El Madrid, adelantado finalista europeo
En un magn¨ªfico encuentro, lleno de emoci¨®n y con muchos brotes de calidad en todos los aspectos, el Madrid se impuso al actual campe¨®n de Europa, el Bosna de Sarajevo, y se clasific¨® finalista, a falta de dos partidos, en medio de un delirio general del p¨²blico que abarrot¨® las gradas del Pabell¨®n. A lo largo de los cuarenta minutos los lances del juego hicieron estremecerse en m¨¢s de una ocasi¨®n los cimientos del recinto deportivo, que fue escenario en esta ocasi¨®n del mejor encuentro de Copa de Europa de la actual temporada.Fue un choque entre dos colosos que lucharon de poder a poder y en ning¨²n caso se hubiera podido decir que la victoria del Bosna hubiese sido injusta, pues hizo, al menos, tantos m¨¦ritos como su rival para alzarse con el triunfo. Solamente las circunstancias que influyen en un juego inclinaron la balanza del lado blanco, sin que tampoco se pueda decir que su triunfo fue injusto. Por si fuera poco, la guinda del acontecimiento estuvo protagonizada por la soberbia actuaci¨®n de Mirza Delibasic, que caus¨® estupor.
Sorprendi¨® el Bosna con su planteamiento defensivo, ya que desde el primer momento se puso en una zona-press que hac¨ªa tiempo que no se ve¨ªa. Esta la llev¨® a cabo en m¨¢s de la mitad de la cancha, y una vez que Corbal¨¢n sub¨ªa el bal¨®n y hac¨ªa replegarse a los yugoslavos, ¨¦stos, sin perder su concepci¨®n defensiva de zonas, ten¨ªan asignado cada uno un jugador blanco. El planteamiento dio resultado y el Madrid no acertaba a romper esta defensa, y una vez m¨¢s tuvo que recurrir a los tiros de Brabender y Walter y al espl¨¦ndido momento que atraviesa Rafael Rull¨¢n.
Los yugoslavos basaron todo su juego de ataque en ese fuera de serie que es Mirza Delibasic, que caus¨® la admiraci¨®n de propios y extra?os en el Pabell¨®n y que hizo gala de una facilidad encestadora que asombr¨® a todo el mundo. Nadie va a discutir la sensacional clase del jugador yugoslavo, pero hay que apuntar que Lolo Sainz no acert¨® en su planteamiento defensivo a sujetar a un hombre que es capaz de resolver por s¨ª solo un encuentro. En primer lugar, fue Brabender el encargado de vigilarle, grave error, porque el magn¨ªfico alero madridista no tiene las facultades fisicas que Delibasic y, sobre todo, no goza en absoluto de la cintura de la que hace gala el yugoslavo para cambiar de direcci¨®n y de ritmo con velocidad y maestr¨ªa endiabladas. En vista de lo arrollador que se mostr¨® el ?monstruo? del Bosna, Sainz orden¨® a Corbal¨¢n la misi¨®n de defenderle. Otro error. Hay mucha diferencia de cent¨ªmetros entre uno y otro.
As¨ª las cosas, el partido transcurr¨ªa en medio de una gran emoci¨®n, el Pabell¨®n vibraba con fuerza y la tensi¨®n era protago nista no s¨®lo en las gradas, sino en la cancha y en los. banquillos Nadie daba un duro por el triunfo de ning¨²n equipo y los nervios en los seguidores madridistas esta ban a flor.de piel. Fue entonces cuando Brabender sali¨® eliminado por las cinco faltas. Faltaban catorce minutos para terminar, y la salida a la cancha en su lugar de L¨®pez Iturriaga result¨® decisiva pues este s¨ª era el hombre id¨®neo o, al menos, m¨¢s adecuado, para sujetar a Delibasic. No lo consigui¨® plenamente, pero s¨ª amortigu¨® en gran medida los continuos ?martillazos? con que Delibasic castig¨® el aro del Madrid. Se puede decir que ah¨ª estuvo gran parte de la clave de triunfo madridista. Al final, y despu¨¦s de que el Madrid llegase a tener-en varias ocasiones hasta siete puntos de diferencia a su favor, las cosas se complicaron para los madridistas, que se vieron con 93-89 a su favor y el bal¨®n en poder de los yugoslavos. Fue cuando surgi¨® la inexistencia de falta de ataque con que sancionaron al Bosna. No obstante, los nervios hicieron presa en los jugadores blancos, que, despu¨¦s de un tiempo muerto solicitado por Sainz cuando ya ganaban 95-91, sacaron de banda y perdieron el bal¨®n, que fue aprovechado por los yugoslavos para conseguir dos nuevos puntos. As¨ª se establec¨ªa el definitivo 95-93, pues el Madrid volvi¨® a poner el bal¨®n en juego y renunci¨® m¨¢s tarde a lanzar dos tiros libres, a los que tuvo derecho por falta del Bosna. Aguant¨® el bal¨®n hasta tres segundos del final, tiempo en que los yugoslavos no pudieron hacer nada por empatar el partido.
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