La "guerra fr¨ªa" de N¨²?ez
Jos¨¦ Luis N¨²?ez no parece disfrutar con las reci¨¦n estrenadas buenas relaciones con De Carlos. Su actitud en el palco del Camp Nou no tuvo nada de hospitalaria para con su colega madridista. Rompi¨® el protocolo acordado, instalando a De Carlos en un lugar menos destacado del que se hab¨ªa establecido, e hizo un serio amago de marcharse del campo cuando Fandos pas¨® por alto el derribo de Garc¨ªa Rem¨®n a Serrat.El palco del Barcelona tiene un sector central de cinco asientos, considerados preferentes. El central, la presidencia, deb¨ªa ser ocupado por Tarradellas, a cuya derecha se sentar¨ªan, seg¨²n lo acordado de antemano, De Carlos y la se?ora de N¨²?ez, y a su izquierda, N¨²?ez y la se?ora de Tarradellas. Pero cuando De Carlos lleg¨® al palco se le indic¨® que se sentara en un asiento de la primera fila, pero a la izquierda de ese sector central de cinco, y separado del mismo por un peque?o pasillo. En el sector central se sentaron Tarradellas, N¨²?ez y las se?oras de ambos, y qued¨® un asiento libre. Porta se sent¨® junto a De Carlos. Cuando el Madrid sali¨® al campo, Tarradellas, en pie, aplaudi¨®; N¨²?¨¦z, por contra, permaneci¨® inm¨®vil.
N¨²?ez abandon¨® el palco
En el minuto treinta, con ocasi¨®n del derribo de Garc¨ªa Rem¨®n a Serrat, N¨²?ez se levant¨® airado y sali¨® del palco; tras ¨¦l salieron r¨¢pidamente, varios directivos del Barcelona, y a los cinco minutos todos ellos volvieron a entrar. Despu¨¦s del partido circular¨ªa la versi¨®n, semic¨®mica, semioficial, de que N¨²?ez hab¨ªa salido a cumplir con una servidumbre fisiol¨®gica. Lo que no se entiende es que necesitara de tantos auxiliares para esa tarea. De Carlos, despu¨¦s del partido, quitaba importancia a los hechos, y se volcaba en buenas palabras hacia Tarradellas y el p¨²blico catal¨¢n. El Madrid fue recibido y despedido en el aeropuerto del Prat con muestras de simpat¨ªa.
Los incidentes que a priori se tem¨ªan no llegaron a producirse en ning¨²n momento. Brill¨® la deportividad.
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