Los zamoranos se aprestan a "correr el gallo"
Una de las fiestas ancestrales de contenido m¨¢s misterioso, entre todas las que se celebran en Espa?a, es la que los zamoranos denominan correr el gallo. El d¨ªa culminante de este inquietante rito es el ¨²ltimo domingo del mes de enero. En una especie de esquizofrenia total, un quinto del pueblo de Guarrate (Zamora), donde se conserva esta vetusta tradici¨®n, descarga en un gallo bien alimentado todas las presuntas culpas de las que a ¨¦l mismo se le acusa, y al final es el gallo el que ha de ser ajusticiado, mientras que el quinto queda purificado y puede comenzar ?una nueva vida ?. Los viejos del lugar desconocen el origen exacto del rito, que se conserva tambi¨¦n en otras localidades del sureste zamorano, pero los etn¨®logos no descartan que ¨¦sta sea una de las celebraciones de origen celta que sobreviven en Espa?a.
Cuando Macario S¨¢ez, 56 a?os, jornalero e hijo de jornaleros del campo, cuyo paso por la escuela primaria fue fugaz, comienza a recitar los primeros versos de la d¨¦cima inicial de Relaci¨®n (?Cort¨¦s caballero atento,/ lema que ondea mi escudo,/ respetuoso saludo/ al ilustre Ayuntamiento?) nadie se extra?a en Guarrate, un pueblo de cuatrocientos habitantes del sureste de Zamora. situado a 42 kil¨®metros de la capital de la provincia y a otros tantos de Salamanca. Todos est¨¢n acostumbrados a ello y, si tienen ganas, empezar¨¢n a declamar, en un estilo heterodoxo y cantar¨ªn, sus propias relaciones, explicar¨¢n los pormenores y motivos de cada d¨¦cima o quintilla y traer¨¢n al presente an¨¦cdotas y vivencias de su pasado o del de sus familias.Al forastero, sobre todo, si no ha o¨ªdo hablar de una costumbre ancestral que todav¨ªa se conserva en toda su pureza en esta localidad, le sorprende la novedad, especialmente cuando escucha al grupo de campesinos corear estrofas perfectamente construidas, que fueron escritas sin m¨¢s motivo y aspiraci¨®n que dar realce a una fiesta y perpetuar una tradici¨®n cuyos or¨ªgenes nadie recuerda y a la que algunos quieren entroncar con un rito celta.
Esa suele ser la segunda sorpresa de la conservaci¨®n. Es dif¨ªcil imaginarse que, bajo la frase ?correr el gallo?, se esconde todo un ritual del que son protagonistas directos los varones nacidos en Guarrate o descendientes de hijos del pueblo que cumplen entonces veinte a?os. Ello son el soporte de la celebraci¨®n y la raz¨®n de ser de la fiesta. Cuando no hay mozos de esa edad, no se corre el gallo, y la festividad pierde inter¨¦s y fuerza, aunque no falten otros aditivos, bailes, cohetes, dulces, limonada, etc¨¦tera.
Pero si hay quintos, el pueblo se transfigura el ¨²ltimo domingo de enero, fecha en que tiene lugar el festejo. Ese d¨ªa culmina un proceso iniciado el 2 de febrero del a?o anterior, cuando los protagonistas de la fiesta pagan ?el baile de las candelas?, al que invitan a toda la localidad. Esa jornada constituye una especie de presentaci¨®n en la sociedad. Desde entonces, y durante once meses, los quintos se encargar¨¢n de ?poner el mayo? (izar en la noche del 8 de mayo, en un lugar visible. y derribar el 1 de junio una gran viga rematada con una copa de pino), ?cobrar el medio c¨¢ntaro? (tributo que han de pagar los forasteros que salgan con chicas nacidas en Guarrate), dispondr¨¢n de una cierta tolerancia para sus posibles excesos y podr¨¢n cazar, aunque no tengan licencia, en el coto de la localidad el d¨ªa 26 de diciembre. Todo servir¨¢ de preparaci¨®n para la fiesta del gallo, cuyo primer acto tiene lugar en Navidades, cuando los quintos echan a suertes para decidir el orden de intervenci¨®n. Antes o por aquellas fechas, cada uno habr¨¢ buscado a una persona que se encargar¨¢ de escribir, siempre en d¨¦cimas y quintilla, su relaci¨®n.
La relaci¨®n es la historia versificada de la vida, incidencias y avatares de cada mozo y de su familia, pero con la particularidad de que se recoger¨¢n ¨²nicamente los aspectos negativos, para buscar la carcajada del auditorio que, al ser el pueblo peque?o, conoce perfectamente todo lo que ocurre.
El ¨²ltimo domingo de enero, en un clima de expectaci¨®n y festivo, tienen lugar los actos fundamentales. Los quintos que ya han designado, por sorteo, al capit¨¢n y al teniente del grupo, acuden, entre cohetes y m¨²sica, acompa?ados por el resto del pueblo, a la misa ataviados con capas castellanas. Luego levantan en el centro del pueblo un pat¨ªbulo, donde por la tarde colgar¨¢n cada uno un gallo, criado por su padrino de bautizo y reservado con mimo, que les representa. El quinto, montado a caballo y ataviado con ropas militares, se despersonaliza y vierte todas las acusaciones en el gallo, que encarna su persona. Al final de cada relaci¨®n hay un simulacro de juicio, que acaba con la condena del animal. El gallo muere a golpes de espada y con su muerte libera al mozo, a quien representa de todas las culpas, defectos y facetas negativas que la relaci¨®n le atribuye.
El quinto queda limpio de toda mancha y preparado para partir de cero, para iniciar una ?nueva vida?.
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