Jean Paul Sartre

Un hombre al que no he conocido ni personalmente ni a trav¨¦s de sus obras y, sin embargo, siento su p¨¦rdida. Quiz¨¢s s¨®lo sea como consecuencia del t¨ªtulo que acompa?aba la noticia: ? Padre del existencialismo contempor¨¢neo?. Esta frase, de alguna manera, ha logrado conectar conmigo de una forma brutal. La sensaci¨®n de haber perdido algo m¨ªo, algo que intu¨ªa rercano a m¨ª. Mi reacci¨®n impulsiva ha sido lanzarme en pos de una librer¨ªa en donde he adquirido algo suyo, algo que me haga estar m¨¢s cerca de ¨¦l, ahora que est¨¢ muerto. Compr¨¦ dos libros (me hubiese gustado comprarlos todos, pero mi raz¨®n me hizo ver que era un absurdo).Y tengo prisa, voy falto de tiempo, quiero alcanzar el tiempo perdido y, sin embargo, llego tarde, como la mayor¨ªa de las veces. Es como tener ante t¨ª un pastel y atragantarte al primer mordisco.

Sin embargo, a lo que con certeza nunca llegar¨¦ tarde es a darle las gracias, a tenerlo presente en mi memoria. Ella no entiende ni de presentes ni de futuros. Que queden, pues, estas l¨ªneas como testimonio de alguien que, como yo, siente en su carne la p¨¦rdida de algo que ni tan siquiera lleg¨® a conocer.

Y as¨ª, como existe el homenaje al soldado desconocido, rindo yo, a t¨ªtulo personal, el m¨ªo, como hombre desconocido que soy, a ese hombre que fue, es y ser¨¢ Jean Paul Sartre. /