Recontrarr¨¦plica
Pero ?a d¨®nde vamos a ir a parar si los cerros de Ubeda se convierten con tanta facilidad en monta?as? Porque quise aclarar que el ?oportunismo? de que me acusaba el se?or Augusto Ass¨ªa no era tal, sino consecuencia conmigo mismo, en lugar de leer las excusas profesionales que cab¨ªa esperar del pundonor profesional del se?or Ass¨ªa a sus lectores por haberlos informado sin informarse previamente y a m¨ª por haberme difamado, me veo obligado a quitarme unas comillas con que me han obsequiado durante a?os los comunistas y que ahora me regala el se?or Ass¨ªa al llamarme ?historiador? (EL PAIS del 9 de abril).Me habr¨ªa podido ahorrar este trabajo si el se?or Ass¨ªa leyera el diario en que me amalgam¨® -procedimiento estaliniano si lo hay- con los asesinos de mis mejores amigos, los comunistas. Porque el 30 de marzo, en La Vanguardia, de Barcelona, sali¨® una carta puntualizando las fuentes de lo que Augusto Ass¨ªa niega con tanta indignaci¨®n como malos modales, que debe creer que le permiten su veteran¨ªa.
Dec¨ªa el se?or Ass¨ªa que Franco prest¨® un servicio a Espa?a al librarla de caer en manos de gentes como yo. Supongo, pues, que un franquista como Eduardo Com¨ªn Colomer, que recogi¨® sus datos de los archivos de la polic¨ªa a la que perteneci¨®, debe merecerle confianza. Pues bien, ese se?or, en su libro Historia del Partido Comunista de Espa?a, dice que Felipe Fem¨¢ndez Armesto fue uno de los firmantes del manifiesto fundacional del Socorro Obrero Espa?ol, organizaci¨®n sat¨¦lite del PCE. Desde 1967 han transcurrido trece a?os y el se?or Ass¨ªa nunca desminti¨® esta afirmaci¨®n. Cabe, pues, suponer que deb¨ªa haber algo de verdad en ella. Tampoco desminti¨® la de L¨ªster, publicada en 1977, seg¨²n la cual era el enlace entre Bullejos y Trilla, cuando viv¨ªa en Berl¨ªn (no en Ginebra, como err¨®neamente cita Umbral). Y tampoco desminti¨® a P¨ªo Baroja cuando en sus memorias cuenta que Fern¨¢ndez Armesto le ped¨ªa que firmase manifiestos patrocinados por el PCE.
Todo esto lo public¨® el diario barcelon¨¦s. Ahora el se?or Ass¨ªa insiste en que es una patra?a m¨ªa. Con la ventaja de que, viviendo en Madrid, puede contestar al d¨ªa, cuando el lector se acuerda a¨²n de qu¨¦ se trata, mientras que yo tengo que contar con las demoras del correo -cada d¨ªa mayores- y recordar a los lectores todo el asunto, si no quiero que me tomen por un despistado.
A un hombre que en medio siglo no cambi¨® de camisa, el se?or Ass¨ªa lo llam¨® despistado. A uno que cita sus fuentes de informaci¨®n, lo llama ?historiador? con comillas. A uno perseguido por los comunistas lo amalgama con L¨ªster. ?C¨®mo habr¨¢ que llamar a un periodista veterano que no se toma la molestia de informarse antes de escribir y que no desmiente lo que a ¨¦l se refiere cuando se publica en libros y que cuando aparece en peri¨®dicos lo utiliza como medio para darse una excursi¨®n por los cerros de Ubeda? Ya que el se?or Ass¨ªa es tan aficionado a calificar, le dejo a ¨¦l el cuidado de encontrar calificativo para esa conducta, con la seguridad de que no volver¨¦ a hacer perder el tiempo a sus lectores con una nueva respuesta. /
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