"La Espa?a necesaria"
He le¨ªdo en el n¨²mero del pasado domingo de EL PAIS la cr¨ªtica supuesta que Jos¨¦ Vidal hace del libro de Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez La Espa?a necesaria. Y como en ella el desasosegado cat¨®n expresa algunas reticencias que en buena parte me conciernen, saldr¨¦ a su paso con brev¨ªsimas apostillas.El ?¨ªndice de nombres? que acompa?a al libro de Ord¨®?ez, y sobre el que pesan desproporcionadas censuras de Vidal, no ha sido hecho por el autor de La Espa?a necesaria, sino que fue un encargo de la editorial a un tercero. Eso es lo normal en este tipo de trabajo. A lo largo de mi experiencia en el mundo de los libros esa ha sido la regla. Conozco, despu¨¦s de tantos a?os, dos o tres excepciones; por ejemplo, Julio Caro Baroja, Roberto Mesa y Ellas D¨ªaz son autores que han hecho siempre en sus libros esa ingrata tarea. Por mi parte, hice lo mismo en la edici¨®n de los discursos de Besteiro, publicada hace unos a?os.
Vidal tampoco est¨¢ de acuerdo con la dosificaci¨®n de fotograf¨ªas incorporadas a la Espa?a necesaria, y para decir que no le gusta el tema -los motivos y su proporci¨®n- emplea una iron¨ªa muy peculiar, a la que aplasta sin embargo el cabreo con que ha hojeado este libro. Tampoco en esa cuesti¨®n ha tenido nada que ver el autor. Los editores acostumbran a seleccionar el material gr¨¢fico de acuerdo con criterios muy personales, mercantiles, etc¨¦tera, donde s¨®lo se espera del autor un encogimiento de hombros. Cualquiera que se haya asomado al mundo de los libros sabe esto. Yo estoy muy satisfecho de haber incluido dos fotograf¨ªas sobre Dionisio Ridruejo, amigo inolvidable, que tanto honr¨® a Vidal y a m¨ª mismo, entre otros muchos.
Tampoco gustan a Vidal las ?citas? con que Ord¨®?ez salpica su escrito. Esto me parece una censura balad¨ª. Desde que se invent¨® el punz¨®n y la pluma, miles de escritores han hecho otro tanto. El argumento de autoridad es, para m¨ª, un rasgo de humildad. Puedo asegurar que la mayor parte de las citas han sido comprobadas por m¨ª durante la lectura de un original de interpretaci¨®n ?paleogr¨¢fica? dif¨ªcil. En otras no pude lograr la verificaci¨®n por falta de los textos de que hab¨ªan salido, dos o tres en realidad. Desde luego, pocas veces he visto unas p¨¢ginas m¨¢s acribilladas de rasgos de bol¨ªgrafo que los libros le¨ªdos por Ord¨®?ez.
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"La Espa?a necesaria"
Viene de p¨¢gina 11Como un lector m¨¢s de La Espa?a necesaria, me parece este un libro que nada tiene que ver -salvo en el parentesco- con la "politicolog¨ªa", los estudios pol¨ªticos de laboratorio. Me parece m¨¢s bien un texto sobre la Espa?a de este momento, una obra de buena voluntad, realizada desde unos supuestos ideol¨®gicos -claro-, y una obra en la que podr¨¢n concurrir seguramente -lo destaca Vidal- las tres o cuatro alas de UCD, pero tambi¨¦n muchos socialistas, incluso gentes de m¨¢s all¨¢, y desde luego un buen n¨²mero de ese cincuenta por ciento a quien la democracia catec¨²mena no ha visto hasta ahora acercarse a las mesas electorales. Para tranquilidad de Vidal y sus futuras empresas, La Espa?a necesaria no es una obra que trate de levantar ninguna bandera, sino un libro de lectura muy provechosa para todos los que quieran hacer que este pa¨ªs abandone su esforzado intento de salir adelante por el canuto del embudo y, volviendo la espalda, busque, de una vez por todas, la boca ancha del peregrino artefacto./
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