El "tanga": historia dram¨¢tica de una min¨²scula prenda de vestir
El tanga, la m¨¢s min¨²scula de las prendas de vestir en p¨²blico, tiene tras de s¨ª una excitante historia, que comienza en una isla del Pac¨ªfico y halla su punto culminante m¨¢s dram¨¢tico en la Espa?a de la Inquisici¨®n, donde una bella mujer, Yolanda Luccara, fue ejecutada en p¨²blico por usar y promocionar la citada prenda. La investigaci¨®n que ha conducido al descubrimiento de estos datos ha sido realizada por una periodista alemana interesada en la etnolog¨ªa del vestido.
Un documentado estudio etnol¨®gico en torno a una pieza de vestir, o mostrar, seg¨²n perspectivas, ha desvelado un viejo enigma de modistas y profanos. La periodista alemana Anja Bergelson, que presentar¨¢ este mes una obra sobre tan espinosa cuesti¨®n, afirma en su libro que el tanga no procede de Brasil, sino de la isla chilena de Santa d'Or, y adem¨¢s cuenta con una protom¨¢rtir: la espa?ola Yolanda Luccara, ejecutada en Madrid el 1 de abril de 1660 por lucir tan sugestiva prenda.La se?ora Bergelson ha revisado concienzudamente, durante dos meses, los documentos del peque?o archivo de Lacipo, capital de esta min¨²scula isla del Pac¨ªfico, situada entre las de Juan Fern¨¢ndez, al Sur, y las de San F¨¦lix y San Ambrosio,. al Norte. Si los documentos no mienten, Santa d'Or era un lugar apacible cuando llegaron los espa?oles. Sus h¨¢bitantes, que conservaban la prehist¨®rica cultura de los concheros, pueblos que hac¨ªan de los moluscos su principal sustento y decorado, recurr¨ªan tambi¨¦n a las conchas (tongos) para cubrir parcialmente el cuerpo femenino. Los pescadores isle?os estaban al corriente, por lo dem¨¢s, de una incidencia que se produc¨ªa en tierra: tambi¨¦n mediante conchas sus mujeres les informaban de lo que ocurr¨ªa en el poblado. Y no s¨®lo eso. Mientras regresaban a tierra los pescadores, sus esposas, desde la playa, les revelaban p¨²dicamente sus intenciones amorosas, o su estado f¨ªsico, cubriendo sus zonas corporales m¨¢s peculiares con caparazones de determinado color y especie, cada uno para un estado de ¨¢nimo e intenci¨®n diferentes.
Pero en 1640 acert¨® a naufragar por aquellos andurriales el espa?ol Y¨¢?ez Iglesias, que se propon¨ªa dar la vuelta al mundo en un velero en el que tambi¨¦n viajaba su hermosa mujer, la hispano-italiana Yolanda Luccara. El jefe de los concheros ofreci¨® su ayuda al espa?ol, pero a cambio de que le concediera algo que pedir¨ªan las mujeres de la isla. Estas exigieron que se les diese el tejido de las velas de la nave. Y¨¢?ez se vio obligado a trocar la aventura de la vuelta al mundo por el prosaico negocio de vender telas al por menor. Las isle?as se repartieron el tejido, y a las pocas horas, all¨ª donde antes luc¨ªan conchas, ahora luc¨ªan min¨²sculas prendas apenas mayores que los primitivos tongos anteriores a la colonizaci¨®n. La hermosa Yolanda, cautivada por aquel desfile de modelos, cedi¨® a la tentaci¨®n y se dot¨® de una prenda similar. Como pudo, Y¨¢?ez Iglesias regres¨® al continente y se estableci¨® en Salvador (Brasil), donde mont¨® un negocio de telas multicolores para la fabricaci¨®n de tongos, o tangas, como les llamar¨ªan los brasile?os. Aquel mismo a?o, Rembrandt y Vel¨¢zquez triunfaban en las cortes europeas con sus hermosas mujeres al natural o vestidas con ampulosos ropajes, respectivamente. Y¨¢?ez crey¨® llegado el momento de exportar su tongo-tanga a Europa, y se present¨® en Madrid con su esposa. Yolanda decidi¨® lucir la prenda ante un grupo de amigos. Enterada la Santa Inquisici¨®n, Y¨¢?ez y Yolanda hubieron de comparecer ante los jueces, que condenaron a ambos a ser ejecutados en la horca como ?personas inmorales? y ?promotores de graves esc¨¢ndalos p¨²blicos?. La sentencia se cumpli¨® el 1 de abril de 1660, delante del Palacio Real. Todav¨ªa en 1710 escribir¨ªa un misionero espa?ol que lleg¨® a Santa d'Or para evangelizar a los concheros que aquellas mujeres ?segu¨ªan empe?adas en lucir aquellos inmorales andrajos?.
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