Hay
quien dice que Salvador Dali ha perdido sus bigotes. Ser¨ªa eso verdaderamente terrible, como cuando Sans¨®n y sus melenas, o como cuando Aquiles y su tal¨®n, y seguramente ser¨¢ falso. Pero nadie puede comprobarlo, salvo sus ¨ªntimos y el personal de la cl¨ªnica Incosol de Marbella, donde el genial pintor se ha recluido, bajo vigilancia m¨¦dica y de la Guardia Civil, con su mujer, Gala, y su secretario, Enrique Savater. Asediados por los curiosos y los informadores, este ¨²ltimo ha tenido que dar a la publicidad un comunicado en que dice que Salvador Dal¨ª se est¨¢ recuperando de la gripe y tambi¨¦n del estr¨¦s producido -por su mucho trabajo y emociones en Francia y Estados Unidos, y "que en pocos d¨ªas estar¨¢ otra vez en forma.
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