Estreno, de "A modo de concierto" de Luis de Pablo

O no hubo suficiente comunicaci¨®n entre director y profesores durante los (quiz¨¢) escasos ensayos para programa tan heterog¨¦neo, o el justo gesto del maestro Amy no persigue honduras ni sutilezas sonoras que den especial atractivo a la Sinfon¨ªa, de C¨¦sar Franck; el caso es que lo escuchado el viernes no tuvo caracteres de ?versi¨®n?, sino de rutinaria ?lectura?. El concierto se hab¨ªa abierto con el Adagio, del propio Amy, una p¨¢gina con cierta extensi¨®n que parece buscar la coherencia formal en las relaciones puramente f¨ªsicas (t¨ªmbricas) de los sonidos de la amplia orquesta: m¨²sica sensitiva y superficial en el sentido, no necesariamente peyorativo, de querer quedarse en el goce inmediato de sus sones.Por primera vez en Madrid, se dio A modo de concierto, de Luis de Pablo, obra de 1976. El compositor bilba¨ªno no s¨®lo est¨¢ hoy en gran momento creador, sino que su caracter¨ªstica inquietud consigue que obras de hace tan s¨®lo cuatro a?os parezcan lejanas, a la vista de cu¨¢n diferentes de planteamiento son sus producciones m¨¢s recientes. A modo de concierto responde bien a su t¨ªtulo, pues recrea, una vez m¨¢s en nuestra m¨²sica contempor¨¢nea, la disposici¨®n instrumental del concerto grosso, al contraponer un concertino (percusi¨®n dividida en tres bloques: metales, l¨¢minas y membranas) a un grupo orquestal basado en cuerdas, con el ?toque? colorista y expresivo que proporcionan dos percusionistas m¨¢s y un piano y una celesta tratados muy originalmente. En ning¨²n momento la percusi¨®n ?atruena?: se trata de un trabajo presidido por la delicadeza sonora, en el cual se le exige al solista fina sensibilidad musical, tanto cuanto habilidad y dominio de ejecuci¨®n. Y as¨ª, otra vez, pudimos comprobar la alta categor¨ªa de m¨²sico que hay en Enrique Ll¨¢cer, Regol¨ª, el virtuoso percusionista alcoyano, que fue ovacionado con fuerza. Volviendo a la obra, digamos que la intervenci¨®n del solista frente a cada una de las familias percusivas mencionadas, impone un curso en tres movimientos, con coda apoyada de nuevo en los metales.

Rafael Orozco toc¨® en gran maestro el ¨²ltimo Concierto para piano y orquesta, de Mozart. Con notoria concentraci¨®n en su quehacer, dio un curso ejemplar de adecuaci¨®n al estilo dieciochesco.