?Jubilar a Aranguren?
La n¨®mina de pensadores espa?oles vigentes no es demasiado extensa ni boyante. Pero en cualquier lista que pretenda establecerse, siempre se topar¨¢ uno con el nombre de Jos¨¦ Luis Aranguren. Su actividad actual es m¨¢s amplia, madura y vitalista que nunca.Por eso he sentido una especie de sobresalto al leer que Aranguren ha pronunciado en la facultad de Filosof¨ªa y Letras de Madrid ?una de sus ¨²ltimas lecciones magistrales?. Lo cual significa que est¨¢ en la antesala de la jubilaci¨®n. Parece incre¨ªble. Pilla de sorpresa. He tenido que ir a uno de sus libros y comprobar en la nota biogr¨¢fica que naci¨® en 1909. As¨ª, pues, Aranguren tiene 71 a?os (?un delito?), y como mandan los c¨¢nones, pase lo que pase, sea como sea, el profesor y reo debe ser jubilado.
Est¨¢ claro que todo lo que envuelve al mundo universitario participa de un absurdo sistem¨¢tico. Podr¨ªa estimarse que para ense?ar filosof¨ªa, ¨¦tica o resistencia de materiales, lo que importa es la capacidad intelectual del maestro. Pues no, pr¨¢cticamente eso es algo secundario. Llega un momento en que lo ¨²nico que cuenta es la edad. Si ya ingresar en la orden catedraticia significa calzarse unas hormas irracionales, salirse de ella es una operaci¨®n a¨²n m¨¢s insensata. Y es que ser funcionario tiene estas cosas. Dentro del esquema funcionarial (cors¨¦ que misteriosamente no proporciona claustrofobia), la edad se convierte en el elemento clave. La edad proporciona trienios, quinquenios, pluses, ascensos y, finalmente, muerte chiquita o jubilaci¨®n.
Jubilar: disponer que, por raz¨®n de vejez, largos servicios o imposibilidad, y generalmente con derecho a pensi¨®n, cese un funcionario civil en el ejercicio de su carrera o destino.
?Y qu¨¦ tiene que ver con todas estas categor¨ªas el profesor Aranguren? ?En qu¨¦ le concierne tal lenguaje acad¨¦mico? Parece que le ha llegado su hora, que le obliga, por raz¨®n de edad, a tomar el portante y decir adi¨®s a la Universidad. Por raz¨®n de vejez. Estamos ante una pieza de Ionesco.
?Qu¨¦ hace un intelectual como usted. en un tinglado como ¨¦ste? ?Qu¨¦ tiene usted que ver con un funcionario? ?Qu¨¦ tiene que ver con la vejez de que le acusan? ?Qu¨¦ es eso de la vejez inhabilitadora?
No creo que valga la pena -por sabido- hacer un canto a la juventud de esp¨ªritu de Aranguren. ?Acaso no resulta superfluo se?alar que su actual madurez intelectual se asienta sobre un vitalismo envidiable? Su insobornable actitud cr¨ªtica es la mejor prueba de la viveza de su pensamiento; s¨®lo el conformismo es s¨ªntoma de decadencia. Pocos intelectuales del momento est¨¢n tan vinculados a los aut¨¦nticos problemas de la sociedad como Aranguren. Su curiosidad permanece insaciable, su estado de vigilia es constante.
A un hombre as¨ª le mandan el motorista de la jubilaci¨®n. ?La universidad espa?ola puede permitirse el lujo de prescindir de un personaje de la talla de Aranguren? Desconoc¨ªa que estuviera tan sobrada de talentos como para pasar por uno de ellos el cuchillo de lajubilaci¨®n.
Y es que nuestra Universidad, las cuatro paredes que quedan de ella, sigue amarrada a las normas burocr¨¢ticas, a los estatutos, reglamentos, plazos, escalafones, al sentido burgu¨¦s de la ?seguridad?, a los necios criterios vitalicios. As¨ª, en buena medida, contin¨²a siendo una merienda de funcionarios ap¨¢ticos que jam¨¢s establecer¨¢n la exclusiva primac¨ªa del trabajo y de la capacidad intelectual.
En cualquier caso, resulta injusta e incoherente la jubilaci¨®n de Aranguren, antifuncionario hasta la m¨¦dula, universitario y liberal de toda la vida, inconformista de toda la vida, joven de toda la vida. Los estudiantes van a perder a uno de los personajes m¨¢s interesantes de la Universidad: un intelectual que acept¨®, estudi¨® y trat¨® de compaginar -derrota incluida- el catolicismo, el marxismo y su acracia particular.
Pero es que, si la estructura acad¨¦mica se pone farruca, habr¨ªa que recordarle los a?os de docencia universitaria que le fueron robados a Aranguren por el franquismo, cuando le expuls¨® de la Universidad como a un delincuente. ?Qui¨¦n va a devolverle a Aranguren aquellos a?os? No hay m¨¢s que una f¨®rmula. Reb¨¢jensele, de su actual edad acad¨¦mica, ese n¨²mero de a?os robados y as¨ª podr¨¢ seguir sirviendo a la Universidad. Las centrales sindicales, exigen con raz¨®n el patrimonio que le fue incautado por el franquismo. ?Por qu¨¦ Aranguren no podr¨ªa exigir que le sea devuelto el patrimonio temporal que injustamente le arrebataron?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.