo.
Hace diez a?os, en el censo de poblaci¨®n de 1970, el Pa¨ªs Vasco-Navarro ten¨ªa 2.300.000 habitantes, de los cuales el 43% habitaba en Vizcaya; el 27%, en Guip¨²zcoa; el 20%, en Navarra, y s¨®lo el 9% en Alava. Pero es ¨¦sta la que muestra un crecimiento demogr¨¢fico m¨¢s alto con respecto al anterior censo decenal: 47%, frente a un 38% en Vizcaya, 32% en Guip¨²zcoa y 16% en Navarra. Una cuarta parte de la poblaci¨®n habla el euskera y s¨®lo un 10% lo escribe (con m¨¢ximos en Guip¨²zcoa, 77% y 30%, respectivamente). Estos magros porcentajes asedian la viabilidad de una cultura euskald¨²n, hasta entonces limitada al entusiasmo de unos cuantos fil¨®logos y etn¨®grafos (a menudo, cl¨¦rigos), los deportes rurales y algunos bersolaris. El ?proceso de Burgos?, en diciembre de 1970, contra diecis¨¦is militantes vascos se?ala el pico de prestigio, tanto nacional como internacional, de la organizaci¨®n revolucionaria ETA.
En la actualidad, al comienzo de la d¨¦cada de los ochenta, dentro del primer programa importante de ?devoluci¨®n de poderes? emprendido en Europa desde el establecimiento de la Rep¨²blica Federal de Alemania (Financial Times dixit, 20 de diciembre de 1979), el Estatuto Vasco ha sido promulgado como ley org¨¢nica y aceptado por todos los partidos pol¨ªticos con representaci¨®n parlamentaria o municipal, con excepci¨®n de Herri Batasuna (HB). Las elecciones generales pusieron de manifiesto las profundas diferencias de opini¨®n en los distintos territorios: Guip¨²zcoa es la provincia m¨¢s compleja con fuerte implantaci¨®n del PNV (cinco parlamentarios), abundante del PSOE y HB (dos cada uno) y menor de UCD y Euskadiko Ezkerra (un diputado y un senador, respectivamente); en Vizcaya reina el PNV con tantos parlamentarios (siete) como todas las otras fuerzas pol¨ªticas, en las que sobresale el PSOE (tres), frente a UCD y HB (dos cada uno); en Alava reina, por el contrario, UCD, que re¨²ne tantos parlamentarios (cuatro) como los otros dos partidos, PNY (tres) y PSOE (uno). En cuanto a Navarra, el dominio de UCD es abrumador: los seis parlamentarios de UCD contrastan con los dos del PSOE y uno de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN). Las elecciones municipales suavizaron algo esas diferencias: el PNV es mayoritario en las tres capitales vascongadas; destacan en San Sebasti¨¢n los seis concejales de HB, frente a nueve del PNV y cuatro del PSOE, y ninguno de UCD; por el contrario, ¨¦sta es la fuerza mayor en el Ayuntamiento de Pamplona (ocho concejales), seguida de siete de HBEE, seis de PSOE, cinco de UPN y s¨®lo uno del PNV. Las elecciones al Parlamento vasco los pr¨®ximos meses limar¨¢n los todav¨ªa muy abundantes elementos err¨¢ticos del mercado pol¨ªtico vascongado.
Dentro de diez a?os, y debido a fuertes tasas de paro en Guip¨²zcoa y, en menor grado, en Vizcaya, las tendencias de la poblaci¨®n vasca a desplazarse hacia el Sur y el Ebro proseguir¨¢n. Por el contrario, el Plan Franc¨¦s del Sud-Ouest no tendr¨¢ efectos significativos. Aunque la estructura econ¨®mica vasca en su conjunto ser¨¢ estimulada por el proceso de integraci¨®n de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea, algunas organizaciones pol¨ªticas se opondr¨¢n en¨¦rgicamente a la adhesi¨®n plena por considerar que la CEE frustra las posibilidades independentistas de Euskadi. Tambi¨¦n por razones pol¨ªticas y por las migraciones desde el Cant¨¢brico, se producir¨¢n algunas tensiones fuertes en Navarra.
Dentro de veinte a?os, en el a?o 2000, los Estados nacionales europeos seguir¨¢n manteniendo, por razones tur¨ªstico-folkl¨®ricas, conceptos formales como soberan¨ªa e independencia. Europa formar¨¢ un gran espacio econ¨®mico mimetizado por Estados Unidos, pero en el que las ideas y costumbres vascas que preocupaban a Jaun de Alzate no corren peligro: las multinacionales avanzan por todas partes con un nuevo lat¨ªn de computadoras fabricadas en las orillas del Pac¨ªfico: son tan poderosas y eficientes que todo lo permiten y digieren, incluso la disidencia.
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