Nueve millones de italianos tienen que pagar para "hacer el amor"
Nueve millones de italianos frecuentan la prostituci¨®n. La edad media de los frecuentadores habituales de las prostitutas es de 45 a?os, y tiende a aumentar porque las nuevas generaciones se muestran menos interesadas en el tema.
Actualmente, el 21 % de la poblaci¨®n italiana tuvo su primera experiencia sexual con una prostituta. S¨®lo en Roma existen m¨¢s de 8.000. Estas son las cifras m¨¢s significativas del Primer Congreso Nacional sobre la Prostituci¨®n, que acaba de celebrarse en Roma organizado por la Academia Italiana de Ciencias Biol¨®gicas y Morales. En el congreso ha participado la flor y nata de expertos en campos como la biolog¨ªa, la sociolog¨ªa, la psicolog¨ªa y la jurisprudencia, as¨ª como algunos l¨ªderes pol¨ªticos de primera plana de la nueva izquierda.
El congreso se ha celebrado veinte a?os despu¨¦s de que la ley Merlin cerrase oficialmente en Italia todas las casas de prostituci¨®n. Se subray¨® la palabra oficialmente, porque el congreso ha puesto de manifiesto que el fen¨®meno ha seguido vivo en todo el pa¨ªs, hasta el punto de que hoy el balance es de un mill¨®n de mujeres que venden su cuerpo.
Se trata de una industria que maneja el equivalente a 10.000 millones de pesetas anuales, aunque algunos expertos afirmaron que se trata de cifras muy inferiores a las reales.
La prostituci¨®n, un segundo trabajo
Se analizaron las causas m¨¢s profundas de lo que se ha llamado el ?oficio m¨¢s antiguo del mundo?, esta vez desde una perspectiva actual. La investigaci¨®n revela que muchos adultos, a quienes, como ya se ha dicho, les interesa la prostituci¨®n m¨¢s que a los j¨®venes, acuden a las prostitutas s¨®lo ?para hablar y confesarse ?. Alguien coment¨® con iron¨ªa que estas mujeres son los nuevos confesores. Tambi¨¦n se ha comprobado que la prostituci¨®n se est¨¢ convirtiendo cada vez m¨¢s en el sustitutivo de un trabajo en muchas mujeres desocupadas o bien en un segundo trabajo, y en no pocos Casos, en una forma de disponer de dinero propio, y esto incluso en mujeres de las clases media y alta burguesa, y no s¨®lo en el proletariado. Se trata, al parecer, de un trabajo c¨®modo.Para el catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa y Sociolog¨ªa Leonardo Ancona, debiera ponerse en marcha la revolucionaria idea de crear un sindicato de estas mujeres y volver a abrir las casas de prostituci¨®n organizadas en autogesti¨®n. A ello se opuso el escritor de la nueva izquierda Stefano Rodota, quien afirm¨® que eso ser¨ªa ?echar de nuevo sobre las espaldas de la mujer un problema que le hace de nuevo esclava de un papel que la historia ha cristalizado?.
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