El sindicato de la "galaxia brillante"
EL SE?OR Pedrol R¨ªus, h¨¢bil decano del Colegio de Abogados de Madrid, ha lanzado recientemente en el Club Siglo XXI su llamamiento a los profesionales. Su tesis se resume en que los profesionales titulados no caben como tales ni en las asociaciones empresariales ni en los sindicatos obreros, porque deben tender a crear un lugar de encuentro. Todo ello para extraer a continuaci¨®n del sombrero de copa un conejo ya talludo y conocido: ?Una uni¨®n profesional que no puede tener nunca la homogeneidad ni la disciplina de un partido pol¨ªtico, un sindicato o una asociaci¨®n empresarial, ya que los profesionales titulados somos como una galaxia brillante, en la cual luce la imaginaci¨®n, la libertad y la independencia.?Ya ha llegado puntualmente (justo al filo de la escisi¨®n en la Uni¨®n Sindical Obrera) el ¨²nico gran sindicato ?amarillo? que puede generar la derecha espa?ola: el ?Sindicato de la Galaxia Brillante?.
Una de las cosas inteligentes que ha llevado a cabo la derecha democr¨¢tica espa?ola (empezando por UCD) es obviar cualquier intento de repetir aquel sindicalismo de obreros amaestrados que anta?o intent¨® la CEDA y que, en lugar de pasar a la historia del sindicalismo, pas¨® a la historia de la cr¨®nica negra pol¨ªtica por la delaci¨®n y arresto (con el subsiguiente fusilamiento) de Federico Garc¨ªa Lorca a manos de uno de los l¨ªderes de aquel irrepetible sindicato de trabajadores cat¨®licos.
No ceja, sin embargo, la derecha sociol¨®gica espa?ola (algo m¨¢s amplia que los censos de militancia de UCD) de intentar fraguar alg¨²n tipo de sindicalismo que contrapese la hegemon¨ªa laboral de las centrales sindicales de izquierda. Es un empe?o l¨ªcito, presumiblemente abocado al fracaso, pero sobre el que con la mayor objetividad deben aclararse tres cosas: primero, que es una falacia pol¨ªtica presentar una gran sindical de profesionales como apartidista cuando ser¨¢ -si cuaja- la gran central conservadora; segundo, que la ?proletarizaci¨®n? de los profesionales o de los ?trabajadores de cuello blanco? no es una mal¨¦vola maniobra de los sindicatos de clase, sino un hecho hist¨®rico y esencialmente econ¨®mico, y tercero, que la ?imaginaci¨®n, la libertad y la independencia? no son patrimonio exclusivo ni de los profesionales titulados ni de las centrales sindicales de la derecha.
El tema es claro y complejo, al mismo tiempo. Desde una perspectiva marxista, Roger Garaudy fue expulsado del PC franc¨¦s, m¨¢s que por sus dubitaciones religiosas, por su teor¨ªa -a ra¨ªz del mayo de 1968- de que los sistemas econ¨®micos occidentales estaban proletarizando no s¨®lo a los intelectuales o los profesionales, sino hasta los estudiantes. Desde otra perspectiva, meramente l¨®gica y apartidista, es obvio que esa supuesta ?Galaxia Brillante? de inmaculados profesionales por encima del bien o del mal pol¨ªtico-sindical es uno de esos ensue?os de la raz¨®n que crean monstruos sociales.
Estimar que un m¨¦dico, un abogado, un ingeniero, un periodista, cualquier profesional titulado universitariamente, se encuentra, por mor de las herramientas intelectuales que ha adquirido, por encima de disquisiciones pol¨ªticas o sindicales es cerrar los ojos ante el pavoroso paro de esos mismos profesionales (acaso superior al de los meramente obreros) y negarles la multiplicidad de sus opciones ciudadanas. La militancia pol¨ªtica o sindical ya no est¨¢ en funci¨®n del salario que se cobra o de los agravios que se sufren. La militancia pol¨ªtico-sindical en todo el Occidente industrial es, ante todo, una opci¨®n intelectual, en no pocas ocasiones laboralmente dram¨¢tica, que tiene poco que ver con las estrellitas y lentejuelas de la resplandeciente galaxia de unos profesionales que, pese a lo que se pretenda, no son unos asexuados pol¨ªticos o sindicales, y que -como se ha escrito de un ministro del actual Gobierno no necesitan ponerse guantes para darle la mano a un obrero.
Cabe en este pa¨ªs un sindicato o uni¨®n profesional que resida pol¨ªticamente en la derecha. Ser¨¢ un trabajo interesante y dif¨ªcil. Lo que no debiera caber es la confu.si¨®n interesada sobre un mill¨®n de colegiados que caben perfectamente, y a su libre albedr¨ªo, en uniones empresariales, en sindicatos de clase o en partidos pol¨ªticos. Donde no tienen cabida ser¨¢ precisamente en esas ?galaxias brillantes? que se les est¨¢n preparando.
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