Algo m¨¢s que la crisis de un partido
La primera idea-fuerza que debo transmitir me asalta en cuanto empiezo a pensar en la fase o momento pol¨ªtico por el que atraviesa el Partido de los Trabajadores, producto, como se sabe. de la fusi¨®n de ORT con el antiguo PT, es que cualquiera quesea la comprensi¨®n que se tenga acerca de su origen y antecedentes, naturaleza y efectos y hasta de las v¨ªas o caminos de soluci¨®n de la crisis que configura aqu¨¦llos, ha de convernirse en necesidad imperiosa de que salga inmediatamente a la luz p¨²blica, de que se airee, de que la gente no, s¨®lo la militante o muy allegada, opine y participe al nivel en que, cada uno pueda situarse.Porque hay que decir a los cuatro vientos que esta llamada crisis no es una crisis normal, sino un reflejo explicitado -por fin-, con notables ¨¢mbitos de claridad, de la situaci¨®n de crisis generalizada por la que. atraviesan las ideas revoluciona rias en los paises industriales del Occidente -especialmente europeo-; de la crisis sin fondo por la que discurre el desarrollo del marxismo en Europa, lo que, en mi opini¨®n, no es sino otra forma de decir lo mismo- y, naturalmente, por tanto en Espa?a; de la crisis, en fin, de identidad real de todos los partidos quese constituyeron y a¨²n se pretenden sinceramente de ?izquierdas? en los pa¨ªses desarrollados.
Quienes pretenden, dentro y fuera del PTE, referir y comprender la fase que atraviesa este partido a una lucha por el poder internamente desarrollada o incluso a una mera, confrontaci¨®n de dos l¨ªneas de actuaci¨®n pol¨ªtica distintas en su. proyecci¨®n futura, se equivocan de medio a medio, aun apresur¨¢ndose a decir que tambi¨¦n ¨¦stos son componentes del guiso a digerir.
Quienes consideran, d¨ªganlo, no lo digan o lo digan pero hagan lo contrario de lo que dicen, especialmente dentro del partido, que el punto de referencia esencial para comprender y proporcionar eventuales v¨ªas de soluci¨®n a la crisis desatada es la procedencia distinta de los militantes del partido, con las consiguientes e inevitables secuelas de inercias y adhesiones personales no racionalizadas; o, avanzando un poco m¨¢s, la actividad organizada de unos dirigentes, y sus seguidores que pretenden imponer sus ideas y hasta liquidar -propiciar la desaparici¨®n- el partido utilizando m¨¦todos legal y ¨¦ticamente inaceptables, se colocan en un nivel de comprensi¨®n y asimilaci¨®n racional del problema que, muy poco va a contribuir a la, misma existencia de este partido y, lo que es bastante m¨¢s importante, a la proyecci¨®n de un futuro fructif¨¦ro para el desarrollo de las ideas marxistas, de izquierdas, en nuestro pa¨ªs. Aunque, al igual que antes, no haya m¨¢s remedio que aceptar la realidad, la virtualidad efectiva de aquellos componentes.
Porque, en efecto, es preciso, en mi opini¨®n, referir la crisis de este partido a la que venimos aludiendo, a factores, en ¨²ltima instancia, que le son ajenos, seg¨²n mi criterio; es decir: si queremos encontrar cindible, entender lo que est¨¢ paven de fondo fundamental a los problemas concretos que aparecen a la vista es necesario, es imprescindible entender lo que est¨¢ pasando en nuestro entorno social, de lo que aqu¨¦lla es fiel reflejo.
Derrotas populares
Y es que tanto las aut¨¦nticas derrotas infligidas en los ¨²ltimos tres o cuatro a?os (periodo de transici¨®n fundamentalmente) a un movimiento obrero y popular re¨ªvindicativo y ?poitizado? -en el mejor sentido de la palabra-, en auge hasta entonces en el Estado espa?ol, como las trascendentales secuelas de desmoralizaci¨®n y abandono por vanguardias y hasta masas de su ilusi¨®n y esp¨ªritu de lucha para avanzar; tanto la ofensiva econ¨®mica, cultural y pol¨ªtica de la burgues¨ªa espa?ola como su casi absoluta consolidaci¨®n actual en la dominaci¨®n de los instrumentos ofensivos y de control necesarios a ella; tanto el triunfo de las posiciones reformistas como el correlativo fracaso de las m¨¢s consecuentemente ?revolucionarias? o de izquierdas simplemente; as¨ª el masivo avance de las ideas dominantes sobre el modelo de sociedad de corte ?occidental? o ?europeo? a quedebemos necesariamente aspirar los espa?oles -por mas que presente ?defectos?, contradicciones o crisis ?asimilables? y superables en el futuro, que han calado r¨¢pida, profunda e inesperadamente para nosotros- en todas las clases y capas sociales de Espa?a, como el correspondiente fracaso y abandono, antes de nacer, de una idea alternativa de ?modelo? de sociedad que jam¨¢s produjo la izquierda en Espa?a -ni por supuesto el marxismo espa?ol y europeo- ni, en consecuencia, populariz¨®, ya, que ni siquiera exist¨ªa, repito; es que, digo, son estos, y algunos m¨¢s, los aut¨¦nticos factores determinantes de la situaci¨®n por la que atraviesa hoy el PTE. Es el triunfo, en perspectiva de progresivo afianzamiento, de la ideolog¨ªa y pol¨ªtica de las clases dominantes de Espa?a y Europa, que ha encarrilado a las masas europeas en l¨ªneas regresivas de ?avance? con unas u otras peculiaridades, el que configura verdaderamente la crisis del PTE.
La l¨ªnea radicalY es en este marco en el que hay que entender el mismo ?nacimiento? de una nueva l¨ªneapol¨ªtica propuesta por algunos dirigentes de ese partido, de signo o corte ?radical?, asentada en la constataci¨®n -bastante realista y aprovechable en consecuencia, a mi juicio- de la realidad de la grav¨ªsima marginaci¨®n y desarraigo en que aquellos factores han- conseguido. colocar las ideas y opciones pol¨ªtitas estrat¨¦gicas y t¨¢cticas que el PTE representa en Espa?a, situaci¨®n-trasunto del lugar en el que los pa¨ªses occidentales, sin excepci¨®n conocida, han conseguido ubicar a lo que se suele llamar el marxismo-leninismo en sus respectivas zonas.
Por eso cuando ahora, en el seno de este partido, se habla de la necesidad de propiciar un amplio debate que vaya delimitando las v¨ªas de ?salida? de esta situaci¨®n cr¨ªtica, es imprescindible advertir a sus dirigentes y militantes si piensan en un futuro no ya s¨®lo para este partido, sino para las ideas marxistas, de izquierdas en nuestro pa¨ªs, que ?salir? de esta crisis implica mucho m¨¢s que poner coto a determinadas actividades calificadas como liquidacionistas e incluso que discutir internamente sobre documentos pol¨ªticos que representen proyectos sustancialmente distintos. Implica necesariamente tratar de esbozar, desde ya, caminos que puedan, en su desarrollo, ir dando respuesta a los mil y un problemas de esta sociedad para los que no los hemos tenido, ni el marxismo de los ¨²ltimos cincuenta a?os los ha dado en Europa.
Hago desde aqu¨ª, por ¨²ltimo y en consecuencia, un ferviente llamamiento a todos, en especial a mis compa?eros profesionales de izquierdas, con quienes tantas batallas he librado conjuntamente, con quienes tanto me une, para que, haciendo un esfuerzo por mirar un poco m¨¢s all¨¢ del propio desencanto y desconfianza que a todos, justamente, nos anega, nos sintamos aludidos, interpelados por el aut¨¦ntico vac¨ªo de futuro que hoy por hoy refleja esta crisis a que me refiero, porque a todos nos afecta, y que irrumpamos en ella con nuestras ideas, nuestras cr¨ªticas, nuestras intuiciones y razonamientos; los que, en fin, empiecen a bullir colmando aquel vac¨ªo que amenaza el porvenir de las ideas progresistas en este pa¨ªs, y no s¨®lo la continuidad o no de tal o cual grupo pol¨ªtico partidista.
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