El cantar contemplativo de Amancio Prada
El pasado martes dieron comienzo los recitales que Amancio Prada presentar¨¢ a lo largo de la semana en la Sala Olimpia, de Lavapi¨¦s.Ya desde un comienzo Amancio mostraba un perfeccionismo en escena al que no estamos demasiado acostumbrados en este pa¨ªs de improvisaci¨®n perpetua. El cello, por ejemplo, no estaba tirado, sino colocado con delicadeza sobre el escenario, componiendo con los micros y las suaves luces un decorado donde habitualmente s¨®lo hay cacharros. Amancio cant¨® con la zanfona cantares de ciego. Con el cello (excesivamente mec¨¢nico), poemas de Rosal¨ªa y de su ¨¢lbum Caravel de Caraveles, para en la segunda parte entrar en el castellano con poemas de Juan del Encina y de Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo, quien, por cierto, se encontraba entre un p¨²blico que se entretuvo mucho mir¨¢ndose a s¨ª mismo, desde el momento y hora en que all¨ª hab¨ªa un amplio surtido de famosos.
Que Amancio cante bien no ofrece mayores dudas. Su voz aguda se convierte de cuando en cuando en un hilo que ¨¦l mismo corta para volver a tejer una nueva estrofa, un nuevo momento dentro del discurrir homog¨¦neo y sin el m¨¢s ligero asomo de desmadre de su m¨²sica. No es que en el recital no surgiera la iron¨ªa e incluso un muy matizado sentido del humor, pero en general todo iba en una clave contemplativa que constitu¨ªa el fondo del asunto. As¨ª como Aute, por ejemplo, es m¨¢s introspectivo que otra cosa, esta tendencia hacia la contemplaci¨®n de Amancio Prada es dif¨ªcil de asumir desde una ciudad cuya ¨²nica perspectiva visual es la pared de la casa de enfrente y los ¨²nicos momentos de tranquilidad y silencio se dan a altas horas de la madrugada (y ni aun as¨ª). Con todo ello s¨®lo quiero decir que, al no existir agresividad alguna por su parte, es necesario llegar a los recitales de este hombre con una disposici¨®n muy especial para apreciar su belleza, as¨ª como la de las marionetas que en tres montajes present¨® el grupo Lib¨¦lula. Amancio Prada parece pertenecer a este mundo s¨®lo a medias. Es cuesti¨®n de ir a buscarle.
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