Hans K¨¹ng y su iglesia / 1
?Iglesia del Se?or, madre m¨ªa, ?qu¨¦ haces con ese hijo dif¨ªcil, mi hermano?? (Yves Congar, te¨®logo conciliar, a prop¨®sito de las medidas de Roma contra Hans K¨¹ng.)
En cumplimiento de un decreto de la Congregaci¨®n de la Fe, emitido el 15 de diciembre de 1979, y confirmado por el papa Wojtyla el 30 del mismo mes, el obispo de Rottenburg, Georg Moser, ha privado a Hans K¨¹ng, profesor de Teolog¨ªa Dogm¨¢tica y Ecum¨¦nica en Tubinga, del derecho a ense?ar como te¨®logo cat¨®lico. La causa del conflicto, su larga prehistoria y la ¨²ltima fase de su desarrollo siguen constituyendo un enigma para la opini¨®n p¨²blica. Por eso, no es extra?o que muchos hayan dado cr¨¦dito a la declaraci¨®n del cardenal H?ffner, y compartan la opini¨®n de que Hans K¨¹ng, pese a sus ideas err¨®neas, ha rechazado durante diez a?os todas las invitaciones a un di¨¢logo y, por tanto, debe sufrir las consecuencias de ?una obstinaci¨®n sin precedentes?. Pero el cardenal olvida que se han celebrado varios coloquios, tanto en Roma como en Alemania, y que Hans K¨¹ng, mantuvo con ¨¦l, en Stuttgart, un di¨¢logo de cuatro horas el 22 de enero de 1977. Adem¨¢s, la opini¨®n p¨²blica no puede sospechar que, en la terminolog¨ªa romana empleada por el cardenal, disposici¨®n para el a sumisi¨®n. Otros te¨®logos sometidos a proceso mostraron ?mayor disposici¨®n para el di¨¢logo? que K¨¹ng; sin embargo, s¨®lo escaparon a las medidas disciplinarias de Roma cuando aceptaron someterse. Baste recordar, junto a los numerosos procesos de los ¨²ltimos decenios, los casos recientes del dominico alem¨¢n Pf¨¹rtner, profesor de Teolog¨ªa Moral en Friburgo, de Suiza, y del dominico franc¨¦s, Jacques Pohier, profesor en Par¨ªs; ambos acudieron a Roma y, tras el ?di¨¢logo?, fueron depuestos.
El informe de la Inquisici¨®n sobre K¨¹ng (399/571) se abri¨® en 1957, a?o de su doctorado. Tras un primer proceso inquisitorial contra el libro Estructuras de la Iglesia (1962), el gran conflicto comenz¨® con La Iglesia (1967), voluminoso manual de seiscientas p¨¢ginas en que K¨¹ng ofrece m¨²ltiples sugerencias para una renovaci¨®n de la Iglesia en la etapa posconciliar. El libro es denunciado inmediatamente en Roma, y la Congregaci¨®n abre un proceso para examinar su doctrina sin que se comunique nunca a K¨¹ng en qu¨¦ puntos concretos se centran las objeciones. En 1970 publica K¨¹ng Infalible, donde formula ?una pregunta? sobre la g¨¦nesis y el significado de la definici¨®n dogm¨¢tica de 1870 en torno a la infalibilidad del Papa y expone la tesis b¨¢sica de que la Iglesia, pese a sus errores en detalles concretos, el conservada por Dios en la verdad.
Pese a que el ¨ªndice de libros prohibidos, que a lo largo de los siglos lleg¨® a incluir unos 4.000 t¨ªtulos, hab¨ªa sido suprimido en 1965 -entre otras razones, porque la inclusi¨®n de un libro en el ¨ªndice era su mejor propaganda-, la Congregaci¨®n de la Fe adopt¨® ante La Iglesia una medida que ven¨ªa a ser una velada inclusi¨®n en el ¨ªnd¨ªce: se comunic ¨® a K¨¹ng la prohibi,ci¨®n de difundir y traducir su obra hasta que se celebrara ?un coloquio? al respecto. Si K¨¹ng hubiera accedido, habr¨ªa quedado sentenciada para siempre la suerte de su obra. Baste un s¨®lo dato para colegir hast¨¢qu¨¦ punto habr¨ªa sido ?amistoso? el coloquio que propon¨ªa Roma: seis meses despu¨¦s, recibi¨® K¨¹ng un escrito de la Congregaci¨®n de la Fe (fechado el 30 de abril de 1968 y recibido en Tubinga el d¨ªa 4 del mes siguiente) en ' que se le dec¨ªa abiertamente: ?Le ruego encarecidamente, se?or profesor, que el d¨ªa 9 de mayo,jueves, venga a las nueve y media al palacio del Santo Oficio, de Roma, para celebrar este coloquio.? En su respuesta del 30 de mayo, K¨¹ng escribe: ?Deseo comenzar manifestando que, en principio, estoy dispuesto al di¨¢logo. Considero que la invitaci¨®n a un coloquio representa un importante progreso con respecto a los procedimientos habituales en otras ¨¦pocas. Estoy convencido de que un intercambio de ideas presidido por la franqueza y la comprensi¨®n permitir¨¢ esclarecer las posibles dificultades y ambig¨¹edades. En la etapa posconciliar, el di¨¢logo intracat¨®lico es, al menos, tan importante como el di¨¢logo con las otras Iglesias cristianas y con el mundo moderno. As¨ª pues, pueden contar con mi colaboraci¨®n. Sin embargo, no debo ocultar n¨² sorpresa por la forma en que se ha efectuado esta invitaci¨®n. Prescindiendo de que la fecha del coloquio deber¨ªa haberse fijado de com¨²n acuerdo, me resulta incomprensible la premura de la invitac¨ª¨®n...? K¨¹ng insiste en que se le comuniquen previamente las objeciones contra su libro y los nombres de los interlocutores.
Posteriormente, las discusiones entre K¨¹ng y Roma se centran cada vez m¨¢s en problemas de procedimiento, lo cual redunda en perjuicio de la cuesti¨®n de fondo. El Santo Oficio, sucesor de la Sagrada Congregaci¨®n de la Inquisici¨®n desde 1908, vuelve a cambiar de nombre en 1968 y pasa a llamarse Sagrada Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe. Pero, en esencia, sigue empleando ?los mismos m¨¦todos: denuncias an¨®nimas, procesos secretos, imposibilidad de tener acceso a las actas, falta de la plena protecci¨®n jur¨ªdica por parte de un abogado y, sobre todo, denegaci¨®n de audiencia jur¨ªdica y exclusi¨®n de toda posibilidad real de apelar a otra instancia? (J. Neumann, Menschenrecke auch in der Kirche?, Zurich, 1976, 124).
?Obraba mal K¨¹ng cuando exig¨ªa unos recursos jur¨ªdicos que se conceden a cualquier delincuente? En una carta sobre los reparos en torno a Infalible, K¨¹ng escrib¨ªa (24-1-1972) a la Congregaci¨®n de la Fe acerca de sus nuevas normas de procedimiento (promulgadas el 15-1-1971): ?Pese a ciertas mejoras de detalle, que reconozco gustosamente, este procedimiento no est¨¢ exento del esp¨ªritu de la Inquisici¨®n... Perm¨ªtaseme prescindir aqu¨ª de que, junto al procedimiento "ordinario", sigue siendo posible un procedimiento "extraordinario" en virtud del cual la Congregaci¨®n puede no atenerse a las normas establecidas para los procesos ordinarios; con esto se deja abierta una puerta para la arbitrariedad inquisitorial. Limit¨¢ndome al procedimiento ordinario, me veo obligado a afirmar que no puedo considerar "leal, equitativo y exento de arbitrariedades" (t¨¦rminos tomados de una carta de la Congregaci¨®n de la Fe) un procedimiento que:
1. No me permite tener acceso a las actas.
2. Designa para hablar en pro del autor un relator no elegido por m¨ª.
3. No delimita con claridad las competencias ni reconoce la posibilidad de apelar.
4. Depende de unos plazos fijados unilateralmente?.
Estas reservas y exigencias no obedec¨ªan a un capricho personal de K¨¹ng, sino que respond¨ªan a una convicci¨®n compartida en el mundo entero, como lo prueba la declaraci¨®n firmada en 1968 por 1.360 te¨®logos cat¨®licos de 53 pa¨ªses y entregada en la secretar¨ªa del Papa. En dicho documento se lee, entre otras cosas: ?Con plena lealtad e inequ¨ªvoca fidelidad a la Iglesia cat¨®lica, los te¨®logos firmantes se ven obligados a recordar p¨²blicamente que no debe volver a quedar comprometida la libertad que para servir a la Iglesia devolvi¨® a los te¨®logos y la teolog¨ªa el Vaticano II... Somos conscientes de que los te¨®logos podemos equivocarnos al hacer teolog¨ªa. Pero estamos convencidos de que las ideas teol¨®gicas equivocadas no se erradican con medidas coercitivas... Cualquier forma de Inquisici¨®n, porsutil que sea, no s¨®lo dificulta el desarrollo de una sana teolog¨ªa, sino que causa tambi¨¦n incalculables perjuicios a la credibilidad de toda la Iglesia en el mundo de hoy.?
Y en una carta dirigida a todos los obispos alemanes, los profesores de la facultad de Teolog¨ªa Cat¨®lica de Tubinga, escrib¨ªan el 27 dejulio de 1973: ?Con sus libros La Iglesia e ?Infalible?, Una pregunta, el profesor K¨¹ng ha suscitado una fuerte discusi¨®n teol¨®gica en la que no se ha llegado todav¨ªa a un acuerdo cient¨ªfico. Dado que est¨¢n en juego problemas sumamente dif¨ªciles, creemos que es objetivamente inadecuado un procedimiento como el incoado con ese motivo por la Congregaci¨®n de la Fe.
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