La Democracia Cristiana, dividida sobre la sucesi¨®n de Zaccagnini
El primer resultado concreto del acalorado y tenso congreso democristiano ha sido el cambio del estatuto para que el nuevo secretario sea elegido no por el congreso, sino por el consejo nacional. Lo contrario a lo que hab¨ªa ocurrido en el ¨²ltimo congreso, hace cuatro a?os, cuando fue elegido Benigno Zaccagnini. Entonces el reglamento preve¨ªa que el secretario lo eligiera el consejo nacional. Los delegados obtuvieron con una votaci¨®n la elecci¨®n del congreso.
Esta vez se ha vuelto al viejo sistema. El cambio de estatuto fue pedido por los dirigentes hist¨®ricos de los principales grupos internos. El congreso recogi¨® firmas suficientes para pedir la votaci¨®n secreta, pero la disciplina de partido gan¨® la batalla y fue aprobada igualmente la moci¨®n que ha cambiado el reglamento. Ha sido la mejor demostraci¨®n de que no existe, ya al final del congreso, ning¨²n acuerdo sobre la l¨ªnea pol¨ªtica ni sobre el nombre del sucesor de Zaccagnini, que ayer de nuevo fue aclamado con diez minutos de aplausos del congreso en pie, cuando Giovanni Galloni, ex vicesecretario del partido, afirm¨®: ?Zaccagnini se va, pero la novedad de su imagen pol¨ªtica y moral es ya historia de nuestro partido?, a?adiendo que la Democracia Cristiana ser¨¢ cre¨ªble en la calle s¨®lo si ?todo el partido recuperara la imagen de limpieza que ¨¦l ha dejado?. Nuevo aplauso cuando Galloni record¨® que cuando Zaccagnini lleg¨® a la secretar¨ªa, los democristianos se ?avergonzaban en las f¨¢bricas de declarar de qu¨¦ partido eran. Esto ya no sucede ?.Pero, parad¨®gicamente, el congreso silb¨® a Galloni cuando hizo la autocr¨ªtica de la ?vieja imagen del partido?, denunciando el clientelismo, el sistema de ?grupos de poder en el interior del partido? y las ?oscuras fuentes de financiaci¨®n de estos grupos?.
Tres posturas
Durante la intensa jornada de ayer los oradores de mayor prestigio hist¨®rico, desde Andreotti a Piccoli, y Donat-Cattin, continuaron repitiendo que el problema del XIV Congreso no deb¨ªa ser s¨®lo la cuesti¨®n comunista, pero, al mismo tiempo, dedicaron a este problema la mayor parte de sus discursos, dividi¨¦ndose en tres posturas ya cl¨¢sicas: ?Sin renunciar a las ideolog¨ªas, hay que probar si existen las condiciones de gobernar juntos. S¨®lo probando podr¨¢n nacer nuevas posibilidades de acuerdo m¨¢s flexibles?, o bien ?existe una incompatibilidad de fondo, hasta cultural, entre la DC y el PCI y, por tanto, se podr¨¢ siempre dialogar, pero sin poder llegar nunca a un -Gobierno conjunto?, como afirm¨® ayer Donat-Cattin, quien a?adi¨® quees ?alarmante y corrosivo para la Democracia Cristiana afirmar que sin el partido comunista no se puede gobernar el pa¨ªs?. Y, por ¨²ltimo, quienes se lavan las manos afirmando: ?Por ahora no existen las condiciones, como afirm¨® un delegado, ?este aplazamiento continuo de nuestras decisiones son la constataci¨®n m¨¢s triste de nuestra impotencia?.
Era muy esperado el discurso de Andreotti, considerado hoy el principal estratega del partido. Curiosamente, el que hab¨ªa sido el creador de los Gobiernos de derecha y centristas hoy, junto con Zacagnini, ha sido el mayor defensor de una colaboraci¨®n con todas las fuerzas de izquierda: ?Se trata de verificar?, dijo, ?si ante la gravedad de los problemas y ante la extrema dificultad de las alternativas se pueden acelerar los tiempos de una adhesi¨®n irreversible de toda la izquierda al modelo socialista europeo, en el cual vislumbramos el puerto dificil¨ªsimo, pero quiz¨¢ el ¨²nico posible de esta atormentada vida pol¨ªtica italiana?.
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