Don Carnal contra do?a Cuaresma
HAY LIBERTADES que, cuando llegan, son innecesarias: han caducado. Parte del genio de los poderes conservadores consiste en la administraci¨®n de libertades menores, de costumbres peque?as, estrictamente in¨²tiles, pero aparentemente gratificantes. As¨ª ha pasado con el carnaval. Cuando ha venido, despu¨¦s de la larga prohibici¨®n, ya no representaba ning¨²n est¨ªmulo. Cuatro destrozones, alg¨²n Jomeini y la asombrosa presencia de Rojas Marcos vestido de diablo verde han servido, apenas, para el llanto elegiaco de los cronistas, junto a parcos desfiles de carrozas, cuando ya la palabra carroza sirve apenas para designar una ancianidad decr¨¦pita.Lo que m¨¢s ha podido impresionar la reflexi¨®n de este ?no-carnaval? ha sido el recuerdo de su prohibici¨®n. Si la concesi¨®n de una libertad menor puede ser simplemente una forma de ocultar el secuestro o el disimulo de otras libertades mayores, no hay ninguna prohibici¨®n gratuita: todas tienen un ¨¢nimo de ofensa, una agresividad, una intolerancia. Pensar que la prohibici¨®n de los carnavales podr¨ªa ser una vieja reivindicaci¨®n medieval -de los tiempos de la ?batalla que tuvo don Carnal con do?a Cuaresma?- ser¨ªa c¨®mico simplemente de no-formar parte de una doctrina m¨¢s general, de la que defin¨ªa al espa?ol como ?mitad monje, mitad soldado?; una doctrina penitencial y teratol¨®gica. Debi¨® hacerse entonces todo lo posible por que la cuaresma ganase la vieja batalla emprendida. R¨¦gimen de Cuaresma, r¨¦gimen de Mi¨¦rcoles de Ceniza, de golpe de pecho y ?memento homo?, con intentos de exclusi¨®n de todo lo dem¨¢s. Filosof¨ªa del complejo de culpabilidad, grande y eterna arma de los pol¨ªticos cuando consiguen arrojarlo sobre, los dem¨¢s. La Cuaresma, que hoy empieza agrisando las frentes de los fieles -?memento homo?- para que afinen su interior con la m¨¢xima del Eclesiast¨¦s ha perdido tambi¨¦n toda su interioridad. Le queda parte de la escenograf¨ªa y un folklore de potaje de garbanzos con bacalao en el camino hacia la torrija: m¨¢s goces para gastr¨®nomos econ¨®micos que verdadera penitencia. Do?a Cuaresma ya es casi m¨¢s que nada una figura de su enemigo Carnaval -una destrozona, una figura de ?al higu¨ª?-, que a su vez ha perdido la obesidad y la francachela del rey Momo y es, inversamente, una figura cuaresmal: adelgazado, trist¨®n, cansado y aburrido. Como si los dos enemigos hubieran alcanzado, por fin, una especie de hip¨®stasis en la derrota mutua. Su larga guerra civil les ha desprestigiado a los dos, en tanto que s¨ªmbolos, en tanto que figuras literarias, aunque con otras formas queden siempre las eternas oposiciones entre lo apol¨ªneo y lo dionisiaco, entre un paganismo alegre y corporal y una religiosidad doliente ante la muerte, informada por el pecado original. Algunas de las batallas pol¨ªticas que se est¨¢n realizando en estos momentos en Espa?a en materia de costumbres -recordemos, una -vez m¨¢s, el divorcio- responden a esas l¨ªneas eternas. Entre el Martes de Carnaval y el Mi¨¦rcoles de Ceniza. Quiz¨¢ sea un problema grave que ya no se resuelvan en celebraciones populares, sino que se conviertan en sordos temas de intolerancia, en formas de guerra civil fr¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.