El congreso de la DC italiana remite las decisiones importantes al Consejo Nacional
Oficialmente concluy¨® en la madrugada de ayer, en Roma, el XIV Congreso Nacional de la Democracia Cristiana italiana (DC), el partido de mayor¨ªa relativa que controla doce millones de votos, el 38% del electorado del pa¨ªs. Pero en realidad, el verdadero congreso ha sido aplazado, como titulaba ayer un diario de la capital, porque ser¨¢ dentro de quince d¨ªas cuando el Consejo Nacional elegir¨¢ el nuevo secretario y aprobar¨¢ la l¨ªnea pol¨ªtica del partido despu¨¦s del congreso.
En este sentido, un observador defini¨® ayer el congreso democristiano como ? un ensayo de orquesta?, refiri¨¦ndose a la pel¨ªcula de Fellini, del mismo t¨ªtulo. El verdadero congreso queda emplazado para dentro de quince d¨ªas y se celebrar¨¢ a puerta cerrada, en una especie de laboratorio qu¨ªmico, para buscar una unidad que en realidad no existe, pero con la cual este partido se ha presentado siempre en el ¨²ltimo momento ante la opini¨®n-p¨²blica.Aunque esta vez la falta de una l¨ªnea pol¨ªtica unitaria ha quedado dram¨¢ticamente al descubierto, si se tiene en cuenta que los l¨ªderes hist¨®ricos, hu¨¦rfanos de la obra mediadora de Aldo Moro, tuvieron que recurrir a modificar el estatuto para poder trasladar a la ?intimidad? del Consejo Nacional la verdadera batalla congresual.
Esta misma decisi¨®n sirvi¨® para reflejar otra realidad no menos significativa: mediante el voto secreto, a pesar de todas las presiones ejercidas sobre los delegados, el 40% se rebelaron contra las disposiciones de los jefes de los diversos grupos. Y cuando el presidente del congreso ley¨® el resultado de la votaci¨®n, volaron contra la presidencia del congreso gritos, insultos, monedas, peri¨®dicos y hasta alg¨²n salivazo.
Un solo grupo compacto
Pero quiz¨¢ la nota m¨¢s positiva haya sido el hecho de que el ¨²nico grupo compacto que ha presentado una moci¨®n unitaria ha sido la izquierda del partido, representada por el grupo Zaccagnini y el grupo Andreoti, corrientes que cuentan con el 42% de los grupos delegados del congreso.
La derecha democristiana no ha conseguido ponerse de acuerdo en una moci¨®n conjunta y cada grupo ha presentado la suya. Mientras en el grupo Zaccagnini-Andreoti la l¨ªnea pol¨ªtica es clara: Gobierno de solidaridad nacional, con todos los partidos democr¨¢ticos, sin excluir a priori al Partido Comunista italiano (PCI), en los otros grupos. las posiciones son diferentes: desde Amintore Fanfani, que pronunci¨® un no categ¨®rico al Gobierno con los comunistas, a Flaminio Piccioli, que afirm¨® su predilecci¨®n por los socialistas, pero sin cerrar la puerta a los comunistas, pasando por Arnaldo Forlani, que advirti¨® que por ahora no existen las condiciones para un acuerdo con el partido de Berlinguer, y Carlo Donat-Cattin que hizo re¨ªr a los congresistas cuando tradujo el informe de Zaccagnini con estas palabras: ?Querido Berlinguer: Puesto que ahora nuestros padres no nos permiten casarnos, lo haremos el a?o pr¨®ximo. Mientras tanto, nos consolaremos en los prados de la periferia.? Se refer¨ªa a la participaci¨®n de los comunistas junto a la DC en los ayuntamientos y en las regiones.
La mejor demostraci¨®n de que el partido que fund¨® Alcide de Gasperi est¨¢ dividido en dos mitades han sido los aplausos fren¨¦ticos que recibieron los dos l¨ªderes m¨¢s contrapuestos del partido: Zaccagnini y Fanfani.
Las primeras reacciones al congreso por parte de los partidos de izquierda, que han empezado ya a reunir sus respectivas direcciones, han sido muy duras y de desilusi¨®n. Tanto los comunistas como los socialistas, cuyas delegaciones estuvieron presentes d¨ªa y noche en el congreso democristiano, han acusado de nuevo a los democristianos de ?impotencia a la hora de adoptar decisiones? y de ?artistas en el arte de aplazarlo todo, con tal de no perder el poder?.
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