2.400 candidatos a las elecciones al Parlamento catal¨¢n
Unos 2.400 candidatos, agrupados en 47 candidaturas, concurren a las elecciones al Parlamento catal¨¢n, a celebrar el d¨ªa 20 de marzo. El plazo de presentaci¨®n de candidaturas concluy¨® a medianoche del domingo.En general, el relieve e inter¨¦s de los concurrentes queda muy por debajo del propio de las dos elecciones legislativas habidas desde el fin de la dictadura.
En la lista de UCD por Barcelona destaca la presencia, en cuarto lugar, del industrial Higinio Torres Majem, presidente de la industria papelera Torras Hostensch, de Sarri¨¢ de Ter, en los alrededores de Gerona, foco de una de las poluciones atmosf¨¦ricas m¨¢s evidentes de toda Catalu?a.
La candidatura empresarial barcelonesa, denominada Solidaridad Catalana, gran beneficiaria de las ayudas econ¨®micas de Fomento del Trabajo Nacional, tambi¨¦n se caracteriza por la ausencia de empresarios o figuras p¨²blicas de relieve, exceptuando su cabeza de lista, Juan Echevarr¨ªa Puig.
La presencia del Partido Socialista Andaluz tampoco aporta, de entrada, caracter¨ªsticas de relevancia. Todo depender¨¢, en este punto, de los medios de que disponga para su campa?a. Por el momento, no parece que estos medios vayan a ser de consideraci¨®n. Tampoco parece que esta fuerza pol¨ªtica se incline por el anticatalanismo, ya que rechaz¨® las ofertas de otros sectores de la inmigraci¨®n, tendentes a buscar una coalici¨®n que objetivamente hubiese podido caer en posturas espa?olistas radicales.
Finalmente, es de indicar la ausencia, ya segura, de Tarradellas del proceso electoral, despu¨¦s de que, sin lugar a duda alguna, hubiese intentado encabezar una lista independiente por Gerona. Impedida esta posibilidad, que fue considerada como muy negativa por el partido del Gobierno, Tarradellas manifest¨® el pasado domingo, d¨ªa en que conclu¨ªa el plazo de presentaci¨®n, que abandonaba el deseo, repetidamente anunciado por ¨¦l, de ir a vivir a Gerona, para continuar residiendo en Barcelona. Sus deseos de beligerancia pasan ya ¨²nicamente por la posibilidad -muy real- de que el primer Parlamento catal¨¢n de la posguerra sea incapaz de elegir un presidente de la Generalidad, con la consiguiente posibilidad de nuevas elecciones.
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