El Betis se llev¨® el primer punto de Chamart¨ªn
El Betis, como se esperaba, plante¨® muchas dificultades al Madrid, y con mejor juego se llev¨® un justo empate de Chamart¨ªn. Ello le permite mantener su imbatibilidad a lo largo ya de ocho partidos de Liga y tres de Copa. El equipo blanco pudo salvar un punto s¨®lo gracias a su fuerza y empuje, m¨¢s que a la calidad de su f¨²tbol. El equipo sevillano viste a rayas verticales blancas y verdes. El Celtic de Glasgow, enemigo del Madrid el mi¨¦rcoles en Copa de Europa, lo hace con los mismos colores, pero de forma horizontal. Ayer fue todo un anticipo de lo que puede sufrir el cuadro blanco dentro de dos d¨ªas.El primer tiempo fue de clar¨ªsimo mejor juego verdiblanco. Su 4-4-2 a la contra result¨® mucho m¨¢s m¨®vil y pr¨¢ctico que el 3-4-3 del Madrid. Boskov no aline¨® defensa central y no le hizo falta, pues Carriega s¨®lo sac¨® dos extremos, Mor¨¢n y Ben¨ªtez, que, eso s¨ª, entretuvieron casi todo el tiempo en su parcela a Sabido y Camacho. De todas formas, dentro de un partido pleno de centrocampismos, cuatro jugadores por bando, el Betis se mostr¨® mucho m¨¢s ¨¢gil y sin despreciar, agazapado, los posibles ataques. Basado en unos magn¨ªficos marcajes de todos sus hombres, quiz¨¢ hubiese tenido m¨¢s frutos que su solitario gol con m¨¢s efectivos en la delantera. Sin embargo, no pod¨ªa hacer m¨¢s so pena de resquebrajar su bloque central que en tiempos ya le hizo famoso. El ?nuevo? Ortega fue un perro de presa para Del Bosque y los ?viejos? L¨®pez, Alabanda y Carde?osa dieron un curso de bien jugar a Garc¨ªa Hern¨¢ndez, Stielike y Angel, respectivamente, m¨¢s oscurecidos que nunca.
Fue precisamente esto lo que provoc¨® la inoperancia madridista para progresar, pues no encontr¨® manera de penetrar en la tambi¨¦n muy armada defensa b¨¦tica. El uruguayo Peruena fue un valladar como hombre libre, y tanto Biosca como Gerardo y Gordillo anularon literalmente a Santillana, Cunningham y Juanito. Los dos laterales tuvieron incluso aplomo para irse al ataque, y el propio Gerardo, a los cinco minutos, tir¨® ya completamente solo desde el punto de penalti. A los once Mor¨¢n fall¨® tras un pase de L¨®pez. A los diecisiete, tambi¨¦n a servicio de ¨¦ste, fue Alabanda el que tir¨® fuera. A los veintiuno, un tiro enorme de Carde?osa lo salv¨® en gran parada Garc¨ªa Rem¨®n. El gol fue justo premio al mejor juego b¨¦tico.
El Madrid, en su impotencia, redujo ya su peligro a alg¨²n centro y a rebotes. Garc¨ªa Hern¨¢ndez pudo marcar de nariz y Juanito oblig¨® a Esnaola a demostrar sus reflejos. Poco despu¨¦s, s¨ªntoma de ese no saber qu¨¦ hacer, Pirri lanz¨® un espl¨¦ndido tiro desde muy lejos, dif¨ªcil de parar, pues bot¨® ante Esnaola, pero ¨¦ste desvi¨® a c¨®rner.
Sin embargo, al pressing b¨¦tico en el centro del campo respondi¨® el Madrid en la segunda parte con su presi¨®n particular. Los esquemas no variaron y s¨ª dos hombres, Roberto, con su particular ?gancho? para esos momentos, entr¨® por Juanito, y Benito, por Pirri. Ni siquiera se notaron los continuos avances del capit¨¢n, anteriormente cubiertos atr¨¢s por Del Bosque.
El Madrid se movi¨® m¨¢s para despegarse de los marcajes rivales y quiz¨¢ ¨¦stos aflojaron por el cansancio. El Betis no pudo sacarse de encima el agobio blanco, verdadero martillo pil¨®n, y aunque el a¨²n l¨ªder (hasta hoy tal vez) no tuvo grandes ocasiones de gol, siguieron los rebotes, los centros y en uno de ellos lleg¨® el empate. El equipo verdiblanco cometi¨® el error de no sacarse de encima al Madrid y quiz¨¢ por sus pocos efectivos atacantes acab¨® cogido en su propia trampa defensiva. Carde?osa, adem¨¢s, tuvo que ser sustituido por Vital y el equipo perdi¨® a su mejor lanzador en los contraataques. Los laterales blancos dominaron ya, salvo en dos jugadas en log minutos finales, a sus oponentes, y Benito, con una ceja rota, volvi¨® a demostrar su coraje.
El Betis, pues, labr¨® su ¨¦xito por su magn¨ªfico primer tiempo y se convirti¨® as¨ª por propios merecimientos en el primer equipo de la temporada que consigue irse de Chamart¨ªn sin el sabor amargo de la derrota. Quiz¨¢ pueda achacarsele un excesivo conservadurismo tras el descanso, pero es la eterna canci¨®n del equipo que se ve al alcance del brillante resultado, y que al mismo tiempo se siente acorralado por su rival. El m¨¦rito del Madrid fue el de no permitir que su humillaci¨®n futbol¨ªstica inicial continuara, as¨ª como esa sempiterna garra de sus jugadores ante cualquier adversidad. As¨ª se evit¨® que el susto enorme dado por el conjunto verdiblanco al principio no resultara desastroso con la p¨¦rdida de los dos puntos.
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