Los recursos de Almer¨ªa
Lo de Almer¨ªa, no cabe duda, ha sido duro. Perder el refer¨¦ndum por 22.000 votos es una espina clavada en el coraz¨®n de los partidos que propugnaron el s¨ª, y se comprende que los recursos presentados traten de agotar los argumentos contra la validez de la consulta. As¨ª, la dotaci¨®n econ¨®mica fue escandalosamente baja; los medios informativos no llegaron a la totalidad de la provincia; existi¨® el prop¨®sito deliberado de impedir el voto por correo; desapareci¨® misteriosamente la propaganda de la Junta; y por si fuera poco, millares de almerienses aparecieron duplicados en el censo. Todo se confabul¨® para que el refer¨¦ndum se rompiera por el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil, viene a ser la conclusi¨®n que se obtiene de la lectura de los recursos.Y es que en Almer¨ªa hubo de todo. S¨®lo el dossier del PSOE contiene un centenar de folios en argumentos. Hay una relaci¨®n complet¨ªsima de muertos, emigrados y ?desaparecidos? en los ya famosos censos, precedidos de solemnes declaraciones sobre lo grave, injusto, perverso y absurdo de que los muertos estuvieran censados, algunos vivos no pudieran votar, los emigrados figurasen dos veces, la televisi¨®n no llegara a multitud de sitios, y claro, con los 5.127 ejemplares de La Voz de Almer¨ªa -,am¨¦n de 1. 161 por suscripci¨®n-, a ver c¨®mo se puede informar a 282.000 electores, encima con el analfabetismo que hay.
Pero los autores de los recursos no se han dejado llevar s¨®lo por la barah¨²nda de los sucesos; lo suyo ha sido buscar fundamentos de derecho y citas de autoridad. El lector tropieza, de manos a boca con el mism¨ªsimo Danton, de quien se menciona la siguiente frase: ?Despu¨¦s del pan, la informaci¨®n es la primera necesidad del pueblo. ? Y, claro, si La Voz de Almer¨ªa llega a poco m¨¢s de 7.000 lectores, y Tele-Sur apenas alcanza la mitad de la provincia, y las emisoras d.e radio no consiguen traspasar los rec¨®nditos lugares de nuestra Almer¨ªa, ?c¨®mo pueden satisfacerse las necesidades de qu¨¦ hablara Danton, o, m¨¢s llanamente, qu¨¦ se puede hacer para cumplir con la obligaci¨®n legal de informar al elector?
El caso es que ahora se explica mejor por qu¨¦ los socialistas hablan con frecuencia de ?libertad, igualdad, fraternidad?, pero sin mimetismos con la revoluci¨®n del tercer Estado: el mismo recurso se encarga de complementar la cita de Danton con la reflexi¨®n de que ?el esquema estructural de la sociedad moderna, superando la tripartici¨®n de poderes de Montesquieu, instituc¨ªonaliza el poder de informaci¨®n como cuarto poder de un nuevo ordenamiento?. De modo que, superada la tripartici¨®n, la cosa inf¨®rmativa, o se cumple, o no se cumple, y en Andaluc¨ªa no se ha cumplido. Si Danton levantara la cabeza se iba a enfadar, con lo que ha llovido desde que le guillotinaron.
Pero es que los impugnadores tienen m¨¢s raz¨®n que un santo hombre, y no hay que extra?arse de que saquen del ropero a quien sea preciso. ?C¨®mo se puede aguantar que al se?or director general de Correos y Telecomunicaci¨®n se le ocurriera mandar un telegrama, el 14 de febrero, al delegado-jefe del centro de Telecomunicaci¨®n de Almer¨ªa? ?Y que en ese telegrama se dijera, a catorce d¨ªas del refer¨¦ndum que pod¨ªa marcharse de vacaciones el personal que no hubiera disfrutado su permiso de Navidad? As¨ª pasa lo que pasa: ?Tan amable ofrecimiento del ilustr¨ªsimo se?or director general de Correos?, se lee en el recurso, ?mo tiv¨® una congesti¨®n del servicio p¨²blico de Correos en pleno per¨ªodo de campa?a electoral, hasta el punto de que algunos miembros de grupos pol¨ªticos estuvieron cooperando al despacho oficial. de la correspondencia. ? La congesti¨®n trajo la cogesti¨®n: qui¨¦n iba a decir que llegar¨ªa tan pronto.
Pero sigamos con el recurso. En casi ning¨²n colegio electoral se expusieron los censos en la puerta; en muchos de ellos no hab¨ªa cabinas -pobres electores, que ten¨ªan que ir cohibidos a coger las papeletas delante de todo el mundo-; a los presidentes y adjuntos de las mesas no se les reuni¨® con antelaci¨®n para impartirles sabidur¨ªa, lo que se tradujo en infinidad de errores; alguien se encarg¨® de cambiar ?arbitrariamente? la ubicaci¨®n de las mesas en relaci¨®n con votaciones anteriores; y encima, los mozos de reemplazo fueron llamados a filasjusto el d¨ªa anterior.
Pero lo peor; lo intolerable; lo que roza lo tragic¨®mico -p¨¢ginas y m¨¢s p¨¢ginas se refieren con esc¨¢ndalo a ello- es que millares de almerienses muertos estuvieran en los censos, y que otros tantos continuaron en las listas de su provincia de origen, pese a haber trasladado su residencia -bonita expresi¨®n- a Catalu?a o al extranjero. Primero abandonaron su tierra con la maleta al hombro, como dice un escritor; despu¨¦s se convirtieron en los otros catalanes, de que habla otro; y ahora son contados y recontados, para ver si el balance cuadra. Emigre usted para eso.
Un cierto tercermundismo administrativo, aderezado con gotas de picaresca hisp¨¢nica, se ha convertido en la causa o el pretexto -los jueces resolver¨¢n- de la p¨¦rdida del refer¨¦ndum. Pero lo cierto es que jam¨¢s 22.000 almerienses habr¨¢n sido objeto de tanta atenci¨®n.
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