El encuentro con L¨ªster en Berl¨ªn
Habiendo le¨ªdo en Ya del d¨ªa 27 la Carta abierta del se?or Augusto Ass¨ªa, prepar¨¦ una respuesta; m¨¢s al d¨ªa siguiente, antes de poner ¨¦sta en Correos, leo otra carta del mismo se?or sobre el mismo tema, y me dicen que peri¨®dicos de Catalu?a y Galicia tambi¨¦n publican otras o las mismas.
Dice en una de sus cartas: ?Si alguien le preguntara tan s¨®lo a este trapisondista que donde viv¨ªa yo en Berl¨ªn, con qui¨¦n y cu¨¢ndo estuvo en mi casa, ?qu¨¦ contestar¨ªa??
La respuesta es sencilla. Llegue a Berl¨ªn el d¨ªa 3 de septiembre de 1932; me present¨¦ en la direcci¨®n del contacto de la Internacional Comunista, que era una tienda de comestibles, donde me hicieron esperar varias horas en una habitaci¨®n, hasta que vino un enlace del aparato de la lC que, tras comprobar mi identidad, me llev¨® a un magnifico piso, que result¨® ser el domicilio de Felipe, donde viv¨ªa con su esposa —as¨ª me la present¨®—, hija de un diputado socialdem¨®crata alem¨¢n.
En ese piso viv¨ª durante los quince d¨ªas que permanec¨ª en Berl¨ªn y ocurrieron las escenas a las que me refiero en mis memorias: ?La primera noticia sobre esta situaci¨®n en la direcci¨®n del partido (me refiero en estos p¨¢rrafos a las discusiones habidas posteriormente en Mosc¨²) la tuve en Berl¨ªn, en casa de Felipe Fern¨¢ndez Armesto, paisano y camarada de partido en esa ¨¦poca y que hoy es conocido en los medios period¨ªsticos bajo el nombre de Augusto Assia. Los quince d¨ªas que estuve en Berl¨ªn viv¨ª en su casa, y all¨ª llegaron, en viaje para Mosc¨², Bullejos, que era el secretario del partido: Adame y Vega, miembros del Bur¨® Pol¨ªtico. Al comienzo me qued¨¦ extra?ado de que hablaran delante de Armesto y de m¨ª de la grave situaci¨®n en la direcci¨®n del partido y de las discrepancias con la lC; pero luego me di cuenta de que Armesto estaba de lleno en el "ajo", pues era ¨¦l el enlace intermedio entre ellos tres y Le¨®n Trilla, que en ese per¨ªodo era delegado del partido espa?ol en la Internacional Comunista.?
A esto deseo agregar hoy que, estando de visita los tres personajes citados en casa de Armesto, lleg¨® Hurtado, que tambi¨¦n era del Bur¨® Pol¨ªtico, pero del bando contrario, y que regresaba de Mosc¨² hacia Espa?a, y me sorprendi¨® enormemente ver que ni siquiera se saludaban. Yo, en esa ¨¦poca, estaba en la luna en cuanto a lo que suced¨ªa en la direcci¨®n del partido.
Ahora, el que no estaba en la luna, sino con los pies bien en tierra y desempe?ando el papel de funcionario de la IC en Berl¨ªn y el de agente doble, y puede ser triple, era Felipe Fern¨¢ndez Armesto. Pero, ?es que dej¨® de jugar un cierto doble —por lo menos— papel alguna vez? De no ser as¨ª, ?por qu¨¦ ese inter¨¦s en querer ocultar ciertas actividades de su juventud?
(Secretario general del Partido Comunista Obrero Espa?ol, PCOE)
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