Las diferencias con Turqu¨ªa sobre el Egeo y Chipre, obst¨¢culos para la reintegraci¨®n de Grecia en la OTAN
Cada jueves, a las cuatro y media de la tarde, un Boeing 737 de la compa?¨ªa belga Sabena despega de Atenas con destino a Estambul. El comandante, Walther Kongs, informa a los pasajeros, que ocupan todos los asientos del aparato, de la trayectoria que seguir¨¢ este vuelo 835 a diez mil metros de altura sobre el mar Egeo, la isla griega de Lesbos, la costa turca de Anatolia y, dejando a la izquierda los Dardanelos, sobre el mar de M¨¢rm¨¢ra, ya en el descenso hacia Estambul.Hace menos de dos meses, este vuelo semanal de Sabena hubiera sido imposible. La apertura, del espacio a¨¦reo entre Grecia y Turqu¨ªa para la aviaci¨®n civil internacional se produjo el pasado 23 de febrero, en lo que ambos pa¨ªses definen como un ?gesto de buena voluntad?. Durante los ¨²ltimos seis a?os, volar de Grecia a Turqu¨ªa, o viceversa, era una empresa poco menos que her¨®ica, en la que se invert¨ªan m¨¢s horas que en un transatl¨¢ntico, a causa del cierre del espacio a¨¦reo del Egeo desde la crisis de Chipre, en el verano de 1974.
La soluci¨®n de este problema, aun con ser un buen augurio, no significa, sin embargo, que los contenciosos que enfrentan a los dos pa¨ªses miembros de la OTAN est¨¦n pr¨®ximos a resolverse. La cuesti¨®n pol¨ªtica de Chipre y la disputa, esencialmente econ¨®mica, sobre las aguas territoriales en el mar Egeo contin¨²an separando a Atenas y Ankara, a pesar de todas las llamadas a la concordia hechas desde la Alianza Atl¨¢ntica y desde Washington.
La disputa sobre este "mar griego limitado por una costa turca", en el que puede haber petr¨®leo y otras riquezas minerales, se ha extendido al funcionamiento militar de la OTAN y es la causa de que Atenas haya rechazado ya varias ofertas de reintegraci¨®n a la rama militar de la Alianza, que abandon¨® tras la crisis de Chipre y la ca¨ªda de la dictadura de los coroneles.
De acuerdo con la convenci¨®n de Ginebra de 1958, Grecia, con sus cerca de tres mil islas en el Egeo, tiene unas aguas territoriales que se extienden a una tercera parte del mar entre los dos pa¨ªses, mientras que Turqu¨ªa tiene derecho a s¨®lo un 9% y el resto del Egeo, un 56% aproximadamente, se considera como aguas internacionales.
"Un lago griego"
En Ankara se rechaza rotundamente la idea de que el mar Egeo es ?un lago griego? y se insiste en la voluntad de negociar con Atenas. Turqu¨ªa no reconoce la convenci¨®n de Ginebra sobre derecho mar¨ªtimo y alega que las islas griegas del este del Egeo son, en realidad, prolongaciones de la plataforma continental de Anatolia, por lo que exige un reparto m¨¢s equitativo de las aguas territoriales. Adem¨¢s, me comenta un funcionario gubernamental en Ankara, si Grecia obtiene en la Conferencia del Mar de la ONU derecho a ampliar de seis a doce millas las aguas territoriales de sus islas, podr¨ªa bloquear el acceso turco a las rutas navales del Egeo y te¨®ricamente, impedir, incluso, la comunicaci¨®n entre por ejemplo, Estambul y Esmirna, la primera y tercera, respectivamente, de las ciudades turcas.
Si en algo coinciden los partidos pol¨ªticos griegos es el el tema del Egeo. Un portavoz del Movimiento Socialista Panhel¨¦nico (PASOK), de Andreas Papandreu, se mostraba rotundo la semana pasada: ?No hay nada que discutir con los turcos sobre este asunto. El mero hecho de sentarse a una mesa con un pa¨ªs subimperialista y expansionista como es Turqu¨ªa supone ya entrar en la l¨®gica de ceder cosas, algo a lo que no estamos dispuestos.?
El conflicto alcanz¨® proporciones verdaderamente alarmantes en el verano de 1976, cuando los turcos anunciaron su intenci¨®n de enviar un barco equipado para la exploraci¨®n submarina y la b¨²squeda de yacimientos petrol¨ªferos, el Sismik-1, a aguas del Egeo de soberan¨ªa griega. Atenas acudi¨® entonces al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al Tribunal y Internacional de Justicia de La Haya (que m¨¢s tarde se declarar¨ªa incompetente para resolver la disputa) y el Gobierno de Caramanlis se mostr¨® dispuesto a "emplear la fuerza, si es necesario", para impedir al barco turco el realizar prospecciones petrol¨ªferas en un mar en el que, seg¨²n los hallazgos efectuados en la isla griega de Tasos, es muy posible que existan cantidades importantes de petr¨®leo.
Desde entonces, y pese a las entrevistas que han contribuido a suavizar la tensi¨®n entre los dos pa¨ªses, como la mantenida en Montreux (Suiza), en marzo de 1978, por los primeros ministros Caramanlis y Ecevit, el problema del Egeo ha seguido dominando el comportamiento de Atenas y Ankara en pol¨ªtica exterior, especialmente de cara a sus relaciones con la Alianza Atl¨¢ntica.
El golpe contra Makarios
Antes del golpe de Estado contra el arzobispo Makarios, urdido por los coroneles griegos, y de la consiguiente invasi¨®n turca del norte de Chipre, en julio de 1974, las fuerzas armadas griegas y turcas estaban integradas en la estructura de mando de la OTAN a trav¨¦s de un general norteamericano basado en la ciudad costera de Esmirna, en Turqu¨ªa, que depend¨ªa directamente del mando sur aliado, en N¨¢poles.
Despu¨¦s de que el reci¨¦n formado Gobierno de Caramanlis Se retirara de la rama militar de la Alianza, en agosto de 1974, alegando que su pertenencia a la misma no hab¨ªa servido ni para impedir el golpe de Estado derechista de 1967 ni la invasi¨®n turca de Chipre, y que, por tanto, "s¨®lo podemos contar con nuestras propias fuerzas", la jefatura de la OTAn en el Egeo reside en un general turco, basado tambi¨¦n en Esmirna, con mando exclusivo sobre tropas turcas. En las largas y est¨¦riles negociaciones para la reincorporaci¨®n de Atenas a la estructura militar de la Alianza, los griegos han exigido, un sistema de mando an¨¢logo, que deje a las fuerzas griegas bajo las ¨®rdenes de un general griego basado en Sal¨®nica o, quiz¨¢, en Larissa.
"Cualquier concesi¨®n a los turcos de jefatura militar, influencia pol¨ªtica o econ¨®mica en el mar Egeo supone una cesi¨®n de nuestra soberan¨ªa sobre las islas, y un cambio en el status quo que Turqu¨ªa ha aceptado durante los ¨²ltimos treinta a?os", comenta acaloradamente un diplom¨¢tico griego, para quien no cabe la menor duda de que el derecho internacional apoya las tesis de Atenas, y buena prueba de ello es que Ankara no quisiera acudir en su d¨ªa al Tribunal de La Haya.
Soluci¨®n pac¨ªfica y amistosa
En su despacho de Ankara, el secretario general del Partido de la Justicia, en el poder, Nahit Mentese, declaraba esta semana a EL PAIS: ?Nosotros apoyamos el retorno de Grecia al mando militar integrado de la OTAN. El problema del mar Egeo es un viejo contencioso entre nuestros dos pa¨ªses, que queremos resolver de forma pac¨ªfica y amistosa. Hemos mostrado nuestra buena voluntad al levantar, unilateralmente, el Notam 714 y permitir as¨ª la apertura del espacio a¨¦reo del Egeo a la aviaci¨®n civil. Ahora le toca a Atenas hacer un movimiento en este juego.? En cualquier caso, se encargan de puntualizar otros miembros del partido gubernamental, este gesto no significa que Turqu¨ªa vaya a renunciar a sus "justas reivindicaciones en el Egeo?.
Washington, atrapado entre esta nueva versi¨®n de Scila y Caribdis, ha intentado, infructuosamente, guardar distancias y conseguir un acuerdo entre las partes en conflicto. El embargo en la venta de armas a Turqu¨ªa, impuesto por el Senado norteamericano tras la invasi¨®n de Chipre, fue finalmente levantado en 1978. La p¨¦rdida de las estaciones de espionaje electr¨®nico en Ir¨¢n y el incremento de la tensi¨®n en el llamado ?arco de la crisis?, han reforzado la importancia estrat¨¦gica de Turqu¨ªa para Occidente y el primer ministro turco, Suleyman Demirel, ha hecho alusi¨®n directamente a ese valor estrat¨¦gico a la hora de pedir la ayuda a los paises occidentales para la maltrecha econom¨ªa turca.
Estados Unidos negoci¨® a dos niveles diferentes durante todo el a?o pasado: acuerdo bilateral con Turqu¨ªa para la utilizaci¨®n de bases militares y estaciones de comunidaci¨®n y espionaje electr¨®nico por un lado, y plan de reincorporaci¨®n de Grecia al mando militar integrado de la OTAN, por otro. La primera de estas negociaciones alcanz¨® un final, relativamente feliz el pasado 29 de marzo, cuando el embajador norteamericano en Ankara, James Spain, y el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hayrettin Erkmen, firmaron el nuevo pacto, en el que se incluye una importante ayuda econ¨®mida de Washington a Turqu¨ªa, se regula la utilizaci¨®n de una docena de instalaciones militares en suelo turco y se declara que la cooperaci¨®n entre los dos pa¨ªses se limitar¨¢ al ?marco de la OTAN ?. Los medios informativos griegos calificaron el pacto como ?altamente ventajoso? para Turqu¨ªa.
La negociaci¨®n con Atenas, no menos secreta y compleja, ha tenido resultados negativos. El llamado ?,plan Rogers? para la reincorporaci¨®n de Grecia a la rama militar de la OTAN ha sido rechazado por el Gobierno griego. Este plan constaba de nueve puntos, y distribu¨ªa en tres ¨¢reas (griega, turca y norteamericana),el espacio a¨¦reo del Egeo, seg¨²n revel¨® diario ateniense To Vima a mediados de marzo. Las zonas de operaciones detalladas en el plan para las fuerzas griegas y turcas en el mar Egeo fueron consideradas como ?inaceptables? por el Gobierno de Constantino Caramanlis. La mera posibilidad de que, con el sistema de task forces propuesto por Rogers, unidades navales mixtas pudieran quedar bajo mando de un oficial turco provoca escalofr¨ªos en Atenas.
Fracaso del "plan Rogers"
Tras numerosas negociaciones y visitas a las capitales de los pa¨ªses en conflicto, el general Rogers admiti¨®, aparentemente, a primeros de este mes, el fracaso de su plan, aunque se mostr¨® dispuesto a seguir trabajando por el acercamiento entre Greia y Turqu¨ªa.
Cerrada por el momento la v¨ªa de la reincorporaci¨®n griega al mando militar integrado de la Alianza Atl¨¢ntica, Washington parece dispuesto a recurrir al pacto bilateral con Atenas. Un acuerdo sobre utilizaci¨®n de cuatro bases militares en Grecia (dos en Creta y dos cerca de Atenas), que hab¨ªa sido rubricado en 1977, podr¨ªa ser ahora firmado oficialmente. Claro que los griegos, que han acusado a Estados Unidos de favorecer a Turqu¨ªa, exigir¨¢n un trato an¨¢logo y contrapartidas pol¨ªticas y econ¨®micas.
Un d¨ªa despu¨¦s de que el general Rogers informase a Luns del fracaso de su plan, el secretario general de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim, reconoc¨ªa tambi¨¦n el fracaso de los intentos mediadores de la ONU en Chipre, el otro gran contencioso entre Ankara y Atenas. Waldheim critic¨® la intransigencia de las partes en conflicto e hizo un nuevo llamamiento a la negociaci¨®n entre turcos y grecochipriotas.
La impotencia de Washington para mediar satisfactoriamente en la disputa sobre el mar Egeo o en el conflicto de Chipre era apuntada en un informe, preparado para el Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano, hecho p¨²blico a primeros de abril. Preparado por Hans Binnendijk y Alfred Friendly, el estudio se?ala que, Turqu¨ªa est¨¢ al borde de la dictadura militar o de la anarqu¨ªa, que el tema de Chipre es pr¨¢cticamente irresoluble y apunta la posibilidad de que se celebren elecciones anticipadas en Grecia que conduzcan a un triunfo de los socialistas del PASOK.
Esta ¨²ltima posibilidad es causa de profunda inquietud en Washington. Si el primer ministro Caramanlis decide finalmente, dentro de unos d¨ªas, presentarse a las elecciones para la presidencia de la Rep¨²blica, el PASOK podr¨ªa acabar forzando la celebraci¨®n de nuevos comicios legislativos antes de 1981 y, seg¨²n el informe, ¨¦stos podr¨ªan dar el poder a Andreas Papandreu.
?No s¨®lo no somos partidarios de la reintegraci¨®n de Grecia en el mando militar integrado de la OTAN, sino que defendemos la salida tambi¨¦n de la rama pol¨ªtica?, dice en Atenas Michel Coutouzis, del departamento de relaciones exteriores del PASOK. ?Hasta ahora la OTAN ha apoyado a Turqu¨ªa, ?por qu¨¦ hemos de seguir en una alianza militar que perpet¨²a la pol¨ªtica de bloques y pone en peligro nuestra seguridad? Estamos por un Mediterr¨¢neo neutral y libre, sin fuerzas militares de las grandes potencias?, a?ade.
?Estados Unidos -conclu¨ªa el informe del Senado norteamericano- no tiene f¨¢cil un camino intermedio en estas disputas. ?
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