Ni el cielo ni un tractor para el "koljoz
La revista Star ha supuesto en el panorama cultural espa?ol de finales de los a?os 70 lo que las Ediciones en Lenguas Extranjeras de Mosc¨² pudieron significar en la d¨¦cada de los sesenta, es decir, cubr¨ªa un hueco importante en el despertar de la capacidad cr¨ªtica de los ciudadanos de este pa¨ªs. La evoluci¨®n cultural parece evidente.En una Espa?a oficial en la que el cenit de los ensayistas era Adolfo Mu?oz Alonso, el de los cantantes Raphael y el de los pol¨ªticos el almirante Carrero Blanco, el lector de las Ediciones de Mosc¨² mitificaba al VIadimir de Materialismo y Empiriocriticismo, las canciones de Raimon y los zapatazos de Jruschov. A?os m¨¢s tarde el panorama se hizo m¨¢s complejo: los sovi¨¦ticos se hab¨ªan convertido en gendarmes, Godard rodaba Pierrot le fou y a los Beatles ya no se les llamaba ?escarabajos?. Las Ediciones de VIadimir perd¨ªan lectores de forma espectacular. Comenzaba la duda.
Despu¨¦s vino el caos: Raimon segu¨ªa sin creer en las pistolas, Bu?uel rodaba pel¨ªculas en las que los atentados terroristas eran algo cotidiano y callejero, los del Mayo del 68, eran jefes de negociado con tres hijos y fin de semana en el campo, Rapliael se casaba, a Vladimir no le le¨ªan ni los rusos y el Cola-Cao, inexplicablemente, dejaba de promocionarse con lo del negrito del Africa tropical. Entonces surgi¨® Star y con ella Romeu, los Freaks Brothers, Robert Crumb, Makoki, Thompson, Bukowski, las cartas desde la c¨¢rcel, los contactos, las comunas, Sid Vicious, Mariscal, Nazario, Cessepe, Morrison, Diego Manrique y Laura Cony, entre otros. Leyendo Star no se ganaba ni el cielo ni un tractor nuevo para el koljoz, pero a cambio se llegaba a la gozosa conclusi¨®n de que el caos, mal que bien, se pod¨ªa sobrellevar con humor, amargura, a?oranza o podredumbre, pero sobrellevar. Ahora ser¨¢ un poco m¨¢s duro.
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