No
es com¨²n que en Italia se resuelvan con rapidez los procesos judiciales, que suelen durar a?os interminables. Sin embargo, ha habido una excepci¨®n, protagonizada por un tribunal de G¨¦nova, que ha condenado a un sacerdote muy poco despu¨¦s de que el reo hubiera cometido un delito, que ahora debe purgar durante ocho meses y quince d¨ªas de c¨¢rcel.La explicaci¨®n de la historia es suficiente para convertir en simb¨®lico el nombre del cura, que se llama Luigi Casanova. El sacerdote Casanova tiene 55 a?os y ha acabado en la c¨¢rcel porque el pasado 18 de febrero la polic¨ªa le encontr¨® a las dos de la madrugada ante el portal de la casa de una se?ora de G¨¦nova, considerada como su amante, y portando de manera bien visible una pistola. Los jueces lo han condenado por portar ?armas de guerra?. En el juicio, el sacerdote declar¨® que aquella pistola, de marca Beretta, se la hab¨ªan regalado unos amigos partisanos. Se?al¨® que no sab¨ªa que era un ?arma de guerra?, y afirm¨® que ?en esta materia soy ignorante y nunca he disparado un tiro?.
Si no sab¨ªa manejarla, ?por qu¨¦ se hab¨ªa metido aquella noche una pistola en el bolsillo?, le preguntaron a Luigi Casanova en el juicio. La llevaba en defensa propia, porque, al parecer, el marido de la mujer de la que se hab¨ªa enamorado -Mar¨ªa Chiara Maggio, de cuarenta a?os, ama de casa, de ojos negr¨ªsimos y cabellos largos- le hab¨ªa amenazado de muerte si lo encontraba cortejando a su mujer. Esta se hab¨ªa separado de su esposo. El sacerdote se neg¨® a hablar de su vida privada en el juicio y los magistrados le han respetado su deseo, porque la sentencia no habla para nada de sus relaciones con, la citada dama. Los defensores pidieron la absoluci¨®n porque consideraban que don Casanova ya hab¨ªa sufrido bastante con lo que la prensa hab¨ªa publicado.
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