Dharma y Atahualpa Yupanqui: conciertos del futuro y del recuerdo
Este ¨²ltimo fin de semana han venido actuando en Madrid la Companyia El¨¦ctrica-Dharma, por un lado, y Atahualpa Yupanqui, por otro.La Companyia El¨¦ctrica comenz¨® all¨¢ por el a?o 1974 y, con cinco elep¨¦s en su haber, es de los grupos m¨¢s longevos que recorren Espa?a. Sus principios fueron un homenaje confesado a gente como Weather Report o Miles Davis, o lo que es igual: el jazz electr¨®nico de principios de los setenta. Posteriormente, y sin abandonar ese aspecto jazz¨ªstico, adoptaron tambi¨¦n formas populares catalanas.
Sin embargo, la Companyia El¨¦ctrica que se present¨® en la sala Olimpia, de Lavapi¨¦s, no ten¨ªa mucho que ver con las playas o las olas. Los temas (o canciones) eran en muchas ocasiones los mismos, pero bajo ellos surg¨ªa un ritmo pesado y muchas veces duro que s¨®lo puede ser calificado como rock. El problema para la Companyia es que despu¨¦s del tiempo que llevan haciendo lo mismo buscan nuevas v¨ªas, a trav¨¦s de las cuales puedan entretenerse sobre todo ellos mismos. Y ocurre que una gran parte del antiguo material no puede sufrir cambios estil¨ªsticos tan bruscos como los actuales, sin perder gran parte de su primitivo valor. S¨®lo en un tema nuevo (o al menos no grabado con anterioridad), llamado Ciutats, la Companyia logr¨® plenamente lo que se hab¨ªa propuesto a lo largo del concierto: mantener la. identidad de su sonido (saxo incluido), al tiempo que renuevan casi por completo su forma de componer. Es poco para una actuaci¨®n que en muchos momentos estuvo poco clara. Pero es suficiente como para esperar algo valioso.
Por su parte, Atahualpa Yupanque se present¨® en el teatro Alcal¨¢ Palace. El cantante ya tiene m¨¢s de setenta a?os, y su voz, que nunca fue excepcional, tiende a desaparecer con el paso del tiempo. Pero su recital no decepcion¨®. Tocando su guitarra como si fuera un bombo, un charango, un rascador, utilizando todos los trucos que le han dado los a?os, lo de Atahualpa era una muestra hist¨®rica de lo que fue la canci¨®n sudamericana hace a?os. No es de extra?ar que cantara sus temas m¨¢s conocidos, ni tampoco se le puede echar en cara: el p¨²blico esperaba esas canciones y ¨¦l ya no est¨¢ para unos cambios a los que, probablemente, no vea sentido. Atahualpa Yupanqui circula por los terrenos del mito y sabe adaptarse a ellos sin resultar en ning¨²n momento cargante ni autocomplaciente. Es un hombre que hace un trabajo honrado, que, en ocasiones, deja traslucir la sensibilidad. por entre tanto tiempo de estar haciendo lo mismo (o lo muy parecido). Son dos aspectos diferentes de una misma cosa que se llama m¨²sica. La Companyia El¨¦ctrica, a¨²n joven, est¨¢ buscando; Atahualpa Yupanqui revive el recuerdo. ?Por qu¨¦ no?
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