Los abogados de Onaind¨ªa tratan de que el sumario pase a la jurisdicci¨®n ordinaria
Por incomparecencia del ahogado defensor, Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, aquejado de un fuerte ataque de lumbago, se suspendi¨® ayer en San Sebasti¨¢n el consejo de guerra contra Mario Onaind¨ªa, secretario general de EIA (Euskadiko Ezkerra), al que se acusa de un delito de injurias a las Fuerzas Armadas. La demora en el juicio militar permite ganar tiempo a los abogados y juristas, que estos d¨ªas presionan al fiscal general del Estado y al Gobierno para que el sumario sea traspasado a la jurisdicci¨®n ordinaria.
El fiscal pide para Mario Onaind¨ªa una pena de tres a?os por la publicaci¨®n, el 10 de marzo de 1978, en varios diarios vascos, de esquelas en castellano y euskera, firmadas por ElA, con motivo del primer aniversario de la muerte de dos militantes de ETA (p-m) en el alto de Itxaso (Guip¨²zcoa), en un control de la Guardia Civil.La vista se hab¨ªa fijado para las nueve en punto de la ma?ana de ayer, en los cuarteles de Loyola, de San Sebasti¨¢n. La noche anterior ya se sab¨ªa que con toda probabilidad el consejo de guerra se suspender¨ªa al anunciarse la posible incomparecencia en el mismo de Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, abogado defensor de Mario Onaind¨ªa, aquejado de un repentino ataque de lumbago.
Sin embargo, a las nueve de la ma?ana de ayer, medio centenar de personas se concentraron en la entrada de los cuarteles de Loyola. Junto a un n¨²mero elevado de periodistas estaban presentes destacados dirigentes de EIA, como Javier Izco de la Iglesia o Eduardo Uriarte, compa?eros de Mario Onaind¨ªa en el juicio de Burgos (diciembre 1970), en el que fueron condenados entonces a varias penas de muerte -dos el primero, dos el segundo y una el tercero, respectivamente- Una reforzada protecci¨®n militar (dos furgones de Polic¨ªa Nacional permanec¨ªan expectantes, aunque algo apartados). imped¨ªa el paso a las instalaciones militares a los concentrados, permiti¨¦ndose ¨²nicamente el acceso a Mario Onaind¨ªa.
El acusado se present¨® en la sala, donde le esperaba ya el tribunal, integrado por cinco jefes militares, vestidos de gala -sable incluido-, frente al que tom¨® asiento. Eran las nueve y cuarto. En los quince minutos previos al consejo, que hab¨ªa recibido a las nueve en punto el certificado m¨¦dico excusando la presencia en la vista de Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, acord¨® la suspensi¨®n del juicio militar en base al apartado sexto del art¨ªculo 770 del C¨®digo de Justicia Militar.
Este acuerdo fue le¨ªdo a Mar¨ªo Onaind¨ªa por el juez instructor. Intervino entonces el fiscal, que pidi¨® al tribunal constara en acta su deseo de que dos m¨¦dicos militares acudieran al domicilio del se?or Bandr¨¦s, para comprobar si era cierta la dolencia f¨ªsica que le imped¨ªa acudir al consejo. En caso de que el parte de los doctores fuera negativo, el fiscal pidi¨® el procesamiento militar del m¨¦dico que firm¨® el certificado, el nombramiento de dos abogados militares de oficio y la celebraci¨®n del consejo ?en el m¨¢s breve plazo posible?.
En una conferencia de prensa celebrada despu¨¦s por Mario Onaind¨ªa, ¨¦ste record¨® que la esquela se refer¨ªa a la Guardia Civil, ?y no a todas las Fuerzas Armadas?. ?Iba a decir al tribunal?, afirm¨®, ?que el Ej¨¦rcito no tiene fuerza moral para juzgarme y que hacerlo por esa causa significar¨ªa tanto como aceptar que se solidariza con la represi¨®n que se desarroll¨® en Euskadi antes de la fecha citada.?
Si Mario Onaind¨ªa fuera juzgado en este o en el pr¨®ximo mes y condenado a una pena de arresto mayor que exceda al mes y un d¨ªa quedar¨ªa inhabilitado en su condici¨®n de elector y elegido.
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