Acto de homenaje a Rafael Dieste
En la galer¨ªa Sargadelos, de Madrid, se present¨® el jueves la trilog¨ªa Viaje, duelo y perdici¨®n, de Rafael Dieste, editada recientemente por Hiperi¨®n, en un acto de homenaje en el que intervinieron Enrique Azcoaga, Manuel And¨²jar, Jes¨²s Mun¨¢rriz y Javier Alfaya, adem¨¢s del propio autor. En ese mismo acto se presentaba tambi¨¦n el estudio de Estelle Irizarry La creaci¨®n literaria de Rafael Dieste, que acaba de aparecer en las Edicions do Castro.El escritor y cr¨ªtico de arte Enrique Azcoaga abri¨® el fuego con un texto en que se rememoraba otro Madrid y otra ¨¦poca: la de las tertulias de la Granja del Henar, la de aquella revista en que empezaron a publicar ellos La Hoja Literaria; la de las estancias de Bya Erhemburg o en casa de Mar¨ªa Zarubrano; la figura inexcusable de Federico, de Garc¨ªa Lorca. Por fin, de esa revista que Dieste dirig¨ªa, Hora de Espa?a, en la que j¨®venes republicanos plasmaron ?esa cosa tan desprestigiada que es el esp¨ªritu?.
En ese retrato viv¨ªsimo del Madrid de las vanguardias tuvo Enrique Azcoaga palabras duras para la vida literaria, para los supuestos intelectuales mercenarios del ¨¦xito, para los perseguidores de la prebenda y la gacetilla. y para los que se empe?aban -y se empe?an- en ?danzar siempre en el candelero?. La figura de Dieste era entonces una excepci¨®n: la del escritor entregado a su obra, escasa en lo que se refiere a la cantidad de lo publicado, pero extraordinaria en su importancia. Y lo sigui¨® siendo en la hora amarga del exilio: ?Un exiliado creador y no gimoteador? dijo, que, como ?forzoso sufridor?, se neg¨® a convertir el exilio en ?vil metal?. ?En la vida intelectual espa?ola?, dijo Enrique Azcoaga, ?hay dos clases de escritores: los que han perdido mucho y los que ganaron m¨¢s de lo que merec¨ªan?, y termin¨® diciendo que ?aquellos j¨®venes republicanos que luchamos cuando Espa?a era un ma?ana incuestionable? siempre se han sentido honrados ?siendo leales a nuestros maestros?.
Manuel And¨²jar ley¨® en su turno un texto po¨¦tico y literario en que analizaba la sucesi¨®n de m¨¢scaras y rostros, el juego entre realidad y trascendencia en el teatro de Dieste.
Jes¨²s Mun¨¢rriz, escritor y editor de este libro presentado ayer, empez¨® diciendo que ?lo m¨¢s interesante de editar libros es el contacto que se establece con los escritores?. Normalmente, dijo, el p¨²blico s¨®lo conoce sus obras, y desconoce esas vidas que s¨®lo a veces est¨¢n a la altura, aunque otras anden por encima... ?Personalmente?, dijo, ?siempre he pensado que Rimbaud deb¨ªa ser un jovencito insufrible, pero hubiera deseado por encima de muchas cosas ser el editor de las Iluminaciones o de Una temporada en el infierno.? Insisti¨® en que el caso de fusi¨®n de vida y obra de Rafael Dieste es absolutamente ejemplar, y mencion¨® a Carmen, su compa?era de toda la vida, desde las Misiones pedag¨®gicas. Y explic¨® que va Dieste ?en la vida con la verdad vivida, en la obra con la verdad del artificio?, que es como son ?las vidas y las obras de los mejores?.
Javier Alfaya, encargado de presentar el ensayo de Estelle Irizarry, empez¨® disculp¨¢ndose de no traer un parlamento extenso por las circunstacias actuales de su revista, y concretamente por la detenci¨®n del redactor de La Calle, Ricardo Cid Ca?averal, y calific¨® el libro que presentaba como un acto de justicia.
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