Publicaci¨®n de un triple elep¨¦ de conciertos antinucleares
Acaba de aparecer en Espa?a un triple elep¨¦ que recoge una parte muy peque?a (aunque tal vez significativa) de los conciertos que tuvieron lugar del 19 al 23 de septiembre pasado en el Madison Square Garden, de Nueva York. El ¨¢lbum lleva como titulo gen¨¦rico No nukes, lo que, traducido al castellano, significa simplemente No nucleares, una bella declaraci¨®n de principios repleta de contradicciones.
Participan en la grabaci¨®n 18 artistas, entre los que se encuentran los Doobie Brothers, Crosby, Stills and Nash, James Taylor Carly Simon, Poco, Tom Petty y sobre todo, Bruce Springsteen (Peter Tosh, que apareci¨® en un concierto, no participa en el ¨¢lbum.)Estos conciertos antinucleares est¨¢n patrocinados por Musicians United for Safe Energy, una organizaci¨®n no pol¨ªtica (o no electoralista) formada por John Hall, Jackson Brown, Graham Nash y Bonnie Raitt. La idea era sacar dinero suficiente par aportar una ayuda interesante a las organizaciones antinucleares locales y llamar la atenci¨®n sobre los problemas de la energ¨ªa nuclear, que, en palabras de Gil Scott Heron, crea una relaci¨®n adicto-proveedor de la cual s¨®lo se puede escapar mediante la utilizaci¨®n de energ¨ªas limpias y libres como la solar, la e¨®lica o la de las mareas.
De todas formas, ya el mero hecho de montar este tinglado e todo un logro. El local elegido tanto por capacidad (19.600 espectadores) como por su simbolog¨ªa publicitaria, fue el Madison Square Garden, de Nueva York. Se programaron cinco conciertos y una manifestaci¨®n a la que acudieron m¨¢s de 200.000 personas. Se lleg¨® a los acuerdos necesarios para la grabaci¨®n de este ¨¢lbum y se realiz¨® una pel¨ªcula dirigida en comandita por Barbara Kopple y Haskel Wexler (ambos merecedores de premios de la academia de Hollywood).
El montaje de los conciertos corri¨® a cargo de Tim Sexton (30 a?os), hombre experimentado en los show bussines, con realizaciones en su haber que van desde Ice Follies (especie de competencia a Hollyday On Ice) o ciertas giras de artistas como Diana Ross o Poco. El hombre mont¨® para este evento un equipo de treinta y cinco personas distribuidas entre ambas costas. Se reservaron 150 habitaciones en seis hoteles diferentes para los artistas y dos estudios para ensayos y quince station wagon (rubias) para el traslado de esos mismos artistas. Hab¨ªa normas bastante estrictas y as¨ª no se pod¨ªa utilizar drogas (de manera visible, al menos), y no se pod¨ªa llevar botellas fuera de los camerinos. Todo esto se justificaba porque los conciertos iban a tener una cantidad importante de enemigos dispuestos a utilizar todo tipo de armas contra los anti-nucleares...
Las entradas normales costaban unas 1.200 pesetas y hab¨ªa filas cero a 6.700, que nunca llegaron a agotarse. En total, y con la retransmisi¨®n de la CBS, se sacaron de los conciertos unos veinte millones de pesetas, a los que se sumar¨¢n otros 67 por conceptos discos y cinematogr¨¢ficos.
Por imposici¨®n de Bruce Springsteen no apareci¨® ning¨²n pol¨ªtico sobre el escenario, aunque en la manifestaci¨®n habl¨® gente como Ralph Nader, l¨ªder de los anti-nucleares americanos y amigo del gobernador de California, Jerry Brown.
El ¨¢lbum, en su conjunto, destila un aire nost¨¢lgico que puede hacer pensar a muchos en lo pasajero de las modas rock. En los tres discos apenas merecen la pena las intervenciones de James Taylor (que ¨²ltimamente est¨¢ en plan casi-duro), la de Ry Cooder y Tom Petty y, sobre todos y por encima de todos, Bruce Springsteen, una salvajada que, por cuestiones contractuales (el disco es WEA, competencia directa de CBS, casa de Bruce), no ha tenido m¨¢s espacio.
Todo es muy lindo, el intento de unos m¨²sicos para hacer algo bueno por la humanidad no deja de resultar simp¨¢tico. La ¨²nica l¨¢stima es que para sus conciertos esos mismos m¨²sicos utilizaran tanta energ¨ªa. El futuro, sin duda, debiera ser ac¨²stico: todos los grupos que participaron utilizaban la electr¨®nica. Hay contradicciones que no se resuelven con un concierto.
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