El "test" andaluz
A NADIE puede extra?ar, y menos al Gobierno, que el refer¨¦ndum del pr¨®ximo 28 de febrero vaya agregando a su prop¨®sito inicial -la aceptaci¨®n o el rechazo por los andaluces de la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n para la tramitaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa- otras significaciones de contenido pol¨ªtico, algunas directa o indirectamente relacionadas con las instituciones de autogobierno en esas ocho provincias, y otras referidas al marco global del Estado. Y de nada le va a servir a UCD su pretensi¨®n de acotar el sentido de la pr¨®xima consulta popular, cada vez m¨¢s cargada de complejas connotaciones, dentro de los l¨ªmites de una cuesti¨®n de simple procedimiento.El partido del Gobierno ha sido, por lo dem¨¢s, maestro en las t¨¦cnicas de amalgamar una opci¨®n pol¨ªtica determinada con otras significaciones anexas, a fin de potenciar la adhesi¨®n emocional a su postura y desprestigiar la de sus adversarios. Baste recordar el cierre de la campa?a de las ¨²ltimas legislativas, cuando UCD mezcl¨® su leg¨ªtima aspiraci¨®n de ganar las elecciones por mayor¨ªa absoluta de esca?os con la escasamente justificada pretensi¨®n de que s¨®lo su aplastante triunfo en las urnas pod¨ªa evitar el caos en nuestro pa¨ªs.
La preferencia por el art¨ªculo 143 y la renuncia a la v¨ªa del art¨ªculo 151, esto es, a la negociaci¨®n de las autonom¨ªas mediante el mismo procedimiento que se sigui¨® con vascos y catalanes, parece congruente con una concepci¨®n racional del Estado. A este respecto, Andaluc¨ªa es el banco de prueba para ambas opciones; y el ¨¦xito del art¨ªculo 151 en ese territorio reforzar¨ªa las presiones para seguir por esa v¨ªa en otras regiones. La proliferaci¨®n de los referendos y elecciones y la improvisaci¨®n de instituciones parlamentarias y poderes ejecutivos en territorios donde ni siquiera han empezado todav¨ªa a funcionar de manera satisfactoria los ayuntamientos democr¨¢ticos dificilmente podr¨ªan contribuir a la reconstrucci¨®n funcional y no excesivamente costosa de la organizaci¨®n estatal.
Pero esto tambi¨¦n lo piensan y lo saben, aunque se lo callen, los socialistas. Es un secreto a voces que el t¨¦rmino racionalizaci¨®n, lanzado hace unos meses por Felipe Gonz¨¢lez a prop¨®sito del mapa auton¨®mico y recogido con matizaciones incluso por los comunistas, apuntaba en realidad hacia los peligros de ese grito de ?centralista el ¨²ltimo? que el propio Gobierno de UCD, en su estrategia de desvalorizar las instituciones de autogobierno vascas y catalanes, cuya negociaci¨®n urgente le ven¨ªa impuesta por la marcha de los acontecimientos, hab¨ªa contribuido a popularizar.
Y, sin embargo, los partidos de la oposici¨®n parlamentaria, y desde luego de la izquierda extraparlamentaria, no s¨®lo no han apoyado el brusco viraje del Gobierno en contra del 151 y a favor del 143 en Andaluc¨ªa, primer territorio donde se presentaba la oportunidad de hacerlo, sino que ni siquiera se han limitado a la protesta formal y a la impugnaci¨®n desganada. Sin duda, la presi¨®n de sus bases militantes y electorales, el temor a los competidores (evidente, por ejemplo, en las relaciones del PSOE con el PSA) y las ambiciones de los notables locales est¨¢n desempe?ando un papel importante en ese tr¨¢nsito desde la fr¨ªa disidencia al acalorado rechazo del art¨ªculo 143. Las astucias del Gobierno y la entrada en liza de la oposici¨®n levantaron en el inmediato pasado la puja en la subasta preauton¨®mica de las zonas m¨¢s pobres del pa¨ªs hasta cotas peligrosamente demag¨®gicas. Un sector de la poblaci¨®n andaluza asocia el Estatuto de Autonom¨ªa por la v¨ªa del art¨ªculo 151 con el regreso de los emigrantes, el aminoramiento o la desaparici¨®n del paro, el desarrollo econ¨®mico, la mejora de sus equipamientos escolares y sanitarios y su orgullo como colectividad. En v¨ªsperas del refer¨¦ndum del 28 de febrero, es un dato irrelevante la debilidad de esa identificaci¨®n. El oportunismo del Gobierno -seguramente arrepentido ahora de la protecci¨®n dada en las anteriores elecciones al PSA- y la voluntad de la oposici¨®n de aprovechar los errores de su adversario hac¨ªan dif¨ªcilmente concebible otro desenlace.
Por lo dem¨¢s, el modo con que el poder ejecutivo ha cargado los dados para ganar la partida y favorecer la abstenci¨®n ante las urnas ha conferido un car¨¢cter irresistible a la tentaci¨®n de transformar el refer¨¦ndum en un pulso entre el Gobierno y la oposici¨®n. La treta de formular la pregunta refrendataria en t¨¦rminos cabal¨ªsticos y las restricciones a la campa?a en favor de la participaci¨®n afirmativa, no s¨®lo han irritado a muchos andaluces, hasta ese momento indiferentes o neutrales, que consideran ahora una discriminaci¨®n tales pr¨¢cticas pol¨ªticas, sino que han forzado al se?or Clavero, el l¨ªder de UCD que dimiti¨® como ministro despu¨¦s del viraje del Gobierno, a abandonar su partido en un gesto obligado de coherencia personal.
Es improbable que el voto afirmativo supere el list¨®n de la mayor¨ªa absoluta del censo en todas y cada una de las ocho provincias, condici¨®n sine qua non para que la autonom¨ªa andaluza se desarrolle seg¨²n el articulo 151. Sin embargo, Felipe Gonz¨¢lez tiene raz¨®n al afirmar que una victoria desahogada de los s¨ªes en la mayor¨ªa de las provincias significar¨ªa un descalabro para el Gobierno. No resulta posible, en cambio, seguirle en su pron¨®stico de que un naufragio de UCD en Andaluc¨ªa obligar¨ªa al presidente Su¨¢rez a presentar la dimisi¨®n. S¨®lo un ingenuo puede creer que el presidente Su¨¢rez se sentirla obligado a presentar la dimisi¨®n ante un eventual rev¨¦s, por importante que fuera, en la consulta andaluza.
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